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| Por Jocelyn Martínez Elizalde |
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No. 54 / Noviembre 2012 |
Si en otro mundo todavía es una fina selección de poemas a cargo de su propio autor. Esta Antología personal es un recorrido por veinte años de poesía que se sintetizan en seis libros (La música de las esferas, 1990, El arcángel ebrio 1992, Resurrección, 1995, El cristal, 2000, Los hábitos de la ceniza, 2000 y Principio de incertidumbre, 2007), de los cuales el poeta recoge aquellos poemas que en su lectura nos conducirán por un camino ya recto, ya sinuoso, pero siempre ‒y eso es necesario aclararlo‒ la poesía de Jorge Fernández Granados será un viaje con sendero de regreso a casa, un viaje que, al menos en esta edición se adorna con flores y otras especies del reino vegetal. Si en otro mundo todavía es la posibilidad de un universo paralelo al de nuestra realidad, su espacio y su tiempo oscilan entre el mundo de la vigilia y el mundo de los sueños, el de los vivos y el de los muertos, el del presente y el de los recuerdos, esos recuerdos que se componen de las cosas que sabemos, las que vivimos, las que nos contaron y las que, irremediablemente, inventamos. En esta antología el poeta no es un hombre, sino un mago, un alquimista que fundamenta el universo en los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego, mismos que mezcla a placer y deja reposar durante el alba, la mañana, el crepúsculo y la noche, para crear la sustancia germinal de todas las cosas. De tal suerte que en los poemas de Fernández Granados las cosas y las personas no andan, flotan. En sus poemas las criaturas deambulan por las calles y por las casas, hay jaguares, lagartos, ballenas, piraustas; aparecen, incluso, los poetas con su necedad y su elocuencia, hallamos al místico y al que no cree en nada; la velocidad de los niños revienta la calma de los abuelos, se comparte el pan, los higos, el té de manzanilla; Neme busca el hilo más fuerte y la aguja más fina para remendar los recuerdos; el padre transita, la madre permanece; la perfumista rastrea, los espectros merodean, y también están los otros muertos, los que no asustan porque su rostro destrozado da más rabia que miedo. Si en otro mundo todavía es un libro de viaje, mas no de huida, es un poemario que aleja a sus lectores de casa, hasta el punto más apartado, con el único fin de recordarles a dónde pertenecen y lo hace por medio de distintas voces: la del creyente, la del mago, la del loco, la del científico, la de aquel que lo perdió todo, la del enamorado, la del niño, la del anciano, la del hombre solo. |
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