No. 47 / Marzo 2012

 
Wordtoys, una experiencia poética de interacción hipertextual

Poéticas visuales
Por María Andrea Giovine
 
 
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Wordtoys, Belén Gache, 2006, en http://www.findelmundo.com.ar/wordtoys/
Desde 1996, Belén Gache1 (Buenos Aires, 1960) ha explorado temas de literatura experimental y ciberpoesía. Ha abordado diversos aspectos sobre poesía en soportes alternativos desde la teoría y desde la práctica artística. Entre sus obras de ciberliteratura más importantes destaca El Diario del niño burbuja.2

En belengache.findelmundo.com.ar, encontramos una de las obras técnicamente más complejas de esta autora argentina. Se trata de Wordtoys, una antología de ciberpoemas estructurados de manera hipertextual. Al abrir el sitio, vemos la imagen de una mujer con la mano levantada. Está vestida con un traje sencillo que recuerda a las sirvientas inglesas del siglo XVII. En la mano sostiene un objeto del cual salen burbujas que se mueven por la pantalla. Algunas burbujas tienen letras y éstas forman la palabra “wordtoys”. Cuando damos clic en cualquier parte de la pantalla, aparece un libro titulado Wordtoys y el nombre de la autora, Belén Gache. Si damos clic en el libro, se abre la primera página, anterior al índice, en donde las letras del alfabeto cambian a gran velocidad.

En este punto, hay dos maneras de interactuar con el libro. La primera es usar el cursor para ir pasando las páginas hasta llegar a alguna que nos interese y entrar en ella, o bien, ir al índice, al hacer clic en la pestaña correspondiente, y elegir entre los trece poemas perceptuales que incluye el libro.

Wordtoys es un buen ejemplo de las múltiples perspectivas operativas desde las cuales se pueden configurar ciberpoemas. Cada una implica distintos elementos y establece diferentes relaciones. Sin embargo, en todas ellas el perceptor forzosamente debe interactuar con los ciberpoemas para que éstos adquieran sentido y existencia. Cada interacción es distinta y depende del procedimiento de configuración del ciberpoema.

Evidentemente un proyecto de esta naturaleza rebasa la autoría de una sola persona, un tema que, como puede verse en la cita anterior, interesa a Gache de manera especial. En este caso, la idea, los textos y el diseño son de ella, pero la programación y realización son de Gustavo Romano.

Para la artista argentina, el lenguaje nos modela, nos condiciona. Su obra está planeada de tal manera que podemos reflexionar sobre cómo nosotros también modelamos el lenguaje y las obras a partir de nuestra interacción con ellas. Gache nos ofrece una antología en la que las obras modifican nuestros patrones de percepción y nos conducen a un pensamiento hipertextual, a través de nuevos y renovadores procesos de lectura.

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Veintidós mariposas rosas tiene en la portada una mariposa rosa que bate las alas con rapidez. Cuando se abre el enlace, vemos veintidós mariposas rosas y una mariposa azul. Cada mariposa corresponde a las letras del texto (VEINTIDOS MARIPOSAS ROSAS). A continuación, el perceptor puede dar clic en cualquiera de las mariposas. Al hacerlo, la mariposa tocada se va volando por la pantalla, se lleva consigo su letra y desaparece. El perceptor decide cuántas letras quita, cuáles y a qué velocidad lo hace. Al quitar letras, puede formar nuevas palabras con las mariposas restantes (“ven”, “dos”, “más”), o bien, puede dejar toda la pantalla completamente vacía.

La mariposa azul se comporta exactamente igual que las rosas. Sin embargo, es un elemento que pone énfasis en la idea de la diferencia. Al ver que la mariposa es de otro color, uno espera que al dar clic en ella pase algo diferente y, no obstante, no es así, lo cual rompe con una posible expectativa y subraya el hecho de que, aunque dos cosas luzcan diferentes, en el fondo pueden ser iguales. En Veintidós mariposas rosas el perceptor se relaciona con elementos frágiles que echan a volar y son irrecuperables, como las letras escritas y las palabras pronunciadas. En el fondo, el discurso es como una mariposa rosa: inasible, abstracto, volátil.

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En la portada de Poemas de agua, vemos unos círculos concéntricos de agua y las letras del alfabeto que se mueven a toda velocidad. Al dar clic, se despliega la fotografía de un lavabo en close-up. Si el perceptor da clic en cualquier parte del lavabo no pasa nada. Sin embargo, como el usuario sabe que “algo” tendría que pasar, sigue investigando hasta que descubre la mecánica de la interacción.

