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portada-resonancia.jpg Resonancia Resonance
Poesía en dos lenguas
Pura López Colomé / Alastair Reed
Compiladores, traducciones y voces
Fondo de Cultura Económica (Entre voces)
México, 2011 

Por Héctor Iván González
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No. 49 / Mayo 2012


Resonancia: Instrucciones de uso

I

Desde hace varios años, Pura López Colomé ha ido descollando entre las figuras principales que se han abocado a la tarea de unir los nodos de la geografía poética. Estos nodos se ligan mediante sus traducciones del inglés y del alemán al español. Sin embargo, su labor no se limita a la traducción de uno o dos libros ni de uno o dos autores. Su proyecto ha llegado a materializarse como una de las empresas poéticas más ambiciosas —por ende, más generosas— que cualquier poeta mexicano se haya fijado. Asimismo, lo ha hecho sin caer en el vicio en que cae una gran cantidad de traductores: la traslación de autores que simplemente justifiquen su propia obra literaria. Pues es algo sabido que varios autores —prosistas o poetas— tienen a la traducción como una vía para poder dar validez a su obra; crear un marco de referencias, una red de inteligibilidad, en la cual se pueda engarzar su poética o su narrativa. Tampoco lo ha hecho para hacer alarde de un don especial de políglota innato. En otras palabras, López Colomé no traduce para que la entiendan ni para que la envidien. Su labor poética-de-traducción merodea su obra poética-personal, pero no le es indispensable para existir. Aunque esta diferencia parezca insignificante, aquí hay una tremenda singularidad con muchos autores que han llevado a cabo esta labor.

Una prueba —entre tantas— de la generosidad antes mencionada radica en su descomunal capacidad de trabajo en dos planos distintos. El primero es el del escritorio: esa dedicación de trabajar todas las mañanas, realizar sus horas de estudio para saber cuál es el presente de la poesía; su arrastrar el lápiz para desbastar el silencio y así bruñir los versos que otros forjaron. El segundo es el de las lecturas públicas que brinda cada vez que alguien tiene el buen tino de organizarle una reunión con los lectores. Una vez más, a diferencia de la gran mayoría de los poetas, Pura es una lectora excepcional de poesía en voz alta, pues hermana la tesitura de su voz —ese espectro que se torna de mil colores— con la inigualable capacidad de insuflar imágenes en el escucha. Es innegable que quien ha presenciado una de sus lecturas queda tocado por un haz definitivo y crucial. Estos factores binarios siempre están presentes en su obra y en esta ocasión son ineludibles para abordar Resonancia Resonance (FCE, 2011).


II

Todo aquel que se haya planteado seriamente la escritura de un poema sabe que no hay nada más difícil para la conciencia que empezar. Pensar que en un momento todo es silencio, quietud, oscuridad, y que paulatinamente los versos empiezan a germinar uno a uno, lentamente, como sin querer surgir, para después ver algunos “nudos en el papel” (Deniz dixit) y sentir la emoción del que ha obrado algo independiente a sí mismo. Pues bien, para todo aquel que haya experimentado este pasar-del-silencio-a-la-creación, Resonancia Resonance será valorado como un poema en su conjunto; un poema de materia bien compacta; un poema que brotó de la nada para ser un poema como la hidra de mil cabezas. Sólo que aquí no concurren cabezas, sino voces poéticas en dos lenguas. Resonancia Resonance es un gran poema compuesto, no de versos, sino de poemas.

Planteado más como una experimentación que como un experimento, Resonancia Resonance entrega al lector y al escucha tres discos que contienen la interpretación de poemas de dos lenguas tan contradictorias, tan hermanas y tan enemigas como la inglesa y la española. Como en un juego de espejos a la manera de las cartas que escribía Da Vinci, Pura López Colomé y el poeta Alastair Reid se dieron a la tarea de escoger una lista de poemas en estas dos lenguas que traducirían a su lengua respectivamente. Llevar a cabo este proyecto hizo que el escocés viniera a vivir durante una temporada a una cabaña donde alternaría su trabajo de traducción con sesiones de solaz bebiendo whisky acompañado de amigos. El lector suspicaz habrá notado el uso del término ‘escoger’ y no ‘seleccionar’ ni ‘antologar’, pues Resonancia Resonance no es una antología ni un florilegio. Pura —quien ha hecho antologías como El anuario de poesía u otro estupendo proyecto para el IMER, Engaño colorido, o Al buen entendedor (FCE, 2006), selección de ensayos de Heaney—sabía perfectamente que estos tres discos andarían un camino muy distinto: aquel de ser un constructo poético cuya razón de existir sería más cercana a la autorreferencialidad o a la alusión de sí mismo que a un muestrario de entomólogo.

