portada-punto162.jpgPunto de partida
Número 162
Julio-agosto de 2010
http://www.puntodepartida.unam.mx
por Christopher Manuel García Vega

Un concurso aquí, un concurso allá. Algunos se declaran desiertos, otros declaran ganador al amigo del primo de uno de los jueces. Entrar a un concurso literario… parece sabio, buena opción, una oportunidad de darse a conocer… si tan sólo no estuvieran corrompidos, como todo lo demás.

Punto de partida grita lo contrario. El número 162 muestra a los ganadores del concurso 41, estudiantes universitarios que sustentan el premio con la calidad de sus producciones. La primera entrega presenta a los merecedores del premio de: poesía, cuento, crónica, ensayo y fotografía.

Con confianza en el jurado, considero indiscutible al ganador del primer lugar de poesía: Entomofilia por Luis Flores Romero. Manejo magistral del lenguaje (“[…] pero las estrellas saben hablar en grillo,/ las estrellas tintinean como grillos, es decir/ que las estrellas grillan, grillan, grillan […]”), de la forma, y una gran sensibilidad para hacer poesía de lo cotidiano.

El cuento ganador: El circo: vistazo a la vida de los malabaristas, es un ejercicio tremendo de descripción, creación de personajes inolvidables y manejo de la trama. No sobra nada. La palabra precisa, la sonrisa imperfecta de los malabaristas, el arma inesperada, el disparo final... tortuoso conjunto de vivencias, decisiones y venganzas, con un toque de crudeza.

Fortis imaginatio generat casum le vale a Karla Aurora Olvera el segundo premio en la categoría ensayo. Fabulosa concatenación de ideas, temporalidades y autores que abunda sobre la frase de Montaigne y una atribución omitida. El juego lingüístico que se genera abre las posibilidades y permite acceso a cineastas, cuentistas, poetas y ensayistas. No se deja ser absorbida por el tema, aunque al final se permite el oxímoron que da un guiño a la posible aceptación del juego.

El tono de Los últimos cautivos, de Ignacio González Villarreal, es solemne y compasivo. Algo de tristeza y renuncia hay en la crónica que mereció el segundo sitio. Se describe con puntualidad cada uno de los recintos del viejo leprosario de Zoquiapan: el descuido, la humedad y la gloria de lo que un día fue un refugio para los enfermos despreciados. Las anécdotas de tres de los pacientes que sobreviven a aquellos tiempos aumentan la melancolía del cronista que no puede dejar de expresar, cuando ha terminado su trabajo y sale del hospital: “Por un momento pienso que tal vez sólo sea una consulta más, que pronto saldrán de este lugar”.

La edición está muy bien cuidada; algunas erratas se le escapan a cualquiera. Y las fotografías ganadoras ilustran de buena manera las páginas de este número que vale la pena tener.

 

portada-cinco.jpgCincoletras (Hotel)
Revista electrónica
Noviembre 2010
http://revistacincoletras.com
Por Christopher Manuel García Vega

–Quisiera un cuarto.

–Con gusto. Tenemos las siguientes opciones:

Habitación familiar. Regularmente se hospedan aquí cuentos de todo tipo. En este momento se encuentran en el hotel Una gotera, de Alejandro Espinosa Fuentes; Dudas de un piano, de Hipólita; y La frontera es un buen lugar para vivir, de Agustín Cadena. Todos son huéspedes gratos, pero le recomendaría más hospedarse cerca de Una gotera –aunque suene incómodo– o de La frontera…, ya que, el primero cuenta la historia de un hombre cualquiera, quien al recibir una carta de un amigo, comienza a cometer crímenes menores para ponerle un poco de chile a su vida; el segundo es la anécdota de un hotelero de la frontera que se enamora de una huésped que intenta cruzar al otro lado. La suerte los lleva a tener un romance, pero… mejor no le cuento el final.

Habitación doble. Son para cuentos y estancias cortas. Ni unos tacones, de Valentín Albarrán y Keep walking, de Pablo Mata, tienen cuarto en este momento. El primero deja ver a un hombre obsesionado con una mujer que lo abandonó por pobre; mientras que Keep walking es un cuento fantástico, con un tinte de denuncia ecológica, pero muy agradable.