El ciberpoema se activa cuando se da clic en las llaves del lavabo. Del grifo, surge una cascada que no es de agua sino de letras, las cuales “caen” sobre el lavabo y forman una espiral de palabras. Cada vez que accionamos este mecanismo, aparece una cita de algún autor. Por ejemplo, “Mirar el río hecho de tiempo y agua. Y recordar que el tiempo es otro río. Saber que nos perdemos como el río. Y que los rostros pasan como el agua” (Jorge Luis Borges, Arte poética). Otro ejemplo: “The kiddies are silent for a while. And yes, singly or in pairs, they come down to the water’s edge, to drink their fill” (John Asbery, Dream sequence). Un ejemplo más: “L’eau verte pénétra ma coque de sapin. Et des taches des vins bleues et des vomissures. Me lava, dispersant gouvernail et grappin” (Arthur Rimbaud, Le bateau ivre). Entre las citas encontramos textos en español, en inglés y en francés, de autores como Antonin Artaud, Francisco de Quevedo, Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé, Allen Ginsberg.

El contenido de las citas apunta fundamentalmente hacia dos temas: el tiempo y el agua. En este sentido, Poemas de agua se convierte en una reflexión sobre un tiempo que fluye, cambia y se pierde, a semejanza del agua.

Cada vez que damos clic en alguna de las dos llaves de agua, éstas se mueven. Mientras la cascada de letras cae, se escucha un sonido parecido al agua o a cristales que caen y se estrellan sobre una superficie. El audio incrementa el efecto y proporciona una experiencia más global. Al volver a dar clic sobre la llave, el texto anterior desaparece de inmediato y se forma un nuevo texto.

Al estructurarse en forma de espiral, el perceptor se ve obligado a hacer esfuerzos para leer las palabras que quedan totalmente volteadas. Por otra parte, llama la atención la alternancia de tres lenguas distintas. Esto hace que, si desconoce alguna de esas tres lenguas, el usuario tenga que saltar directamente al siguiente texto.

Poemas de agua es una reflexión sobre la lengua como elemento que fluye. A pesar de que todos los autores citados son grandes figuras de las letras, sus textos se van por el drenaje, desaparecen. Este ciberpoema enfatiza la idea de la fragmentación del discurso, del retazo descontextualizado que adquiere sentido ante nuestros ojos durante unos instantes para luego diluirse.

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El idioma de los pájaros es un ciberpoema en cuya portada se pueden ver dibujos de pájaros en tonos cafés sobre un fondo amarillo claro. Al abrir el enlace, puede verse la imagen de un pájaro que encabeza un breve prólogo en el que se dan algunas ideas que explican que este ciberpoema se originó a partir de la leyenda del ruiseñor mecánico que tenía un emperador chino. Para Gache, los pájaros han simbolizado, tradicionalmente, sentimientos o propiedades humanas.

Como explica Gache, en numerosas fábulas, tanto orientales como occidentales, suelen aparecer, desde la antigüedad, pájaros que dicen grandes verdades. Los pájaros de El idioma de los pájaros son máquinas-poetas. En este sentido, nos dice Gache, comparten con el ruiseñor mecánico, en primer lugar, la paradoja de combinar una fragilidad extrema con una armadura rígida y monstruosa. También comparten el hecho de estar programados para re-citar palabras. ¿Acaso las palabras no son siempre ajenas? Además de las aves autómatas, en El idioma de los pájaros hay otro tipo de aves, incluso más aberrantes todavía: las que están hechas únicamente de palabras. Cisnes, golondrinas, cuervos y ruiseñores, se nos presentan como pájaros lingüísticos, capturados por las máquinas-poetas dentro de una inviolable armadura significante. Esta es la trágica canción de los pájaros de El idioma de los pájaros: cuanto más cantan, más irremediablemente prisioneros quedarán de la jaula del lenguaje.

Luego de leer el prólogo, con esos ecos en mente, el perceptor da clic en la pestaña “ingresar” y se abre el enlace. En la pantalla aparecen cinco pájaros distintos y en diferentes posiciones, todos posados sobre la rama de un árbol. Al dar clic sobre cualquiera de los pájaros, éstos empiezan a recitar poemas, abriendo y cerrando el pico. Algunos recitan en inglés, otros en francés y otros en español. El cisne en la sombra y Volverán las oscuras golondrinas son algunos de los versos que escuchamos en la voz de estos pájaros. El perceptor-reconfigurador puede elegir qué pájaro activar e, incluso, puede activar varios a la vez, con lo cual se crea una sinfonía de voces que resulta en un caos ininteligible.

No es gratuito que los poemas recitados por los pájaros hablen precisamente sobre pájaros. En este sentido, Gache pone sobre la mesa el carácter autorreferencial siempre presente en la poesía visual desde sus inicios. Tampoco es gratuito que las voces de los pájaros sean robóticas, artificiales. Esto enfatiza la noción de extrañamiento y extranjería en relación con el lenguaje que Gache desea mostrar. Son pájaros que hablan, sin embargo, dicen siempre lo mismo y lo hacen en un tono sin matices ni entonación, como si las palabras fueran todas iguales, como si no hubiera diferencia al decir una u otra cosa.

