Tecnología y comunidad

La cámara verde
Por Cristina Rivera Garza
 

Nos ponemos las antenas en marzo y miramos hacia el más acá. Las tecnologías digitales han sacado a los escritores de sus casillas –lo digo en términos literales, faltaba más. Un gremio que hasta hace no mucho se jactaba de visualizar su oficio con la humilde metáfora del lápiz y el papel, cuando no con la torre de marfil del aislamiento o la intensidad denominada como personal, se ha visto forzado a posicionarse respecto a lo que sucede en las pantallas de la actualidad. Los temas son muchos, y algunos tan fácilmente escandalosos como el uso trillado del copypaste y del plagio. Otros, que es lo que nos proponemos explorar en la Cámara Verde mientras esperamos la llegada de la prima Vera, son los lazos que los escritores de hoy establecen con sus comunidades a través de un uso estratégico de ciertas tecnologías digitales.

No. 47 / Marzo 2012

 
Tecnología y comunidad

La cámara verde
Por Cristina Rivera Garza
 
Nos ponemos las antenas en marzo y miramos hacia el más acá. Las tecnologías digitales han sacado a los escritores de sus casillas –lo digo en términos literales, faltaba más. Un gremio que hasta hace no mucho se jactaba de visualizar su oficio con la humilde metáfora del lápiz y el papel, cuando no con la torre de marfil del aislamiento o la intensidad denominada como personal, se ha visto forzado a posicionarse respecto de lo que sucede en las pantallas de la actualidad. Los temas son muchos, y algunos tan fácilmente escandalosos como el uso trillado del copypaste y del plagio. Otros, que es lo que nos proponemos explorar en la Cámara Verde mientras esperamos la llegada de la prima Vera, son los lazos que los escritores de hoy establecen con sus comunidades a través de un uso estratégico de ciertas tecnologías digitales.

Desde Querétaro aunque ya camino a UCSanta Cruz, Benjamín Moreno tiene años trabajando muy de cerca con las tecnologías de hoy. De hecho, gran parte de su trabajo se ha desarrollado alrededor de la práctica de lo que se conoce como poesía digital –de la cual, en su caso, no se excluye la investigación acerca del sonido y la voz. Hace no mucho, y para sorpresa de unos y celebración de otros, aparecieron en el TL algunos de los experimentos que Benjamín está llevando a cabo a través de la mezcla de la lírica popular, expresada en boleros o baladas o norteñas, con una de las voces más prestigiosas en la historia de la poesía nacional moderna de México, a saber, Octavio Paz. De esta yuxtaposición irreverente y crítica, a la vez surgieron las audionubes que, en este marzo de reverdecimientos mayores, comparte con La Cámara Verde. Más allá de la simple puntada o, como él mismo lo explica en sus notas alrededor de este experimento, más allá de una buscada mezcla entre la así denominada alta y baja cultura, esta yuxtaposición le permite investigar nociones contemporáneas de lo poético: desde el uso del hiato, sinalefa y paronomasia como similitud sónica, hasta la exploración, en términos de materia sonora, de la presencia imbricada de lo popular en lo asumido como poético y viceversa.

Benjamín R. Moreno (Santiago de Querétaro, México; 1980). Es narrador, ensayista y márketer. Ha publicado Tú haz de cuenta que me importa (cuento, CONECULTA/IMCQ, 2005), Signos del amnesia voluntaria (novela, Tierra Adentro, 2009), y textos suyos aparecen en varias antologías. Fue beneficiario de la beca del FONCA Jóvenes Creadores en 2010, del FECA Querétaro en 2003 y 2009, y del programa APOYARTE en 2012. De su trabajo como artista electrónico, compilado en el sitio webconcretoons, se desprenden piezas, instalaciones y performances presentados en diversos festivales que van de Buffalo a Berlín, pasando por San Francisco y Monterrey, México.

