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resenados-agencia-del-miedo.jpg Agencia del miedo (2004-2008) / Agência do medo (2004-2008)
Santiago Aguaded L.
(Trad. Tiago Nené)
Junta de Andalucía
Colección Palabra Ibérica,
Punta Umbría, 2009.

Por Ana Franco Ortuño
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No. 45 / Diciembre 2011 - Enero 2012

 

Agencia del miedo, según su prólogo, describe (o problematiza) el matrimonio del miedo y el dolor como condiciones de la sociedad de riesgo en la que “tenemos miedo a todo: miedo al trabajo, a perder el trabajo, miedo a los jefes, pánico al profesor, miedo al alumno, miedo a subir a los transportes públicos, pavor y amor a los espejos transparentes, miedo al hambre y a la comida…” Esta condición, en algunos casos alentada “desde el poder para controlarnos”, nos mantiene alejados de la muerte. ¿Qué implicaciones tiene esto? y, ¿de qué manera dar cuenta de nuestra condición asustada?

Aguaded Landero reúne poemas, fechados del 2004 al 2008, entre los que se conforma una especie de maquinaria organizada por piezas. Piezas que tienen sentido en sí mismas, pero que estructuran una totalidad articulable. No se trata de un libro de denuncia o de queja, mucho menos de un pedido de auxilio, se trata más bien de fragmentos del inconsciente actual: retratos de ataques de ansiedad, factores de estrés, mínimos ontológicos que demanda lo inmediato. Una especie de reunión de protocolos farmacéuticos que dan cuenta de un botiquín mental que preferimos mantener cerrado, pero que no nos deja en paz ni por un minuto; se trata de esa demanda constante de un mundo incapaz de satisfacer(se).

Si digo maquinaria es porque los textos organizan el sentido en varios niveles: se debe atender a los epígrafes (y a sus autores), a las notas al pie, y a la figura que corresponde al componente de que trata el texto –porque algunos poemas hablan de enfermedad, el químico o su paliativo: Sumatriptan, morfina, yohimbina y adrenalina, entre otros.

El sistema incluye también a los personajes: “Acaso sea el periodista, el científico o el soldado (los poetas han muerto), el que proclame la banalidad del mal, el horror especular de la mañana, colmada de cortisol.” Incluye la figura y la nota que explica qué es el cortisol y cómo sus niveles altos producen “pérdida de la memoria y ciertos tipos de diabetes”. Esta formación del poema redimensiona el texto y le otorga una anatomía distinta, un diálogo en el que una poética hiperrealista renueva, de forma sorprendente, los recursos materiales de un texto.

La Agencia del miedo está habitada por hombres y mujeres, sus mitos (Dieguito y la mano de dios, Dido –la cantante–, y Eneas, por ejemplo) y sus poetas (Keats, Eielson, Shelley o Vilariño). Pero a pesar de la absoluta actualidad de los hechos, Aguaded resalta en mayúsculas los cuatro elementos; finalmente el dolor o la búsqueda de la felicidad son ahora estados primigenios.

Bajo la superficie del AGUA el tiempo muere, el dolor deja cicatrices impresas en la piel, plegarias, gritos órficos. ¿Es necesaria esta AGUA podrida para que se oreen vida y poesía? Si el AGUA estancada sueña con ciénagas por qué no habría la carne de doler y corromperse quieta.


Esta quietud de la carne como abandono es otro de los miedos constantes en un libro de estertores; paradoja del cuerpo adormecido que probablemente nunca antes estuvo tan al tanto de este dolor opaco, cotidiano.

Agencia del miedo es sin duda una de las propuestas poéticas más inteligentes de los últimos tiempos. Una feliz convergencia de biólogo y poeta que nos da para saber que, si bien su mirada es desesperante, su obra, irónica, divertida, aguda, es infaltable.

 



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