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No. 54 / Noviembre 2012

 

Rafael Fombellida
(España, Torrelavega, 1959)


Mientras llega

“Por aquí ha de pasar el huracán”, dijiste
separando el cabello en dos segmentos rubios. “Por aquí
pasará, por esta divisoria de piel viva y abierta
entre los hemisferios del ayer y el mañana, entre las cavidades
sonoras de este cráneo”. Luego te vi tomar las tizas de la escuela,
agacharte en el piso y trazar una línea temblorosa y muy blanca
que prolongaba el rastro que habías delineado
en tu propia cabeza, la recta medianera entre claro y sombrío,
entre borrasca y luna. “Siéntate frente a mí y callemos juntos”,
y yo me senté solo a un lado de la mesa
mientras tú completabas la señal del presagio.
Con los ojos muy fijos palpaste ese sendero que fraccionaba el pelo
en dos porciones rubias. Iban tomando tono distinto esos dos lóbulos
según les diera el sol de ochenta vatios. Nebuloso y fulgente,
cristalino o nocturno, perfeccionaba el óvalo su carácter de astro,
la aridez de su cara más oculta, su evidencia desnuda donde daba la luz.
Tomaste tizas de colores fríos
que tu mano arrastró por la nariz, el arco abovedado de la frente
o los labios oscuros. Sobre el grana satén de su resalte
dejaste caer dos gotas de yeso azul de Prusia.
“No es más que un tonto juego, no te asustes”,
y tu risa vertió su añil sobre el tablero.
La pinza de tus dedos alzó la tiza roja más brillante
y la mostró al trasluz bajo la cúpula cromada de la lámpara.
Sólo dijiste “lipstick”, sólo dijiste “mírame”, y la llevaste a un cuello
hendido en dos también por un rasgo escarlata.
Cuando desabrochaste tu camisa esperaba ya ver la cicatriz
carmesí sobre el pecho, el renglón incidido entre tus masas
de pálido revuelo. El corazón latiendo separado
partido en su mitad como una fruta.

 “Por aquí ha de pasar el huracán, entre los hemisferios
del antes y el después, de la vida y la muerte, la derecha y la izquierda.
La linde que perfilo tiene el nombre de ahora”.
―Hablabas, y te oía, con desamparo y lejos.
“Entre las cavidades sonoras de este cráneo, por esta división
de piel viva y abierta…, por aquí ha de partirme el hacha de la Historia.”

Es terrible vivir en este mundo.
Mientras llega, callémonos amando.