Llueve de noche el helecho en lágrimas, Charcas de luna. Brazo de mar Muere la prisa Contemplando los lirios y el agua. Olas sin tiempo y sal. Marina Un plato azul, muy líquido; su tapa azul también, muy cálida: la línea que los divide, huérfana. Atardece en la playa el mar y su cortejo con la arena. Y anochezco. Alguien toma una fotografía: un plato azul, muy líquido; su tapa azul también, muy cálida. El hombre a la mitad El sol era mejor, era el primero. ¿Recuerdas, hermano, cuando en las largas tardes el sol teñía de vida el firmamento? sin soltar los juegos, subíamos, corriendo, a mirar el bostezo del ocaso a recibir la noche que brillaba. Hoy te despiertas de tus noches terribles recubierto de sangre casi oscura casi llena a la luz de la luna, e interrogas con dureza tu pasado porque ahí, solo, encuentras evidencia y el silencio es de pena obligatoria. El sigilo entremuros se resuelve: bajas los ojos te levantas vencido nuevamente odiando, con ganas de burlar el universo para volver a la inocencia cálida, perdida. El sol era el primero. Todo, seguridad bajo su manto.
|