El Mundo Latino


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Como cada año, el Encuentro de Poetas del Mundo Latino se llevó a cabo en octubre. Hace quince que dio inicio y el paso del tiempo lo ha llevado a ser uno de los festivales de poesía más importantes en nuestro país y el continente. La suma de marcos –El Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México; la presencia en Morelia compartiendo la agenda con el Festival de Cine y la Feria del Libro; las premiaciones y lecturas en San Luis Potosí y Aguacalientes,- además de la calidad de los autores que participan, dan como resultado que el público sature cada sala. Esta creciente recepción se debe a la importancia del evento, y motiva, desde luego, una feliz economía cultural.

No. 45 / Diciembre 2011 - Enero 2012


 

El Mundo Latino

Por Ana Franco Ortuño

Como cada año, el Encuentro de Poetas del Mundo Latino se llevó a cabo en octubre. Hace quince que dio inicio y el paso del tiempo lo ha llevado a ser uno de los festivales de poesía más importantes en nuestro país y el continente. La suma de marcos –El Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México; la presencia en Morelia compartiendo la agenda con el Festival de Cine y la Feria del Libro; las premiaciones y lecturas en San Luis Potosí y Aguacalientes,- además de la calidad de los autores que participan, da como resultado que el público sature cada sala. Esta creciente recepción se debe a la importancia del evento, y motiva, desde luego, una feliz economía cultural.

Sin duda este es el resultado que se espera de un festival de poesía. La gente asiste a la llegada de los autores, los escuchar leer, compra sus libros, y charla con ellos. Es decir, el Encuentro de Poetas del Mundo Latino no se limita al necesario intercambio entre los autores de habla hispana y demás países invitados (Canadá, como ya es tradición; Portugal, en 2011), sino que implica la participación de un auditorio interesado y conocedor de la escritura actual.

Si bien, como lo he dicho, en cada emisión la asistencia rebasa los asientos, este año representó además un hito en la historia de la poesía. La ruta del Mundo Latino fue el último viaje de Tomás Segovia.

Tomás, incansable viajero, entregó a sus lectores hasta el último instante de su vitalidad. Y no es poco decir. Acompañado de Francisco Segovia, su hijo, de José María Espinasa, su editor, y de sus amigos, Tomás leyó los últimos poemas que hubo escrito. El auditorio se mantuvo siempre suspendido ante la voz de aquellos versos que escucharíamos, por última vez, de uno de los hombres más coherentes que ha visto el siglo XX.

Segovia vivió las guerras de España y Europa, viajó a Marruecos, a los Estados Unidos y a México, en condición de un exilio del que no quiso apropiarse, porque siendo niño, dice en sus entrevistas, uno es partícipe del exilio de los adultos. Y sin capitalizar la condición que le correspondió históricamente, se entregó al pensamiento crítico, a la traducción y a la escritura, con absoluta conciencia, y amó la vida hasta su último aliento. Aliento que compartió con el público del Encuentro de Poetas del Mundo Latino.

Para Heidegger el espacio no existe hasta que se llena. Marco Antonio Campos y su entrañable equipo han llenado cada año un espacio en el que pueden darse hechos como éste. Si bien sabemos que el poeta no es forzosamente un ciudadano ejemplar, es verdad que cerca de la poesía existen espíritus que se entregan al ejercicio del alma y de la inteligencia. Es verdad que la poesía tiene respuestas para uno de los tiempos en que la palabra ha llegado a los más indignantes límites de vacío y la estupidez.

Que en la Feria del Libro de Guadalajara, uno de los eventos más dignificantes de México, el posible próximo presidente haga gala de sus fallas, y luego declare que el suceso sirve para evidenciar la libertad de expresión de sus detractores, y la gente dude de la necesidad de que un posible mandatario lea, es un hecho alarmante de la corrupción del lenguaje, la educación y la política.

La cultura se teje en un complejo sistema que necesita acercar la inteligencia, la sensibilidad, la experiencia y la crítica seria (de alguien como Tomás Segovia), a la gente. Quienes nos acercamos a él, lo miramos y necesitábamos escucharlo; quienes lo leemos, y buscamos en sus versos respuestas para la pesadumbre cotidiana, pudimos constatar su lucidez y el sentido de su entrega en el XIII Encuentro de Poetas del Mundo Latino.

La reducción de presupuestos para este tipo de eventos implica un serio problema social del que no nos enteramos con frecuencia. Los encuentros literarios y culturales son espacios para la convergencia y la discusión, espacios para mirar la inteligencia y recuperar la dignidad y la esperanza. Es sintomático que el Festival de Poesía de Medellín haya sido creado durante los años más cruentos de la situación narco violenta de Colombia. México necesita la visibilidad de quienes son generadores de cultura: escritores, pintores, músicos, poetas…  El arte para todos no significa simplificar o mercadear nuestras voces, significa acercarnos a la posibilidad de generar preguntas, para el utópico ejercicio de intuir las respuestas.

 


Inéditos       
Kenia Cano            
Víctor Manuel Mendiola          
Ma. Ángeles Pérez López         
Balam Rodrigo         
Roger Santibáñez            
Jordi Virallonga            

Traducciones
         
Ana Luisa Amaral            
Guy Cloutier           

          


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