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portada-ideas.jpgIdeas ruidosas, escrituras del dolor y la resistencia
(Antología)
Canita Cartonera, Tarapacá, Chile, 2010

Por Patricia Espinosa H.

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[Hablo] de Canita Cartonera, y especialmente del libro Ideas ruidosas, volumen poético elaborado por los internos de la cárcel de Alto Hospicio, derivado de un Taller literario coordinado por el poeta Víctor Hugo Díaz y auspiciado como proyecto por el Consejo de la Cultura y las Artes de Tarapacá.

Potenciar la lectura y escritura se vuelve hoy tremendamente necesario, en un país como el nuestro, donde resultan vergonzosos los índices de lectura debido a políticas culturales indiferentes o entregadas al mercado, en las cuales el libro se convierte en una mercancía.

El trabajo que realiza Canita Cartonera me parece tremendamente importante. Un proyecto que se orienta a trabajar con uno de los sectores más marginados socialmente, para motivar su escritura, la facturación de un libro y expandir el territorio de los sujetos poéticos. Ideas Ruidosas es un conjunto de diez voces que trasuntan desencanto, dolor, soledad, impotencia y que subrepticia o literalmente no dejan de rondar la noción de autocastigo.

El realismo social impregna la escritura de Carlos Williams quien nos habla desde el discurso homoerótico y dice así: "Pobre mariquita, mariquita tonta/la vida te farreaste de fiesta en fiesta/de hombre en hombre/los muros de la cárcel te rompieron las alas/Esa fue la cuenta que te pasó la vida /por desordenada". El castigo legal impone la mutilación del sujeto que anula su culpabilidad pero a la vez, interpela a su enemigo y dice: "Entonces Señor, de qué mierda se queja/ si la lana se anuda/la culpa no es de ella/ sino del jil que ovilla la madeja". En esta misma línea homoerótica, está la escritura de David Pérez Romero. En El sonido de su cuerpo, establece un juego erótico desde una voz que se dice femenina y acontece masculina. Solo cuerpos, carne y goce, donde una figura activa y una pasiva arman una escena sin referentes, en que el hacer le gana a la palabra. En Todo está pasando, del mismo autor, destaca el juego de voces donde se apela al ex amor en un tono de bolero despechado: "chiquillo estúpido tienes razón, no soy/ más que una loca estúpida, una vieja/necia que se embaucó por la cortesía/ y el texto amable de un mocoso […] Vivirás infeliz. Lejos de la adulación/ lo cual forma el vicio de tu vivir".

La soledad es el núcleo de la palabra de David Rojas Norambuena. Poesía que alude a la ensoñación como escape a la realidad y de paso la negación de lo divino, la felicidad y la condición humana. La tristeza que se viene, que se instala sin posible reversión, cruza también la poesía de Francisco Cambón Madrid. Un dolor templado, en este caso, por la musicalidad como único indicio de existencia.

Más que al sistema carcelario, la normativa legal o el ánimo de victimización, el gran enemigo es aquí el hablante de cada texto. El enemigo soy yo, nos dicen estas escrituras poéticas que se autoagreden con saña. Francisco Cortés Maturana, dice así: "A veces cuando despierto y veo/ al espejo, observo a la persona que más odio". De igual modo, Tayron García señala: "Odio mi cinismo, la falsedad y mi/ hipocresía para con los demás; el resentimiento/ es brutal y lo peor es que nadie tiene/ la culpa más que yo […] Humanos como yo no deberían existir, somos/ las mentes enfermas, nuestras, o por lo menos/ la mía". Su poesía, otro de los momentos destacados del volumen, construye un habla coqueta y cursi en torno al fracaso, en el poema Mis ampoas dice: "Todo maricón, incluyéndome,/nos jactamos que somos regios,/que tenemos esto y lo otro./Que soy bonita o bonito y si no//es agraciado lo compensa con cosas/joyas o teniendo lo mejor […] Nos caímos con nuestras alas en llamas,/con el alma repleta de ampoas sanguinolentas/ que lo único que contienen es un líquido/ amargo de la decepción, de la derrota".

La ausencia o disolución del amor es palpable en la escritura de Agustín Araneda, quien abre el volumen con un pequeño relato en torno a una chica que alguna vez vio y que nunca más pudo reencontrar. El discurso amoroso fracasado atraviesa también la escritura de Patricio Villagrán, Naldir Mejia y Jorge Saavedra. Para Villagrán el amor es parte del pasado;  Mejia, por su parte, se mueve entre el amor inspirador y el resentimiento por la infiel. Saavedra, escribe, sin duda, uno de los mejores textos del libro. Un amor heterosexual que solo espera resistir a la ronda de la muerte, que desestructura la temporalidad y ficciona así: "Una y mil veces, vuelvo atrás / adelante el tiempo/ Corro, me escondo, asesino/violento, me atrapo, me vendo/los humillo, invento, destruyo, avasallo, me arrepiento./ Me escudo en dios, quemo la Biblia/ me emancipo, me margino, lo violo/ lo mato, te escupo, corro,/ me escondo". Los quiebres temporales funcionan como un dispositivo que permite la hiperbolización del yo, multiplicado, diversificado en una perversidad que no se dulcifica; sin dar un paso atrás, la voz lírica se solaza en su poderío.

Michel Ulloa, por su parte, hibridiza su escritura mediante lo meta literario y la crítica al sistema represivo. Y dice así: "Deseo romper cráneos, con letras punzantes/ que digan realidad y sean abundantes/ deseo un derrame cerebral./ Los bastardos  prometedores anuncian/ la bazofia de la ayuda social".

No me queda más que decir que sí, que fue bueno leer este texto, que Ideas ruidosas contiene voces que, sin duda, debieran continuar en la poesía; que las ilustraciones dialogan con los poemas, que el formato precario se revierte con las escrituras, que Canita Cartonera generó un proyecto valioso, una antología de poesía donde una de las constantes es la conciencia de habitar el terror de lo monótono, un presente en el cual el fantasma del pasado resulta imborrable; donde no hay más que tristeza, desamor y  autoinculpación.

Nuestra sociedad ha generado un arte del castigo que se ejecuta mediante un poder judicial que sanciona, que castiga, que pretende ser ejemplar, un sistema que opera como aparato disciplinador frente al cual siempre emergerá una resistencia. En este caso, once sujetos encarcelados se vuelcan a la escritura de poemas en verso libre; un gesto que sin duda da cuenta de un devenir que tuerce el registro de la disciplina que tiende a evitar el desvío mediante la práctica del encierro.




Leer poemas...

Leer "Canita Cartonera. Ideas ruidosas", en "Espacios", Periódico de Poesía núm. 34.
Blog de Canita Cartonera.
Ver entrevista a Víctor Hugo Díaz Riquelme.


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