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Niels Hav

Niels Hav
(Dinamarca, 1949)


Traducción de Gloria Galindo


Acerca de su ceguera

1

Me pregunto si es más barato
escribir con tinta, pues en Buenos Aires Borges
dictaba sus cuentos laberínticos.
El Homero argentino consideraba las palabras símbolos,
que compartimos con los demás. “Creo que la estética abstracta
es una ilusión vana,” escribió en un prefacio,
en el que renunció a la originalidad. Casi sin jactancia.
Después de ciego tuvo contacto visual con John Milton
en El paraíso perdido.

2

El amor es ciego. ¡Pero pasaron cuarenta años!
Cuarenta años con estudios, imitaciones o ataques de ira,
al escapar el tigre de sus sueños. A veces visitaba
al oculista, siempre con desilusión: Estudió
a Joyce, que quizás amó a Nora, pero totalmente ciego
nunca fue. Sólo después de perder la razón
y llamarse Don Quijote, Alonso Quijano dejó
la biblioteca paterna; y cuarenta años después
de encontrar el amor en Ginebra, Borges quedó ciego –
¡Tan ciego como Beethoven sordo!

3

Trabajaba en la oscuridad y pulía mentalmente sus frases,
hasta que centelleaban de pura metafísica
“Si uno es poeta, lo es siempre y se ve todo
invadido de poesía.” Borges se alimentaba
de su desgracia y reemplazaba el mundo visible
con sagas y versos en inglés antiguo. Su ceguera
se volvió un don: sólo en aquel momento se puso
al nivel de Homero, y sólo entonces pudo ver
en la profundidad  del oscuro y vasto mundo
en ese instante vertiginoso de la eternidad.



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