....................................................................

portada-diorama.jpg Diorama
Rocío Cerón
UANL
Ediciones Tabasco 189
México, 2012.

 
.....................................................................

No. 54 / Noviembre 2012


 

III

Caramelos y una hormiga. Breve ataque de asma. Sedosas las patas recorren un dedo meñique. Este paisaje no es política: hueco, centro de bala o poema. Dos muros hacen un baldío entre sí. Menta, el caramelo es sabor menta. Huella.



III

Fritura de callo de hacha y calamares, salsa romana.
Breve toque de eneldo [a tiny hint me dice].
Un sólo cambio desde el primer año.
El mesero estrena corte (forma casquete, sin patillas).
Sobre el pequeño portavasos un rosé medianamente frío* .
Alzo la vista, al frente un tentáculo se extiende:

smoked potatoes, grilíed octopus, pickled red onions, tonnato.

“AY MADRE MÍA”, SUSURRA EL AYUDANTE DE BARRA. PUERTO RICO, COSTA DEL CARIBE O LAUSTRO DEL ECUADOR. SINFONÍA EN CASTELLANO QUE CORTEJA LA HERIDA EN EL OÍDO. —CARDA, CARDA EL TELAR DE ALPACA, RESALTE EL CUERPO DEL ANIMAL QUE HAY EN ELLA. SEA TEMPLO, CUERPO O CORAZA PARA TI MIGUEL, JUAN O GUSTAVO.




Un continente a pedazos.
Sol acallado en el río Bravo o el Amazonas.

Trozos de odio vuelto sobre sí.

[descienden cuerpos, descienden, franjas de sangre, misma línea sucesoria
    en bolsas negras]

Al otro lado de la barra susurran de nuevo
“Ay madre mía”.

Y todo el castellano vuelve a ser patria, marea.
Solución emulsificante.


              INTERMEDIO, SOBRE LA SUPERFICIE UNA BALLENA, EL
                   ENTERRADOR FLOTA A SU LADO, LA IMAGEN SE DEFINE
                   ARTICULADAMENTE POR EL SUBTITULO “SUICIDIO EN
                   EL ACUARIO”. GRISURA Y HALLAZGO.

                   CANTABA ANTES, HORAS ANTES, LA MULTITUD. NOTAS
                   ANTES DE LA DOMA. ENTONCES EL MUNDO SE LLAMABA
                   GLORIFICAR ESA BELLEZA.





I

Ciento doce escalones como escape,
aptitud del que conoce largos inviernos del oído/

Trastabillo de vocal; rizoma desdoblado en hoja fugitiva;
qué otro modo tendría de hablar el odio/

Cara o cruz de un alfabeto zanjado por desgarradura;
partida doble, juego en puntos suspendidos/

Reza, no el Padre nuestro o el Ave María,
nombra por su acento lo que hay,


encima del cuero la dura anatomía, sin escolta ya de pecho:
el pavor embadurna al hombro/

Reíamos en la playa la Herradura esclarecidos los miedos;
de pedazo en pedazo la geografía marcaba los toletes tallados a mano/
boca de pozo francotiro órgano;

siglo XX, tallado a mano en relieve, sin bisagras,
espejo central biselado, patas macizas, algo adusto el decorado,
mármol negro de la época; dígase reliquia para entendidos/

Entonces la risa desvanecía todo oropel, falla y angustia,
nombrábamos la letra N para contradecir hora y censuras;

desciende del ojo de luz -tracería radial que los santos
devoren tus años/


Gira el carrusel horadado de balas, ni la hojarasca
o el rayo solar hablan de voces cautivas;

atrás de lo inmóvil los amos y un par de viejos ciegos:
aire sofocante en trono/

Gira la espuma/

Cáscaras de pijuayos, arazás,
restos mudos donde se ha fundado la palabra certeza/

Golpea la puerta, desciende, aprieta:

pulpa argolla nudo profético, trituración donde gravita el odio/

los pájaros entonces dormitaban/

Aguarda la boca una intensa geografía de espigas;
no carcelero no verdugo no deudor no quien oprime el petálico pecho del infante/

Levanta la noche, sábado o viernes, cordaje que adecúa la potencia del golpe/

Hosanna Hosanna Hosanna/

La notación servía de medio, retícula de lo informe,
partituras o esbozo donde brota caligráfica la hoja/

ramazón verdinegro donde apenas,
fuga rendija orificios secretos donde la edad apremia: ojos/

Le explico, el orden alfabético terminará por desaparecer/

Largos otoños pentagonales del pecho;
bisagra entre gesto y sonido, ar-ti-cu-la-ción,

sobre la montaña negra se comparte el mismo telón oscurecido por la sangre,

da lo mismo si proviene de mar, río, cordillera o público festín de trozos, cadáver/

Aquí, el público tiene la libertad de salir cuando quiera; al hartazgo del espectáculo
    se le confiere el nacimiento de la desmemoria,

periodicidad histórica, dirá el entendido/

Desvencijado lenguaje aristocrático, dolido hasta el tuétano,
balbucea transoceánico, deambula entre casas de tormenta y brama;

la letra más ebria del castellano
—N nuclear metronómica ad líbitum insolada- ya dicta:

“un yunque sonoro abate la caja timpánica,
ejercitado acorde de negrísimo espanto
donde se guarda el siglo”.



* Los conocedores apreciarían la delicadeza del sommelier de haberlo enfriado unos grados más, como se templa una nación antes de ser entregada al tirano. Corte o desuello; esté atento que aquí, si no se huelen las encías del perro, uno muere de desasosiego.



Leer reseña...