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portada-cavalli.jpgYo casi siempre duermo (Antología poética)
Patrizia Cavalli
Selección, traducción y prólogo de Fabio Morábito,
UNAM, México, 2008.

Por Mariana Ruiz
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No. 51 / Agosto 2012


 

Gatos, calcetines, flores, plazas públicas, envejecer, abrir cerraduras o echar la pasta, así nos presenta Patrizia Cavalli el mundo visto entre un despertar y otro.

En esta antología, la poeta y el traductor comparten la misma visión de las palabras: llaves que pueden abrir puertas con un contenido inesperado que espera ser descubierto. En este sentido, la poesía de Cavalli se muestra como la cerradura que es imposible abrir, y Fabio Morábito —tal como lo hacía la autora en su niñez— es quien se encarga de encontrar los mecanismos necesarios para poder abrir este cerrojo, para así poder guiar al lector en un mundo de palabras juguetonas, en donde cada poema se convierte en la posibilidad de adentrarse a sueño distinto, lleno de imágenes cotidianas que se vuelven tan complejas que a veces parecen inexplicables. Como buen guardián y guía, Morábito conoce a la perfección cada movimiento dentro de la poesía de Cavalli, en donde las palabras encuentran un lugar justo para poder así completar ya sea un pequeño aforismo o un poema tan largo como “La guardiana”.

Morábito toma muy en cuenta al momento de traducir una anécdota  mencionada en el prólogo, en la cual nos cuenta cómo fue que usó un adjetivo incorrecto para tratar de calificar la poesía de la autora, lo cual provocó en ella un gran descontento. Tanto en italiano como en español, cada adjetivo, verbo, sustantivo, punto o coma se encuentran en el lugar correcto, tal como funciona en los mecanismos de las cerraduras. Morábito entiende que la poesía de Cavalli carece de presuntuosidad, lo que la convierte en una poesía delicada, analítica y sencilla, seductora e inocente al mismo tiempo. Esto se refleja en el escaso uso de cultismos, privilegiando el uso de palabras comunes acompañadas por diversos diminutivos que hacen que los versos fluyan constantemente. El traductor se encarga de transportar la dulzura del italiano en sutiles aliteraciones al español, tratando de no perder las rimas esporádicas que se presentan a lo largo de la antología.

Las traducciones de Morábito nos permiten ver el mundo de la poeta desde otro punto de vista. El lector puede darse cuenta que Patrizia Cavalli sigue teniendo esa curiosidad infantil que le permite platicar con el botón de una flor, pero que también es capaz de hacer una crítica al espacio utilizado en las vías públicas.

Esta selección de poemas permite ver en orden cronológico la evolución en la temática de la autora, siendo los aforismos una constante dentro del libro y, probablemente, la razón del título de la antología: los aforismos reflejan la idea de un constante devenir del pensamiento que, como ya lo menciona Morábito en su prólogo, son consecuencia de un constante despertar y por tanto de un incesante devenir de ideas.

Las traducciones que hace Morábito plasman con exactitud lo que Cavalli quiere mostrarnos: a una mujer contemporánea que experimenta constantemente nuevas sensaciones, una mujer que se preocupa, que se divierte y que también reflexiona, pero que al mismo tiempo no  deja de lado su sentido del humor:

Y ahora todos me llaman señora.
Claro que sería mejor señorita.

La poesía de Patrizia Cavalli vista a través de los ojos de Morábito es una constante reflexión provocada por la cotidianidad y la pereza; son estas las permiten una observación del mundo tan peculiar porque sólo “el perezoso, el somnoliento, el rutinario, conocen demasiado bien el peso del diario vivir para olvidar su inflijo en todas nuestras acciones.”






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