No. 50 / Junio-Julio 2012


   Muerte en Playa albina: Lorenzo García Vega (1926-2012)



Por José María Espinasa

 
homenaje-lorenzogarciavega-01.jpgLa muerte de Lorenzo García Vega, a principios de junio, es uno de los varios puntos finales que la aventura de Orígenes en Cuba, impulsada por José Lezama Lima, ha acumulado en los últimos años. Sus libros Los años de Orígenes y El oficio de perder son testimonios insustituibles y muy vitales para entender lo que ha ocurrido en la literatura cubana –y latinoamericana– desde la aparición del primer número de Orígenes hasta nuestros días. Poeta desbocado, máquina literaria que no paraba de escribir, García Vega muere a los 86 años –había nacido en 1926 en Jagüey Grande-, en Miami, lugar que bautizó mitológicamente como Playa Albina.

homenaje-lorenzogarciavega-03.jpgEl poeta sobrevivió sus largos años de exilio trabajando de cerillo –palabra mexicana que designa a los empacadores en los supermercados (bagboys en inglés). Y en efecto, García Vega fue un muchacho (boy) toda su vida, con una fe en la literatura que la amargura de algunos de sus textos y experiencias no pudieron cancelar. Adolfo Castañón me hace partícipe de su fallecimiento hace unos días. Ningún periódico mexicano ha dado noticia de su muerte. Su obra pertenece a esa faceta secreta de la literatura en español y nunca tuvo (ni tendrá) los reflectores de frente. Si bien Los años de Orígenes provocó fuertes polémicas y lo tuvo durante algunos días en la cresta de la ola, el anticastrismo lo marcó para siempre (se exilio de Cuba en 1967), su literatura está más allá de esas circunstancias. Hace algunos años en Argentina se le empezó a editar con seriedad, y en México se publicó El oficio de perder. La crítica cubana, tanto fuera como dentro de Cuba, empieza a prestarle atención. Está claro que los años de Orígenes no acabarán nunca. Valga esta nota como un pequeño homenaje y un adiós a Lorenzo García Vega.
 



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