Habitación zombie. Es una habitación nueva; reservada para las producciones de terror y fantasía. Por ahora está ocupada por Yamilet debe morir, poema que muestra el sacrificio de una persona, al parecer, un feto. Es brutal y cautivador.

Si le interesa alguna de nuestras opciones, le recomiendo tomar el Elevador de poesía, pues todos los cuartos están en la planta alta. Lo acompañarían cinco personas que también se hospedan en el hotel. Escuche, sobretodo, lo que Disparos a quemarropa, de Adrian Soto, dice: excelente poema que explora la psique del celoso que se cree engañado al considerar única y perfecta –con todos sus vicios, claro está– a la mujer amada.

Ya en el cuarto, vale la pena considerar el Jabón chiquito: minificciones para un buen baño. Por ahora tenemos dos opciones, Visita nocturna y Dulces sueños, de Ruth Escamilla y Paola Maita, respectivamente. La primera relata el instante de inspiración y, la segunda, ironiza la solución que un enamorado encuentra para estar con el objeto deseado.

No olvide pedir el Servicio al cuarto que le proporcionará interesantes sugerencias sobre otros hoteles de nuestra confianza y libros de grandes autores.

–Bueno. Me parecen altamente recomendables sus servicios y la calidad de sus huéspedes. Lamentablemente, creo que lo que busco no lo ofrecen todavía. Avísenme cuando inauguren el cuarto para reseñas de revistas. Prometo volver.

 

Logógrafo
Número 4
por Christopher Manuel García Vega

portada-logografo.jpg¿Puede uno enfermarse de lenguaje? Digo, ¿puede la obsesión por la palabra llevarnos a no concebir el mundo sin un vocablo para cada cosa, olor y sensación? Si es así, ¡qué miedo encontrarnos con una nueva especie animal o una enfermedad desconocida! Seguro nos volveríamos locos (más locos).

Los logógrafos afirman la existencia de ese mal (o bien, ¿quién sabe?) Aseguran que se encuentran aquejados por un desorden que los hace concebirse a sí mismos como una palabra; ya no un ser, sino un signo, un símbolo. Comienzan a temer por la seguridad del mundo, pues puede ocurrir que un día alguno de ellos se conciba hoyo negro o, peor, dios. Sólo dios (si acaso existe) sabe lo que puede ocurrir en tal caso.

Mientras tanto, déjenme contarles sobre las palabras surgidas de esas palabras (¿?). Parece ser que los logógrafos han descubierto la manera de clonarse, o por lo menos, de lanzar al mundo a algunos de los suyos disfrazados de poemas, cuentos, ensayos… Carolina Isabel, David Terán y Juan M. Galindo (q.e.p.d. Parece que la logografía no termina con la muerte) intentan engañarnos, haciéndonos creer que no son ellos, sino sus poemas lo que leemos. Isabel se divide en cinco fragmentos que describen religiosamente distintas etapas del placer carnal en En mi cielo. Mirar: nombrar, también de Isabel, exalta las cualidades de la mirada para trasladarlas, en la línea final del poema, a la palabra (logografía a todo lo que da).

Otros quieren pasar desapercibidos disfrazados de minificciones. Isidro Guerrero evidencia en dos líneas el engaño, cinismo y doble moral de un bígamo. Bellísima muestra de la homosexualidad adolescente, nos da Enrique Muñoz en La playmate del mes, el relato de un joven que se proyecta en la imagen tentadora y deseada de una modelo de revista.

No me dejaré engañar por Jónathan Cerón, aunque diga que Huaraches es un cuento (logógrafos…). La narración me recuerda el capítulo de As I Lay Dying, de Faulkner, en que la mujer muerta habla con su vecino de tumba acerca de la vida que transcurre sobre ellos; aunque Huaraches muestra lo opuesto: una mujer hablando con la tumba de su esposo muerto, quien al final deja oír su voz desde el sepulcro. Giro parecido intenta María García Jiménez en La kafkaracha, cuento de un insecto que se descubre mutando, paulatinamente, en hombre, ¿parodia? (recuerdo a aquel joven que decía haber creado un superhéroe revolucionario: la araña-hombre, arácnido que adquiere las habilidades humanas después de ser mordido por uno).