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La biblioteca es un ejemplo excelente de obra colaborativa y del manejo de recursos hipertextuales. En la portada vemos la imagen de una pluma y un tintero y, a mano derecha, se ven las portadas de varios libros. Al dar clic sobre las portadas de los libros, se despliega un recuadro con las portadas de veinte libros y un texto titulado La biblioteca, en donde se compara la tapa de los libros con la piel como elemento de contacto y unión con el mundo. Cuando damos clic sobre las portadas de los libros, aparecen las mismas por separado junto con dos leyendas: “Escriba su reseña de este libro” y “Vea otras reseñas de este libro”. No existen muchos elementos para escribir una reseña. Sólo contamos con el título del libro y con la imagen que vemos en la portada. De hecho, algunos títulos se encuentran en otras lenguas como alemán o inglés y algunos incluso emplean otros alfabetos como los libros en ruso o en chino, de modo que es aún más difícil contar con parámetros para inventar la reseña.

Si uno desea escribir una reseña, aparece un recuadro en donde se puede incluir un título para la reseña y un texto de considerable extensión, que, posteriormente, se almacena en la página al apretar la pestaña “enviar”. De este modo, la reseña queda disponible para que cualquier otra persona que entre al sitio pueda leerla. Asimismo, uno puede leer las reseñas enviadas por otros usuarios, quienes pueden o no decir su nombre. Algunos incluso incluyen su correo electrónico, dispuestos a entablar un diálogo virtual con otros usuarios.

La biblioteca plantea una crítica a las reseñas de libros y a quienes realizan esta labor. En ocasiones, el reseñador ni siquiera ha leído el texto y, no obstante, cuántos lectores se dejan influir por una reseña para leer o no leer algo. Ésta es otra forma que encuentra Gache de cuestionar la sacralización de la escritura y el papel del autor. Por otra parte, para el perceptor, resulta muy interesante hacer el ejercicio de escribir una reseña tomando como base únicamente elementos paratextuales. Los títulos de los libros (War Toys for Boys, The Atomic Bomb and the Word of God, Vientos de apostasía, Prisoners of Chance) son reveladores en sí mismos. Por el formato de los libros, por el diseño de las portadas y por los títulos, nos damos cuenta de que hay libros de todo tipo: libros de poemas, de historia, de ciencias naturales, de geografía y hasta un manual para exploradores. Sin embargo, se trata de una biblioteca vacía. Los libros no están escritos, no existen, y lo único que importa es qué se dice de ellos.

Wordtoys es una excelente muestra de diferentes experiencias poéticas interactivas a la luz de la ciberpoesía hipertextual. Cada uno de los ciberpoemas que integran la obra es diferente y ofrece algo distinto al perceptor. En todos estos ciberpoemas se muestra una noción de tiempo veloz. Todo cambia en un instante con sólo oprimir un botón.

En esta obra, el movimiento es un elemento constante: las palabras y las letras se mueven, se despliegan, desaparecen y se transforman con un clic. El perceptor tiene en sus manos toda una serie de decisiones que lo van llevando a recorrer la obra de una manera que, al final, resulta una vivencia única para cada persona que ingresa al sitio. Wordtoys es una obra llena de ecos de otros autores, es una obra que muestra a la ciberpoesía como una nueva modalidad de interacción de lectura que está produciendo un nuevo tipo de lector, el cual es una figura imprescindible en la resignificación de la obra.

Wordtoys, como su nombre lo indica, es un compendio de juegos verbales y visuales con los cuales el perceptor se relaciona de manera lúdica. El usuario experimenta con estos iconotextos y, como sucede en todo juego, modifica su conocimiento del mundo a partir del proceso de experimentación.

“La escritura detiene, cristaliza, de alguna manera mata a la palabra conservando su cadáver. Un cadáver etéreo como el de una mariposa disecada.”, dice Belén Gache en el prólogo al ciberpoema Mariposas-libro. Al cuestionar el lenguaje desde distintas perspectivas, Wordtoys enfatiza el carácter efímero de la palabra y subraya las nuevas identidades que se pueden crear en una obra que tiene como fundamento esencial la interacción y la vivencia lúdica. 
 

1 Para obtener información sobre la autora, así como para leer en línea varios de sus ensayos teóricos, consultar http://www.belengache.net/

2 Se trata de un texto en primera persona en el que un ser “frágil, inconstante y aislado” narra las peripecias de su vida cotidiana. El proyecto Bubbleboy fue concebido para ser realizado en Internet, mediante cien posts, durante cien días consecutivos. Este diario se constituyó como un texto a la deriva y en proceso, sin una trama o dirección preestablecida. Así como las burbujas flotan en un hiperespacio constituido por múltiples dimensiones, Bubbleboy habita el ciberespacio, lugar multidimensional que propone una nueva espacialidad y una nueva temporalidad sin órdenes lineales o causales precisos y que instaura, igualmente, nuevos modelos narrativos. Esta obra se puede leer completa en http://bubbleboy.findelmundo.com.ar/index.php , [última consulta 28 de febrero de 2011].

 

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