No. 48 / Abril 2012

 

Francisco Serrano
 

 

 



Guillaume de Poitiers


Canción

Haré un poema sobre nada:
no es de amor ni de amada,
no tiene salida ni entrada,
sino que lo hallo
dormitando por la calzada
en mi caballo.

Yo no sé cuándo fui alumbrado,
no soy alegre ni amargado,
no soy hablador callado,
ni te hago caso,
porque acepto que todo es dado
como un acaso.

No sé a qué hora me adormecí,
al despertar, muy poco vi,
mi corazón casi partí
con ese mal,
no voy a fi arme ni de ti,
por San Marcial.

Estoy enfermo y moriré,
nadie sabe decir de qué,
a un médico recurriré,
ignoro cuál;
si es uno bueno, sanaré,
si no, qué mal.

Tengo una amiga, no sé quién es,
nunca la he visto, ni una vez,
nada me ha hecho, ni importa, pues
nada concierta
si hay un normando o un francés
contra mi puerta.

Nunca la vi, en todo un año,
la amo mucho, mas no la extraño,
no me ha hecho ni bien ni daño,
pero además
yo sé de otra, desde antaño,
que vale más.

Canción al fi n, no sé de quién,
la pasaré sin prisa a uno en
Poitiers, que pueda darla, y bien,
a alguien cercano
que la transmitirá, también,
de mano en mano.



Joachim du Bellay

Si nuestra vida es menos

que una breve  jornada


Si nuestra vida es menos que una breve jornada,
en la ardua eternidad, si el año, que al correr
consume nuestros días sin esperar volver,
si todo lo que nace perecerá en la nada,

¿qué sueños, alma mía, sueñas apasionada?
¿Por qué te agrada así lo hosco de nuestro ser,
si para a un refugio más sereno tender
ostentas en el dorso el ala lastimada?

Ahí radica el bien que cualquier alma anhela,
ahí habita el reposo que todo el mundo cela,
ahí el amor está con el placer que añoro.

Ahí el amor está y también el placer,
ahí donde a la Idea podrás reconocer
de la inmortal belleza que en este mundo adoro.



Pierre de Ronsard

Amor, amor concédeme o paz
o tregua breve


Amor, amor concédeme o paz o tregua breve,
o bien, si las apartas, y con mazo más fuerte
acabas con mi vida y me otorgas la muerte,
por lo menos bendíceme con languidez más leve.

Y ya sea que el sol o descienda o se eleve,
no pienso en otra cosa que, tenaz, no me alerte
sobre mi condición, y en su labor convierte
en más duras mis penas, sin que alivio conlleve.

¿Qué debo pues hacer? Amor, que me hizo errar
de modo tan notorio, no me deja esperar
para mi bienestar más que desesperanza.

Y ya que Amor no quiere en mi ayuda acudir,
como defensa tengo el placer de morir,
y que la muerte traiga tan ansiada bonanza.



William Shakespeare

Dos sonetos


          105

No se llame a mi amor idolatría
ni se muestre como ídolo a mi amado,
si elogios ofrendo y mi poesía
a uno, de uno, y así, siempre, alabado.

Amable es hoy mi amor, mañana amable,
siempre constante, espléndida excelencia;
constancia que a mi verso hace invariable:
lo que expresa no admite diferencia.

"Hermoso, amable y fi el", es mi argumento,
"hermoso, amable y fi el": otro vocablo;
y al decir esto, cesa mi talento.

Tema admirable: de tres, en uno hablo.
"Hermoso, amable y fi el", siempre han vivido
solos, pero jamás en uno han sido.


         149

¿Puedes decir, oh cruel, que yo no te amo
si en contra mía asumo tu partido?
¿No pienso acaso en ti cuando me olvido,
por tu causa, de mí, cabal tirano?

¿Quién te ha odiado que yo llame mi amigo?
¿A quién frunces el ceño que yo adule?
Si ceñuda me miras, ¿vengativo
no marcho contra mí, con pesadumbre?

¿Qué mérito hallo en mí, vana arrogancia
que tu servicio desdeñar intente,
si lo mejor de mí adora tus faltas

y al giro de tus ojos obedece?
Pero, amor, sigue odiando, así te quiero:
amas a los que ven, y yo soy ciego.


 

{moscomment}