Poesía Matérica en Lima


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Dédalo. Distrito de Miraflores. Allí la muestra Poe+objetos reúne un micro mundo de artistas, algunos nuevos en la experimentación creativa, otros ya con un  camino andado. Distintas disciplinas de los integrantes: música, diseño, actuación, ingeniería, performance, artes plásticas, abogacía, literatura y danza. Aquí hay rastros surrealistas, dadás y poveras aderezados con la realidad limeña.

No. 53 / Octubre 2012


 
 

Poesía Matérica en Lima

Por Claudia Luna Fuentes

                                                                                  El arte contemporáneo es una suerte
                                                                                  de concepto móvil, nomádico y problemático.
                                                                                                                      Cuauhtémoc Medina

Crítico de arte y curador, el arte contemporáneo es un híbrido que reniega de sí mismo. Lo mismo abreva de las artes duras que de la calle, sus sonidos y formas. Es complejo aventurarse a una definición académica. Navego con el concepto de Medina que se mece en un mar de imprevistos, pues es esto lo que hace interesante al arte contemporáneo: ensancha a fuerza de atrevimiento, las márgenes de tolerancia contemplativa para congoja de puristas. En este mar, ondea Poe+objetos, exposición de arte emergente peruano que actualmente se exhibe en Lima Perú, dentro de la Galería Dédalo.



1. Tarde o temprano, hablaremos de todo. Robert Creeley


espacios-poesia-materica-1.jpg Dédalo. Distrito de Miraflores. Allí la muestra Poe+objetos reúne un micro mundo de artistas, algunos nuevos en la experimentación creativa, otros ya con un  camino andado. Distintas disciplinas de los integrantes: música, diseño, actuación, ingeniería, performance, artes plásticas, abogacía, literatura y danza. Aquí hay rastros surrealistas, dadás y poveras aderezados con la realidad limeña.

Una línea amarilla invade el piso de la galería. La mirada sigue esa raya que caligrafía los mosaicos y se detiene de vez en vez para mostrar poemas impresos en el suelo de Fernando Casanova Garcés. Así se marca la entrada a la exhibición de poe+objetos. Uno de los poemas: “Fruticidio: 1. Pele una fruta / 2. Coma la fruta / 3. Piense en la fruta”.

Una pieza de la artista plástica Debrah Montoro es la primera pista con la que conecta la línea amarilla: máscaras blancas que se agitan en gestos congelados levitan en el aire: "Los poemas suelen ser papel mojado", el título fue inspirado en el poema de Mario Benedetti. La autora trabajó con doce personas que dejaron sus emociones en gestos, registradas en vivo. A un lado, “Miss Naturaleza”, de Jesús Delgado, anda en zapatos rojos con esbeltas piernas de madera. Arriba, torso, brazos y cabellera son las ramas de un árbol seco. El autor ironiza la transformación de la naturaleza producida por  la modernidad, en lugar de ser la madre mítica, ahora “debe ser una miss”.



2. ¿Cómo puede un cuerpo estar hecho de la palabra? Robin Blaser

Avanzamos orientados por la línea amarilla, ella nos lleva a donde se encuentra Félix Méndez Méndez, poeta-objeto, quien imitando la disposición de la iluminación para cada pieza, iluminándose a sí mismo inamovible. Cada día cambia la dinámica alternado la realidad de los visitantes sobre qué se puede exponer y qué es arte; a veces Félix tiene un foco en la boca, otras suena una franela roja, o bien, está inmóvil, con letreros diversos. A sus pies dice: “Air back”, él es una pieza viva que sorprende a los convidados. Extractos del poema que encarna nos dan más pistas: “…Te acusarán de abandono laboral/ La explosión hizo que los hombres/ retrocedieran rápidamente/ marcados con fuego o  señalados/ Se les negará el derecho de ponerle  sus nombres  a sus hijos/ se les mutilará sexualmente/ el país esta hecho por su trabajo...”. El poeta objeto yace a su vez a un lado de otra pieza que elaboró: un plato rojo con sopa, hilos para zurcir y un martillo adentro. En diálogo hay una cuchara con una mancha roja que nunca termina de caer, saliendo de una caja negra.  Es una alabanza a la comida sobre todo cuando falta, ironizando el esfuerzo para conseguirla.
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En otra zona se encuentra: “Qué probabilidades hay de perder la cabeza cuando se pierde el corazón”, de Paloma Martínez Alvarado. El espectador puede sentarse frente a un tocador femenino con espejos. Aquí se evoca al anticucho, ese alimento peruano que implica comerse literalmente fragmentos del corazón de la vaca, éstos van asados y divididos en tres, atravesados por un delgado madero. Esta pieza muestra tres corazones de pollo y fotografías de la autora atravesadas de igual forma; se apoya en la sonoridad de unos audífonos que guardan el diálogo de la artista con una anticuchera en la carnicería, quien corta, separa y limpia los corazones, ofreciendo una punzante intimidad. A su lado “Biósfera lingüística” de Ángel Espinoza nos ofrece una comunidad de signos/seres que habitan en un planeta acrílico, el sustrato de libros permite crecer plantas que juegan con la idea dadá al corporizarse de palabras recortadas armando ramas literarias que se elevan y desean salir del cubo acrílico, dejando un trazo de avance hacia el exterior. Por su parte Rosmery Cueva Sáenz plantea “Vivir así” en donde invita al espectador a tomar el lugar de los desfavorecidos armando un extraño lugar para nosotros en la mesa: un plato plástico para perro flanqueado por cubiertos y frente a sí, dos fotografías enmarcadas en plateado: un indigente y un perro callejero, ambos durmiendo en la calle, reposando de la misma forma. La autora dice: “Si vivieras así,/ te alimentarías de hambre, frío y estridencias/ si vivieras así,/ morirías a diario”.


