No ha dejado indiferente a nadie la publicación reciente de Perra mentirosa / Hardcore, de Marta Sanz. Ciertamente es una de las novedades más interesantes y radicales que han aparecido no sólo en lo que va de este año sino que se podría afirmar con toda rotundidad en lo que va de siglo. Habría que señalar, además, que la propuesta editorial ha sido muy acertada ya que ha combinado en un solo volumen dos poemarios, con la simpática solución de darle la vuelta y alternar en cada cara uno. La Editorial Bartleby, con un diseño moderno y atractivo desde un punto de vista gráfico y comercial, está apostando por libros de referencia en el panorama poético español.
Sin duda que ésta es una de las mejores composiciones del volumen, pues contiene en su fórmula toda una declaración de intenciones. Hay una realidad que se halla fuera de nuestro alcance, y que es lo que los demás piensan de nosotros, lo que los demás entienden de lo que decimos, aquel «mundo interpretado» que comentara Rilke y que aquí aparece en el último verso, cuando la poeta reciba esa palabra que ansía pero que sólo puede llegar traducida por 'los otros'. En general ambos poemarios presentan una estructura narrativa común, y eso destaca por encima de su argumento en una primera impresión. En la solapa se les califica como "poema-libro", y quizás a partir de ahí podríamos comenzar a diseccionarlos un poco, según esa somera estructura. En efecto, por su composición altamente narrativa, por la ausencia de títulos de los fragmentos, y por la unidad de cada una de las entregas, ambas se encuentran a caballo entre la narración más abrasadora y ciertas gotas de lirismo provocador. Esos fragmentos o secuencias van creando una atmósfera alrededor de una historia o un personaje fundamental y va naciendo una peripecia alrededor, una historia nunca clara del todo, nunca referida del todo, más bien sugerida y circundada por detalles pertinentes que van uniéndose a la trama central. Los dos libros, no obstante, se concentran en torno a la figura de la mujer, una mujer que por momentos se muestra frustrada y que realiza una revisión despiadada de su realidad, de su pasado, su presente y su futuro, una mujer muy humana —pero que podría parecerse a un hombre si no fuera por ciertas marcas de género inconfundibles— y que busca en la cotidianidad dónde agarrarse, un lugar en el que encontrar estabilidad y seguridad dado que su interior se encuentra vacío, como en esta muestra de Perra mentirosa:
La dialéctica vida interior / vida exterior se plantea como un proceso a través de la escritura, que es donde realmente se encuentra la identidad de quien escribe, donde el sujeto se comunica con el mundo. A partir de ahí se vuelca la relación con el lector, que es el intermediario de cualquier explicación e interpretación. En ese sentido, el componente ficcional es muy alto y está en la base de nuestro análisis, en la base de la propuesta de Marta Sanz. Porque la escritura no está exenta de ficción, de creación, y más tratándose de un poema-libro donde la historia se va desgranando en torno a una voz o un personaje más o menos desestructurado y desposeído de sus ropajes clásicos, pero personaje y voz al fin y al cabo. Esa es la «mentira» de la perra de la que habla el primer poemario, extensible también a Hardcore, como en este explicativo fragmento:
El sujeto poético confiesa su aversión hacia la identificación del yo lírico con la del yo biográfico, autobiográfico en este caso, y pone una distancia en todo lo que escribe. Por eso no podemos dejar de leer estos fragmentos o secuencias narrativas como historias entrelazadas a través de un hilo argumental común, de un personaje más o menos unitario, que les va dando sentido. En cualquier caso hay que recordar aquí que muchas veces la ficción posee más verdad, por su elaboración y por todo lo que comporta, que la descripción con pelos y señales de un diario o un acta notarial, y precisamente un libro de poemas es todo lo contrario a un acta notarial.
En fin, sea como fuere, estas dos primeras entregas —dos en una, dos por el precio de una— de Marta Sanz son altamente recomendables, por estas razones que aquí hemos descrito brevemente, y por otras que dejamos que los lectores descubran por su propia cuenta. No deja de ser curioso que nos encontremos ante una de las novelistas más interesantes de los últimos años, asentada ya de pleno en el panorama editorial, como lo demuestra su prestigiosa trayectoria, pero que no se conforma ni con un género ni con un lenguaje. Desde luego apuestas como la de Marta Sanz son muy loables. No nos gustaría terminar sin citar Black, black, black, su última incursión en la narrativa, una novela policiaca, tres veces negra, aludiendo quizás a las tres historias principales que se van entrelazando en ella, y la cual está alcanzando gran repercusión —con el ya habitual entusiasmo y aceptación— entre los lectores, lectores de siempre y de culto por un lado, pero también por otro su llegada cada vez mayor hacia el gran público. |
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