(¿Los logógrafos pueden ser adictos a otras cosas?) G.J.C. ensaya sobre la legalización de las drogas en México, sus consecuencias y ventajas. Critica las estrategias gubernamentales de lucha contra el narco y reformas narcóticas, para terminar con una apología del adicto, cuyo peor vicio, según J.C., es la ignorancia. Universos paralelos, de Tatiana Kozlova, nos lleva a viajar por las posibilidades dimensionales, propuestas por diversos científicos a partir de la aparición de la teoría de la relatividad (si no se pueden comprobar, la palabra logra dibujarlas. ¡Ups! ¿Logografía?)

Logógrafo es una revista divertida, interesante, con buenas propuestas literarias y talento para respaldarlas. La edición está gratamente cuidada y complementada por las imágenes de Luis Ponce y Vidal Bernal. Sigan su trayectoria. No teman, la logografía no es tan contagiosa (espero).



portada-trifulca.jpgTrifulca
Por Christopher Manuel García Vega

Las rosas son rojas, el mar es azul; no sé de qué color sea el asfódelo, pero conozco el olor de la poesía. No se necesitan páginas de oro o ediciones costosas para que la poesía se expanda a toda costa. Trifulca muestra esto sin alarde o pretensión innovadora (su presentación en el Encuentro de Editoriales Independientes EDITA México fue tan impetuosa y amable como la revista, me asegura A.F.).

Con textos de todo el mundo, de todo el orbe de la poesía, se nutren las páginas de la revista, que ostenta un diseño divertido y transgresor. No importa la precisión de la imagen, sino la impresión de los trazos: está ilustrada por dibujos inesperados. En su mayoría, son poemas los que ocupan la publicación y son jóvenes, también, la mayoría de los autores.

Hablaré de Alex Piperno, Uruguayo, quien en seis composiciones de prosa poética (o poesía en prosa, o como más les guste) emprende un viaje por los confines de la mente y los giros de lenguaje que se generan cuando pensamos en poesía. Libera de la osamenta-puntuación a la escritura para mostrarnos pura carne, puro músculo, puras vísceras.

Abraham Peralta y Vélez, defeño, propone un juego de suplantación entre la palabra mar y la palabra jazz en el soneto III. Buena composición basada en adjetivos que caracterizan a los elementos intercambiables que sugiere (su composición me recuerda mucho aquel monólogo dramático de Alessandro Baricco, en el que jazz, mar y vida, son equiparados a través de un juego de símbolos y equivalencias).

El verso como un puñal de Alexander Ríos, colombiano, le vale una mención aparte. En el poema sin título que aparece en la revista, no teme mostrar la experiencia homosexual, con versos que transgreden las convenciones sociales y amorosas de los heterosexuales (te gusta/ mi amor?/ me pregunta/ encima de mí/ ese desconocido/ que me asfixia/ con sus besos/ él, mi nuevo amor/ te fuiste/ y me dejaste/ un profundo/ dolor/ en el culo).

portada-trifulca01.jpgHAIEM, también del D.F., se lanza a la mar lingüística con juegos de palabras muy ingeniosos y una astuta crítica de la palabra. Termina el poema con una sentencia en contra del lenguaje que, en su visión, en vez de ayudar, nos impide comunicarnos.

Uno de los pocos cuentos que aparecen en estos dos números, pertenece a Aaron Fishborne, quintanarroense. Una nueva vida se intitula y narra la golpiza propinada a un hombre por una banda de rufianes. Su existencia sufre una transformación después de varios meses en coma, pues descubre las capacidades de los sentidos que le quedan, al quedar sordo, ciego e incapaz de moverse. Gran cuento.

Finalmente, quiero cerrar con un comentario sobre Kreit Vargas, peruano. Sorprende gratamente su verso híbrido, que mezcla lenguas y tipografía para conseguir su objetivo: la creación poética. Pero, sorprende más su trabajo sobre una página de periódico, en la que, eliminando los vocablos sobrantes, da visa a un poema bello, significativo y, seguramente alejado por completo del reportaje original.

Busquen la revista Trifulca y disfruten la poesía que nos obsequia.

 

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