No. 47 / Marzo 2011


“Entre usted y yo no hay separación alguna”

Mística y poesía
Por María Auxiliadora Álvarez
 

mistica-antonio-tapies.jpgDentro del informalismo matérico de la obra de Antoni Tapies, el pintor, escultor y teórico catalán que acaba de morir el 6 de febrero, el espíritu y la materia formaron un núcleo indisoluble. A diferencia del coincidente expresionismo abstracto estadounidense, el informalismo de la pintura de Tapies aspiró a trascender los límites del soporte material para analizar la condición humana y expresar su sentido más espiritual.

La espiritualidad (que no es lo mismo que religiosidad) fue un tema constante para Tapies. Una espiritualidad de relación (y relaciones), según lo explicó con sus propias palabras: “actualmente los grandes temas de la espiritualidad nos enseñan que el mundo no son esas cosas que flotan en el vacío, sino que son una especie de red que nos envuelve a todos. Entre usted y yo no hay separación alguna, a través de la piel nos viene una energía. O sea, que todo es uno.”

Antoni Tapies fue practicante del budismo Zen (meditación activa), pero el principio que menciona (de la relación entre las personas a través de la energía) es el mismo que sostiene el shivaísmo de Cachemira de la tradición hindú, una antigua tradición espiritual que denomina esta “energía” como shaktipat, un término sánscrito que en el mundo cristiano se traduce comola, santidad del espíritu (o Espíritu Santo).

Otras meditaciones de Antoni Tàpies con respecto a la relación entre espíritu y materia rememoran también las búsquedas y los hallazgos del científico-místico Teilhard de Chardin. Tapies reconoce los hallazgos de este misticismo sui generis: “los científicos nos han enseñado que la sustancia [materia]… es en realidad una forma de energía. Para mí lo espiritual es acercarse a esa visión,… la noción de la materia debe entenderse desde el misticismo… a fin de que sea capaz de transformar el interior del hombre.”

El arte “informal, bruto, manchado” que produjo Tapies, definido técnicamente como informalismo matérico (Dubuffet y Burri entre otros) fue catalogado en un principio como el reino de los locos, los solitarios o los inadaptados, pero esta intensa práctica de “libre relación” (con persona o materia), en realidad constituyó un arte sobrepasado de sí mismo que bien podría encontrar su justa equivalencia en la escritura paradójica de los místicos o los espirituales: “una función del cuerpo hasta ahora ignorada” (como decía Vallejo) que en la contemporaneidad dispone de muchos más recursos para expresarse.

La materialidad espiritualmente interpretada (o matérica) de la obra de Tapies no fue homogénea, ni tampoco aspiró a la perfección o la eternidad. Tapies concretó su visión de la relación entre materialidad y espiritualidad utilizando una forma física fluida, vulnerable y perecedera. Un “modo de hacer” que anticipó dentro de la obra su eventual “deshacimiento”, avizorando (y aceptando) la necesidad de la descomposición.

Pero a ese mundo hecho de energía que tanto le cautivó, no lo encerró en la dependencia de la forma. Este proceder deconstructivista remontó el siglo de manera inversa en la obra de Tapies, quien nació en 1923 y fue un aguzado teórico del arte.

 


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