Resonancia Resonance parte de algunos lugares de confluencia: Puntos de mira, Nieve, Agua, Viento, Palabra, Isla-Tierra-Mundo, Tiempo, Amor y Olvido. En estos niveles están agrupados los poemas, de aquí la razón de ser de la selección, el orden, la modulación y el desarrollo. Además, los poemas se leen aleatoriamente sin ningún tipo de pleca que rompa el transcurrir rítmico. No se trata de un trabajo didáctico para que se sepa quién escribió qué, sino que es un dejarse ir hacia caminos insospechados que Pura y Alastair han desbrozado para nosotros; y que lo han hecho a la manera de los anfitriones que tienen la conciencia de no arruinar el viaje al huésped, como se reclamaba Reyes a sí mismo en Al yunque.

Uno de los resultados de estas más de tres horas de lectura poética es la renovación de algunos poemas escritos en español que al ser traducidos al inglés cobran una nueva vida; a la manera de un animal que acaba de renovar su piel, poemas como “Alta traición” o “El otro tigre” se nos revelan diferentes entre los nuevos vestidos y a la vez poseedores del mismo espíritu. Como si Alastair nos cambiara de veranda y nos dejara otear desde los Highlands a un nuevo Eliseo Diego o a un renovado Jorge Cuesta; y al experimentar la lectura que hace —con esa voz cascada— nos abre otras puertas del fenómeno poético. Porque, en gran medida, Resonancia Resonance es un abrir puertas dentro de la poesía que nosotros ya sentíamos muy nuestra y muy transitada. Por lo demás, cuando Reid se lee a sí mismo o da voz a Heaney o a Wallace Stevens, podemos contemplar la granítica torre que es la poesía en inglés; se presencia la delicuescencia de esta lengua que puede traer a la mente los ecos de antiguas grutas, los chasquidos de los pasos en una ladera verdinegra, el rumor de la gente en las tabernas o el sonido de una mirada de una muchacha antes de venirse. Porque pienso ineluctablemente en uno de los poemas de amor más extraordinarios que me reveló Resonancia Resonance: “Privilege of Being”, que Pura tradujo como “Privilegio de la vida”, de Robert Hass. Un poema que tatúa en la memoria versos como:

 

Cuántos hacen el amor ahora. Allá arriba, los ángeles
en el éter ingrávido y cristal del deseo humano
se trenzan el cabello mutuamente, de un rubio fresa,
cuyo tacto es de ríos helados. De cuando en cuando
voltean hacia abajo, mirando el deslucido éxtasis
—algo así como pájaros sin plumas chapoteando
en el charco primaveral de un lecho—
y entonces una mujer, a punto de venirse,
le abre los párpados al hombre y dice
mírame, y él obedece…

 

Aunado a esto, Resonancia Resonance presenta un libreto donde aparecen todos los poemas y sendos prólogos de los autores. Para los que nos gusta seguir las arias o los recitales o los parlamentos de las óperas, este libreto es una manera de seguir verso a verso a las voces cantantes. De hecho, dos o tres veces me he sorprendido bajando un poco el volumen para intentar mis propias interpretaciones, más que para imponerme a las voces, para buscar hacerles una segunda voz a los versos que sobrevuelan por la sala donde escucho los discos. Los prólogos también son espacios en que los autores expresan con mucha claridad el origen del proyecto, confiesan la admiración recíproca que se tienen y sugieren que el origen de Resonancia Resonance está en una necesidad personal por encima de toda la buena fe literaria del mundo. De hecho, sin tener una intención puramente halagüeña, Alastair Reid detalla el inicio de su amistad: “I had come to know Pura first from reading her impeccable translations of some writings of mine, and then through her astonishing versions of Seamus Heaney’s poems”, lo cual nos hace regresar a la tarea de esta cantante, caficultora, traductora y poeta que se ha refugiado en su templo en el Camino a Chalma. Porque si Pura elogia en su libro Afluentes (Pértiga, 2010) la congruencia de Heaney al “no olvidar sus psicopompos, sus encaminadores de alma, sus guías en la jornada poética”, tiene que darse cuenta de que ella goza del mismo mérito al traernos incansablemente las voces de mayor madurez en el ámbito de la poesía en inglés. No dudo que esto tarde o temprano será reconocido por propios y extraños en el mundo de las letras; y que como Heaney o Reid, quienes ya la tienen como su mejor intérprete (como le gusta llamar a George Steiner a los traductores de lecturas cabales), los poetas de lengua inglesa la querrán en exclusiva para llegar al mundo hispánico como su embajadora plenipotenciaria.

Finalmente, la mejor manera de disfrutar Resonancia Resonance dependerá de cada escucha; por lo cual me limitaría a compartir que el escucharlo a media luz con un whisky con un poco de agua helada y unas almendras se ha vuelto un ritual cada vez que busco reconciliarme con mi propia alma.


Robert Hass, “Privilege of Being” ("El privilegio de la vida")

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Seamus Heaney, “The Walk” ("El paseo")

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Xavier Villaurrutia, “Cementerio en la nieve” ("Cemetery under Snow")
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Alastair Reed, “My Father Dying” (Mi padre agonizante)
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Pura López Colomé, “Las formas del viento” (Shapes of the Wind)
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