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No. 48 / Abril 2012

 

Andrea Alzati
(Guanajuato, 1989)



tanto casi
casi puedo olerte
(hueles a piedra mojada)
casi he tenido entre las mías, tus manos
casi he sido tu estrella fugaz
casi he sido tu sombra
casi tu tallo
casi he sido el reverso de tu lengua
casi duermo en las papilas de tu lengua
casi soy tu sangre
casi color desterrado
casi luz
casi vórtice
casi mi nariz en tu ombligo
casi rodar hasta caer de un borde del sol
casi se obsesionarán nuestras palabras
casi dentados los cuerpos
casi amalgama abrasadora
casi somos centro y órbita
casi el baile infatigable
casi la arena
casi el mar
casi la espuma irremediable
casi el cuento de hadas
casi un amor eterno
casi somos uno
casi jugamos a ser nada
casi dormidos
casi despiertos.

  





silla eléctrica
no lo quiero a él
a él no, ¿escuchaste?
a él no lo quiero

quiero sus manos
jamás he visto
jamás tocado
tan perfectas manos


él no me interesa
él me aburre
¿te acuerdas?

quiero sus ojos
ambiguos ojos
ojos valientes
viajeros ojos

no, no lo quiero
¿para qué?
¿cómo se te ocurre semejante idea?

quiero su boca
el calor
la humedad
el olor de su boca

pero no a él
¡suéltame!
¡ya te he dicho que no me toques!

quiero sus pies
pies de hombre primitivo
pies sembrados
veloces pies

pero no, no insistas
no es él lo que quiero
¿por qué no me crees?


ya te dije que no es él lo que quiero
quiero sus palabras
y su panza
y su risa
y quiero su espalda

no lo quiero a él
él me impacienta
me vuelve loca, paranoica, ¡y tú deja de burlarte!

entiéndelo, de una vez por todas
quiero sus palabras
quiero sus sueños
quiero su voz cuando canta
quiero su muerte
y su noche
y su almohada
y sus calcetines
y sus hombros

te voy a explicar
ya que has llegado hasta esta línea del poema
qué es lo que quiero

quiero los espacios de su cuerpo
que no tienen nombre
quiero que se confundan nuestras bocas
quiero que se mezclen los abismos
quiero que se quemen los caminos
quiero que se congele el tiempo
quiero derretirlo entonces
y verlo en cámara lenta
y quiero contarle los dedos de los pies
y de las manos
hasta asegurarme
que no quede duda
de que son diez y diez

quiero como ahogarme en su mirada
quiero casi morirme entre sus brazos
quiero volver a nacer de su silencio
y aprender a hablar
un idioma nuestro
y aprender a caminar
una vez más
y así irnos
caminando
ya sea juntos
o tomados de las manos

y caminar
y caminar
y caminar
hasta que el camino
se convierta
en nubes rosas

espero haber sido
lo suficientemente clara.



 
 
 
 



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