XII Encuentro de Poetas del Mundo Latino 


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El Encuentro de Poetas del Mundo Latino inició en México en 1986. Tras algunas interrupciones y mudanzas, se lleva a cabo en Morelia, Aguascalientes y San Luis Potosí. En general, los encuentros, festivales literarios y las ferias de libros dejan un buen sabor de boca a quienes los organizamos, porque se ha trabajado mucho en su realización, y aunque la asistencia de un público lector sea nula –con frecuencia el auditorio se limita a los mismos invitados que leerán en la siguiente mesa–, nos sentimos relativamente satisfechos porque no hubo grandes catástrofes y llegó la mayoría de los participantes. No queremos reconocer que los eventos de poesía siguen reduciendo su auditorio y con ocho personas enfrente nos consolamos pensando que la poesía es así, sectaria y difícil, para un público poco numeroso pero exigente.

XII Encuentro de Poetas del Mundo Latino

 

 

Ana Franco Ortuño

El Encuentro de Poetas del Mundo Latino inició en México en 1986. Tras algunas interrupciones y mudanzas, se lleva a cabo en Morelia, Aguascalientes y San Luis Potosí. En general, los encuentros, festivales literarios y las ferias de libros dejan un buen sabor de boca a quienes los organizamos, porque se ha trabajado mucho en su realización, y aunque la asistencia de un público lector sea nula –con frecuencia el auditorio se limita a los mismos invitados que leerán en la siguiente mesa–, nos sentimos relativamente satisfechos porque no hubo grandes catástrofes y llegó la mayoría de los participantes. No queremos reconocer que los eventos de poesía siguen reduciendo su auditorio y con ocho personas enfrente nos consolamos pensando que la poesía es así, sectaria y difícil, para un público poco numeroso y exigente.

Los últimos tres meses asistí a varios eventos con estas características. El ánimo decae inevitablemente y me cuestiono el sentido o las maneras en que deberíamos coordinar y convocar, o más difícil aún, generar lectores; si habrá solución, si seremos capaces quienes nos dedicamos a este ‘negocio’ de integrarnos a una realidad, no forzosamente mercantil, pero sí numéricamente honrosa. En un mundo en que todo se cuenta por cientos de miles, tener tres auditorios en eventos distintos y diferentes ciudades, con un puñado de personas enfrente no es un mal sueño, es indicador de que algo no está bien.

Entonces me tocó cubrir el XII EPML. Y me volvió el alma al cuerpo. Debe ser que el Encuentro luego de doce emisiones y a 24 años de su creación ha generado una expectativa en el público (que está a espera de algo que le interese en algún lugar); o que la organización está verdaderamente comprometida con el evento y le preocupa tanto la calidad de los participantes como de los espacios en que se lleva acabo, y se encarga de un itinerario poco abusivo con una oferta mixta de voces. También es verdad que la mancuerna Marco Antonio Campos – Sanda Racota funciona de maravilla y cada uno cumple a cabalidad con las características del buen anfitrión; y se suma el apoyo de los gobiernos y las instituciones participantes. Todos estos ingredientes permiten que Mundo Latino sea uno de los mejores festivales de poesía en América Latina.

En la rueda de prensa de Tiripetío se dijo que estos eventos son importantes en tanto que reúnen escritores de distintos países que discuten e intercambian ideas sobre la situación de la educación, la cultura y la literatura, en sus lugares de origen y residencia. Los intercambios de ideas se llevan a cabo de manera informal en la mesa, luego de las lecturas. Si no damos cuenta de ello quienes somos testigos de estas charlas, quién sabe si la discusión tenga sentido. En general, el medio es pequeño y uno va reconociendo a quienes ha visto y oído o leído en situaciones similares; y conociendo a los que no. Una noche me tocó platicar con algunos poetas 'jóvenes' del país: Iván Trajo, Frank Meza, Mijail Lamas, Dora Moro y yo hablamos, por ejemplo, de quiénes eran para nosotros el ‘top three’ de la generación de los cincuenta. Cada quien argumentó por sus favoritos: Héctor Carreto, Coral Bracho, Eduardo Langagne, José Luis Rivas, Antonio Deltoro y Jorge Esquinca fueron algunos mencionados. No coincidimos para nada. En lo que estuvimos de acuerdo fue en que preferimos Huidobro que Neruda, y en que del Encuentro, los mejores eran Juan Manuel Roca y Eduard Sanahuja.

Durante una entrevista sostuve también una charla interesante con Roca. Me contó que El Festival de Medellín surge en los peores momentos de la crisis del narco en su país, como respuesta (no sé si consciente) a la situación. Todos conocemos la magnitud del Festival. Contra la misma angustia existencial de que hablaba hace rato, por la falta de sentido que puede tener dedicarse a la poesía (en cualquier eslabón de la cadena que ella implica), descubro que la génesis de un evento importantísimo –pros y contras aparte— se da en una situación similar a la que vivimos en México; y me encuentro con una Morelia de calles iluminadas por la gente que llena los restaurantes pero también las salas de lectura, y que satura la transmisión abierta de películas en la plaza durante el Festival de Cine. 

El recuento es positivo no porque nos divirtamos unos cuantos, o porque asistan con frecuencia los mismos autores, sino porque Mundo Latino es una muestra de que la cultura no es sólo para privilegiados. Es falso que la gente demanda baja calidad o basura mediática y por eso hay que dárselas (como argumentan las televisoras); es falso que a nadie le interesa leer poesía, aunque también es falso que podemos vivir de ella. La presencia recurrente de encuentros y festivales culturales de alto nivel, y el compromiso de los participantes con su difusión, en cada ciudad del país, es fundamental para que la gente los requiera, y asista. También es fundamental la creación de certámenes que incluyan a todo tipo de escritores, grandes y pequeños; con premios grandes y pequeños. El apoyo a editoriales independientes y la presencia de la poesía en la educación del país son urgentes. No idealizo ni espero una sociedad que vaya recitando a Mallarmé. Hablo de que el poema es una situación compleja que nos permite observar, abordar y pensar la realidad que vivimos; y que por lo tanto no debe ser una lectura para privilegiados.

Desconozco si en Morelia hay un acercamiento constante a la poesía, lo que sé es que la gente espera la llegada del Encuentro de Poetas del Mundo Latino para ir a escucharlos, pedirles autógrafos y tomarse fotos con ellos; y que los poetas esperan que llegue el Encuentro para disfrutar del intercambio inteligente y entrañable con creadores que no están sólo preocupados por cuándo vence la siguiente convocatoria.



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