No. 50 / Junio-julio 2012


 

La dïéresis editorial artesanal

 

Tendríamos que ser muy ingenuos para negar que los medios electrónicos están revolucionando la industria editorial. La tecnología poco a poco ha ido convenciendo hasta a los más escépticos: para los que se quejaban de que no podían leer en la computadora porque la luz les lastimaba los ojos, se inventaron ya los lectores de "tinta electrónica" (como el Kindle o el Papyrus), que, además, permiten subrayar, crear ficheros de citas textuales y notas al margen del texto, etc., y que son capaces de almacenar toda una biblioteca en un aparato del tamaño de una libreta. Para los que alegaban que la novedad era sólo aparente, y que el ejercicio de la lectura permanecería idéntico, el iPad y sus magníficas "aplicaciones" han demostrado, más contundentemente que nunca, que las posibilidades lectoras de un texto pueden verse enriquecidas por toda una serie de recursos visuales, auditivos, de video y de animación. Este mismo espacio, el Periódico de poesía, es también una prueba definitiva de lo afirmado anteriormente.


Sin embargo, hay algo que las ediciones electrónicas simplemente no pueden ofrecernos: el placer, común a muchos amantes de la lectura, de acariciar la portada de un libro, de pasar los dedos por la textura inigualable de un Fabriano o un Ingres, de sentir ese olor tan característico que emiten los papeles impresos (entre más viejos, mejor). Los libros electrónicos no tienen cuerpo; forman parte de un empíreo que depende de la luz eléctrica. Nuestra relación con ellos es más intelectual que sensual. Las grandes bibliotecas electrónicas diluyen las fronteras corpóreas entre cada volumen, unificando el conocimiento en un mismo flujo de energía.

Es cierto, también, que hay ediciones impresas menos atractivas que otras: su cuidado de la impresión es deficiente, sus papeles no son de buena calidad, su diseño no es agradable a la vista, etc. En esos libros, no hay duda, lo que prevalece es la calidad del texto por sí misma, que nos cautiva o decepciona, muy a pesar de su suporte material.

En el mercado, no obstante, existe toda una línea de editoriales comprometidas con el cuidado del libro, como un objeto que puede ser hermoso por sí mismo. En México, es innegable la importancia del Taller Martín Pescador o del Taller Leñateros, fundados en los años setentas, o de la más reciente editorial Ditoria. En la creación de estos libros (conocidos como "libros de artista" o "libros objeto") intervienen muchos factores posibles: el vínculo frecuente con artistas plásticos (sobre todo por medio del grabado), la impresión de tipo antiguo, la encuadernación artesanal, la exploración de distintos materiales, etcétera.

La dïéresis, fundada en 2009, se suma al esfuerzo de estas y de otras muchas editoriales. Nuestra búsqueda no sólo se centra en lograr una impresión impecable, un diseño atractivo, una bella edición, sino que también procuramos que el vínculo entre el texto y su continente (es decir, el libro en sí mismo) sea estrecho y significativo. Lo anterior aunado a una selección dedicada de los materiales empleados y a un cuidado minucioso de la reproducción de los textos, así como a la elaboración manual de cada libro, nos permite ofrecer al público lector productos de una calidad que no está únicamente relacionada con lo literario. O visto de otra forma, un producto artístico, cuyo valor se ve reforzado por aquello que le da soporte y forma material.

Por supuesto, además de todo lo ya mencionado, en La dïéresis nos preocupamos por la calidad literaria de los libros que publicamos: nos interesa darle voz a escritores de todas edades y épocas. Hasta ahora, hemos publicado libros de escritores jóvenes (nacidos en la década del ochenta), pero también un poema de Sor Juana, el Laberinto endecasílabo; aspiramos incluir en nuestro catálogo a otros escritores de nuestra tradición, antigua y contemporánea, pero también a escritores de otras latitudes.

Te invitamos a conocer nuestro catálogo actual. Cada ejemplar está numerado a mano y fue producido, íntegramente, en nuestro taller.

http://www.ladieresis.blogspot.com/
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