espacios-poesia-materica-3.jpg3. Lo que está en juego es una reelaboración de lo real. Robert Duncan

Jesús Colcas Díaz y su “Haiku para aprender a mirar” nos entrega un haiku material. Su versos son dos troncos y un albo papel que tiene una marca de agua con el número tres, ello para dar vida material a la forma poética japonesa que se expresa en tres versos cortos, tradicionalmente habla de la naturaleza, aquí Jesús talla artesanalmente uno de los troncos y salvo unos cortes, deja el segundo tronco/verso tal cual lo recuperó. Su deseo es el de la contemplación profunda de la naturaleza. Gabriela Sánchez Calero tiene una propuesta titulada “El despegue. Combustible: 5 horas de sueño”. Usando una maleta, Gabriela nos muestra el poder liberador del arte en su vida. El arte que la acompaña todos los días como una salida ante momentos difíciles y como un espacio de belleza que la protege.

Otro poema objeto es el de Fernando Casanova Garces, literato de la Universidad Católica de Perú; su título “Ámen”, deliberadamente el acento en la A, abre la reflexión sobre las tragedias mineras en América Latina, específicamente en Cajamarca, Perú; apoyándose en uno de los símbolos de la religión católica, el crucifijo, que interviene apenas con la simple variación de la palabra “Inri” por la de “Conga” y la simulación con balas de un sol radiante sobre su cabeza. El autor llama la atención social respecto a un problema específico: “están en juego tierras de uso ancestral que contienen un importante recurso hídrico”, pues hay un proyecto para instalar allí una minera extranjera. Esta pieza dialoga con otra del mismo autor: “Biberón”, donde un biberón lleno de balas verdaderas se mezcla con leche real. En él, Casanova reflexiona sobre “la constante violencia que viven los países del mundo y cómo ella arrastra a los más pequeños a considerarla como parte de su desarrollo en sociedad”.

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4. Que mi mente se pasee hambrienta por ahí, intrépida, sedienta y flexible. E. E. Cummings

“Escándalo de miel” del literato de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Paul Florian Bocanegra, apoyado en el poema XIII de César Vallejo, nos lleva sonora y atrevidamente  a la nostalgia y la cultura popular. Florian, basándose en el pop art que se nutre de la “cultura chicha” peruana, imprimió sobre una consola de discos antigua, versos del poema 13 de Trilce. Atavía este cuerpo con luces y cumbia tropical. Impreso en uno de los costados de la consola, destaca el gráfico de la popular y controversial Susy Díaz, ella está de espalda, casi desnuda, promocionando “un poético número 13 en la nalga, que le sirvió como frente de campaña para ocupar un curul en el congreso peruano”, al decir del autor. Con esta divertida e irreverente pieza, Florian despierta nostalgia por el pasado, deleita a conocedores de la obra de César Vallejo, y logra, quizá, “enfurecer a algún enfrascado crítico literario por el atrevimiento”.

espacios-poesia-materica-5.jpgCerca se encuentra “Deconstrucciones”, del artista plástico Zaid Díaz, quien usa una delicada caja de cuadrícula metálica originalmente destinada a guardar codornices –los huevos de estas aves son consumidos cocidos y se venden humeantes en las calles del centro limeño-. Zaid coloca adentro muñecos de madera desmembrados. La caja es arrastrada por un modelo humano sin cabeza, para representar la ausencia de identidad. Dos cadenas reemplazan los brazos del muñeco; son usadas “para remitir al espectador a la condena que implica arrastrar una jaula llena de muñecos desmembrados que representan la frustración,  la carga interna de energía, que en general, el ser humano esconde por tiempo indefinido”, una carga pesada, que agobia y mata. 

“Santa Piedrita”, de la escritora Lily Cuadra, se encuentra en un altar, es una piedra de playa ovalada y oscura que muestra una línea blanca semejante a un halo que rodea uno de sus extremos. Esta suave piedra es el centro en un cofre adoratorio originalmente destinado al Sagrado Corazón de Jesús. La autora habla de esa “necesidad de adorar objetos y sentir una pura conexión espiritual”, remitiéndose además a los registros que cuentan cómo el primer objeto de adoración de los primitivos, las piedras.