Desde Lima aunque ya camino a UCSan Diego, José Antonio Villarán tiene tiempo experimentando con poesía en soportes alternativos. El proyecto que nos presenta en la Cámara Verde de marzo inicia, de manera por demás significativa, con la imagen de las palabras “Quiero dialogar”. Hacia fuera, interactivo desde su concepción, el amltproject transforma a las palabras en invitación literal y a los convidados en poetas con derechos. Alguien comienza el poema, en efecto, pero el poema no termina en sí ni dentro de sí ni mirándose al espejo. Alterado de raíz, el poema se desprende y, al hacerlo, se extiende por el globo terráqueo con ayuda de los otros que, en lugar de concluirlo, lo perpetúan. Una forma del desadueño, el poema. Una expropiación perpetua. Lo contrario a la propiedad. Que José Antonio haya conseguido el financiamiento de Puma, una conocida transnacional, para darle continuación al proyecto, debería hacernos pensar de maneras críticas sobre la compleja relación que se establece entre poesía y capital en nuestros días. La experiencia bilingüe de José Antonio (nacido en Perú, educado en los Estados Unidos), que tanto afecta y para bien, la sintaxis de un libro como La distancia es siempre la misma (Matalamanga, 2006), marca también el impulso inicial de otros proyectos comunitarios (incluidos en la misma página) en los que acaso les interese participar.

José Antonio Villarán (Lima, 1980) se graduó de la facultad de Creación Literaria de San Francisco State University, en donde recibió el Premio Frances Jaffer por su trabajo innovador. Ha publicado poemas y cuentos en diversas revistas estadounidenses y peruanas. En diciembre del 2006 publicó su primer libro de poesía, la distancia es siempre la misma, con la editorial Matalamanga. En junio del 2007 creó, conjuntamente con otros dos artistas, el espacio cultural “La Maquina”, en Lima, Perú. En octubre del 2008 comenzó el proyecto multidisciplinario AMLT, el cual es actualmente auspiciado por Puma. Su segundo libro de poesía, titulado El cerrajero, se publicará a mediados del 2012 con el Álbum del Universo Bakterial.

Demoler es lo mismo que arruinar pero también que deshacer. El que demuele, sobre todo si es en pequeña escala, ejerce el súperpoder secreto del ojo detallado y crítico. Ve, ese ojo, pero ve creando al mismo tiempo otra realidad. Algo así hace Bárbara González (@barbariana) en la serie de tuits que lleva por título algunas palabras de uno de sus 140s: “Una tarjeta de presentación que ponga: Encargada de demoliciones en pequeña escala para no decir torpe”. Algunas de las demoliciones bárbaras de marzo incluyen, véase esto como se ven los cortos antes de la película: Un niño que nace a los 4 años. Un gato que, cuando aprende a escribir, escribe la palabra miau (esa tragedia). Un barco que termina dentro de una botella. Un matrimonio que cena, románticamente, bajo la luz de los rayos X. Otros proyectos barbarianos en: http://andersennow.tumblr.com/

Dice la fabulosa @diamandina de Bárbara y su trabajo: “Sé que se llama Bárbara González, tiene 29 años, estudió Ciencias de la comunicación y es publicista. Su papá es físico y cuando habla de él o con él no le dice "papá", sino físico, lo que me parece muy bonito. Y de ahí todos sus tuits sobre física y físicos. Lo que escribe está entre la perversión actual y una inocencia que ya no tenemos; cuenta los males con una dulzura de quien los sufre pero no quiere que quien los lea los sufra también. No es esperanzadora pero da esperanza y, en sus tuits, hace parecer que las cosas pueden percibirse como bellas si uno se les queda mirando lo suficiente, sean las que sean”.

Así las cosas. La prima Vera llegó un poquito antes de tiempo a las costas del mediterráneo [#primavervalencia, yeah!], pero la esperamos con gusto en el cruce fronterizo más denso del orbe. Reverdecer es una tarea.

Febrero 22, 2012
San Diego/Tijuana

[mientras escuchaba Onewish, de Hauschka]

  

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