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Hideo Furukawa


Hideo Furukawa*
Traducciones de Eiko Minami y Jorge Ken Mendoza Hashimoto



Palabras que resisten al silencio

Eiko Minami

El texto de Hideo Furukawa que se presenta en este número de Periódico de poesía forma parte de Palabras susurradas por la llama de una vela (Keijiro Suga y Kan Nozaki, editores, Keiso Shobo, Tokio, 2011), antología de “poemas y cuentos compilados para ser leídos y disfrutados juntos bajo la llama de una vela”. Este libro es una de las reacciones ante los devastadores sucesos que afectaron Japón (especialmente la parte noreste del país, llamada La región de Tohoku), a partir del día once de marzo de 2011: terremoto, tsunami y accidente de la planta nuclear.

En Tokio casi no hubo daños directos. A pesar de ello o debido a ello, muchos hemos experimentado una especie de “crisis de palabras”: no podíamos decir (o escribir) nada, ni podíamos leer como antes. La tierra nos sacudió físicamente, pero el sacudimiento de nuestra mente, provocado por las imágenes del tsunami transmitidas en vivo en la televisión, y por las noticias sobre el daño del terremoto y del tsunami, y las del accidente, fue mucho más grave. La realidad pareció superar, inclemente, la imaginación.

La antología se trata de una “pequeña resistencia” en contra del silencio que fue impuesto por el desastre, para recuperar la fe en las palabras. “Las palabras nos permiten imaginar lo ausente y hacer volar la mente hacia los lugares remotos. Hemos perdido las palabras para contar, pero aun así es por las palabras que pensamos en la tierra lejana, y rezamos por la vida de sus habitantes”, dice Keijiro Suga. Kan Nozaki, por su parte, expresa: “Ante una realidad aplastante, las palabras no sirven. No pueden mover ni una pequeña piedra. Pero al mismo tiempo, sería demasiado triste si no existieran palabras. Es cierto que en nuestra vida, en parte, vivimos gracias a ellas.”

Treinta y un autores, dentro y fuera de Japón, han buscado palabras para esta antología y las han dedicado a sus futuros lectores y a la zona de desastre. A partir de junio, editores y contribuyentes del libro han organizado sesiones de lectura bajo la luz de las velas, en diferentes ciudades: Tokio, Sapporo, Sendai y Kochi. En septiembre, Hideo Furukawa leyó su texto en Canadá, cuya lectura fue seguida por la de Ted Goossen, quien lo tradujo al inglés con Motoyuki Shibata. Los autores dieron a luz las palabras; ahora a cada uno de nosotros nos toca hacerlas vibrar, vivir.
 
 
Ver video:

Norunorunotoji
http://youtu.be/XUqVi4sPo-0

Norunorunotoji en blog (con comentarios y otros materiales)
http://www.keisoshobo.co.jp/book/b92615.html







Para ser perdonado

Sucede algo. Y entonces, se ocasiona algo.
No podemos apartar la vista.
Se provoca algo. Y entonces, nosotros reaccionamos.
Tal vez apartemos la vista.
Tal vez no apartemos la vista, no sé.
Nos ponemos en acción. Y así, sucede algo.





Ocurrió una coincidencia, y la registro aquí. No me gusta la denominación “3.11” (Marzo 11). Pues es demasiado simbólico y además me parece que así se juega con algo. Siento, personalmente, que lo que sucedió aquel día y lo que está pasando desde entonces no son signos o símbolos que deban consumirse. Aun así, entiendo, como una realidad, que todas las cosas se acostumbrarán a ser llamadas “3. 11”, como se hace ahora. Por eso entiendo también —aunque a pesar mío— la conexión con el “9. 11” (Septiembre 11). El significado de las dos cifras que se parecen demasiado, y de las fechas de las dos tragedias que sucedieron precisamente con medio año de intervalo.

Ya a finales del año pasado se había decidido que yo haría un viaje a Nueva York a fin de abril de 2011. Viajé a aquella tierra por un trabajo como un escritor. Cuando se planeó, simplemente en calidad de un escritor japonés, en el mundo después del “3. 11”; como un escritor japonés, de Fukushima. Yo había decidido que debía ver con mis propios ojos, allí en Nueva York, el lugar de los sucesos del “9. 11”. Por la tarde del día primero de mayo, hora del lugar, dije a una persona: mañana iré a Ground zero. En la noche del mismo día llegó la noticia de que mataron a Bin Laden. Escuché que donde había sucedido el “9. 11” se llenó de gente, que gritaba de alegría: ¡USA! ¡USA! Al día siguiente ha cambiado el ambiente: ya dejaba de ser el de una simple celebración. Me quedé viendo ese Ground zero.

Y pensé. El “9. 11” tenía el símbolo de un enemigo. Además, lo pudieron matar. Pero nosotros no tenemos, nuestro “3.11” no tiene tal símbolo. ¿Sería malo? ¿Sería doloroso? Quizás justamente por el hecho de que no tenemos el símbolo de un enemigo (o ni el más mínimo enemigo), nos es permitido el perdón.

Nueva York fue una zona de desastre, pero tenían un enemigo. Por nuestra parte, cada región de Japón es zona de desastre, pero no tenemos enemigo. Aunque se inclinan a inventarlo. Sé que esto no representaría los sentimientos de todos nosotros pero yo quiero perdonar. Quiero perdonar incluso esta tragedia inmensa, y a la postre, quiero ser perdonado, el hecho de ser aquí y ahora. Sólo pienso en estas cosas. Esta es mi respuesta ante el tema que una coincidencia me impuso: “piensa, piensa en el significado de esta coincidencia”.





* Cuando me pidieron que escribiera algo para esta antología, quise escribir un cuento, de ser posible, pero no pude. Ahora no puedo extraer de mi cuerpo, que es de Fukushima, una obra puramente ficticia. Así, teniendo como única dirección el “ser sincero, sólo ser sincero”, escribí este texto corto. Rezando que, iluminado por la llama de una vela, aún un texto como éste empiece a susurrar por sí solo.


Hideo Furukawa. Nacido en 1966. Escritor. Autor de ¿No ladras, Belka? (2005), Sagrada familia (2008), Música (2010), Caballos, pese a todo la luz queda intacta (2011) y otros libros.

 

 
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