La editora Katherine Zárate dio a luz “1977”. Una delicada mesa de madera tiene sobre sí un mantel blanco sobre el cual versos han sido bordados en café que de cierta manera brotan de una taza/nido incidentalmente caída. Éstos son los versos: “Heredé de los muertos el temor a los pájaros y recibí de la soledad un hogar donde ocultarme”. Completa esta escena del acto de tomar café, una fotografía de la autora en su infancia que se encuentra en el fondo de esa taza. “. La autora dice: “He intentado encontrar el común denominador entre un nido y una taza. Probablemente sea el vacío: ese mismo que habita en nosotros”, un vacío que la autora sintió por primera vez al nacer.
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“Panca wasi” (wasi: casa en quechua) de Alex Aguilar Llancari, da cuenta del valor de un hogar habitado por el cuidado de los padres, cosa extraña en estos días, y también extiende su reflexión sobre el hogar que puede ser una lengua nativa. Alex exalta su plato preferido a través del ají panca que usa para cubrir el piso y el fideo que sigue trazos curvos decorando una pared; coloca además, dos objetos que lo acompañan desde la infancia, entre ellos, un libro que luce de una altura descomunal para las dimensiones de la casa. Es un tributo a sus padres.

espacios-poesia-materica-7.jpgSe suma a esta segunda exhibición de Poe+objetos en Galeria Dédalo, el trabajo de dos integrantes del segundo taller ofrecido a seis colaboradores de Casa de la Literatura Peruana. Uno de ellos es "Hoy por Hoy", en donde Jesús Martínez, interviene la imagen de una vedette, una de tantas mujeres casi desnudas que a diario aparecen en Trome, un periódico de mucha circulación en el Perú. En el poema objeto cuyo nombre también es “Trome”, Jesús destaca la figura de una vedette, desfigurando el rostro al colocarle una calavera. Cubre las nalgas de la mujer y entre otros elementos, añade una ametralladora de juguete. Este juego macabro del autor, es una critica con un toque sensual hacia una prensa amarillista que con la fórmula de violencia y sexo, desvía la atención de asuntos importantes de la sociedad como la pobreza.

 Por otra parte, Edwin Alarcón nos entrega “Aleatorio”, una serie de muñecos creados con hilos, alambres, conchas marinas, artefactos minúsculos y pedazos de tela vieja, entre otros elementos, que ha guardado durante varios años. Todos viven adentro de una caja antigua. Cada ser sostiene una palabra y es posible engarzar la lectura para formar una frase, en la dirección que el espectador desee; un resultado puede ser: “a veces/ caminamos/ juntos/ corremos/ peleamos/   cuando/ cantamos/ amanece”.   

Para finalizar, es vital señalar la proyección y arropo que ofrece el CONACULTA a un grupo de artistas emergentes peruanos y a la generación de un trabajo en colectivo que agrega nuevos creadores a la escena cultural peruana.

espacios-poesia-materica-8.jpgPoe+objetos es una exposición auspiciada por el Fondo Regional para la Cultura y las Artes Noreste, en su emisión 2012.  Actualmente la mayor parte del trabajo efectuado en ambos talleres, se exhibe en la Galería Dédalo, Arte y Artesanías, del  27 de septiembre al 21 de octubre. Esto ha sido posible gracias a la continuidad dada por un sector de los miembros de ambos talleres, con quienes ya se ha formado un colectivo binacional que a su vez, expone durante este mes octubre, en Saltillo, Coahuila, la exposición “Tres punto veintisiete kilos en vuelo”, en  el Centro Cultural Ágoras.

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DATA: Para materializar la exposición, la Claudia Luna Fuentes realizó dos talleres titulados “5 metros de poemas y otros cuerpos poéticos”, en donde seleccionó a 26 creadores, de ellos 18 integrantes proyectan su trabajo. La muestra se exhibió del primero al 26 de agosto en la Casa de la Literatura Peruana. Ahora la muestra se exhibe, con dos piezas nuevas y performances -incluyendo una pieza sobre un poema de Claudia Luna materializada por el colectivo-, dentro de Galería Dédalo Arte y Artesanías, Distrito Miraflores, Lima, Perú, del 27 de septiembre al 21 de octubre de este 2012.

 

 


Fotografías:
Andrea Ayala Luna




Claudia Luna Fuentes. Trabaja en el Museo del Desierto, en Saltillo, Coahuila. Actualmente es becaria del PECDA 2012 y escribe el poemario híbrido titulado Hambre donde mezcla poesía y cerámica. Recibió estímulos en poesía del FONCA y dos ocasiones en el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Coahuila. Es autora de Ruido de hormigas (Gatsby ediciones, 2005), Los frutos del sol (Editorial Castillo Macmillan, 2006), La piel de la luz (Elementoceroediciones, 2010) y Carne para las flores (Aullido Libros, 2011), entre otros.

 


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