portada-periodicodepoesia-1990.jpg
Del archivo de 
Periódico de poesía

..............................................................................
Jorge Teillier (Lautaro, 1935-Viña del Mar, 1996) es uno de los poetas chilenos más importantes de su país. Su escritura fue reconocida desde sus años de estudiante. Sostuvo una postura socialista aún después del golpe del 11 de septiembre de 1973 y las consecuencias de una nación bajo dictadura. Asentó: “Ninguna poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias”.
..............................................................................

No. 55 / Diciembre 2012 - Enero 2013



Jorge Teillier*


En la secreta casa de la noche


Cuando ella y yo nos ocultamos
en la secreta casa de la noche
a la hora en que los pescadores furtivos
reparan sus redes tras los matorrales,
aunque todas las estrellas cayeran
yo no tendría ningún deseo que pedirles.

Y no importa que el viento olvide mi nombre
y pase dando gritos burlones
como un campesino ebrio que vuelve de la feria,
ni que las madres cierren todas las puertas
porque ella y yo estamos ocultos
en la secreta casa de la noche.

Ella pasea por mi cuarto
como la sombra desnuda
de los manzanos en el muro,
y su cuerpo se enciende como un árbol de pascua
para una fiesta de ángeles perdidos.

El último tren pasa como un temporal
remeciendo las casas de madera,
las madres cierran todas las puertas
y los pescadores furtivos van a repletar sus redes
mientras ella y yo nos ocultamos
en la secreta casa de la noche.




Sentado, en el fondo del patio

Sentado, en el fondo del patio,
trato de pensar qué haré en el futuro.
Pero pierdo mi tiempo mirando los moscardones
cuyo oro es el único que podría alcanzar,
y saludo a un caballo al que puse nombre
un oscuro mediodía de infancia
y que asoma su pobre cabeza entre los geranios




El viento de los locos

Sopla el viento por las calles.
El viento de los locos.
El viento de los locos.
Las brujas
hacen que enciendas fuego en la chimenea
al mediodía del pleno verano,
los niños descalzos abandonan en el atajo sus morrales de piel de conejo
y no volverán más a la escuela.
Tú ya no distingues una garza de un halcón.

Esta noche
sopla el viento norte,
el viento de los locos
y tú recuerdas a las bellas de otros días
que ahora se pasean insomnes
por los corredores de tristes pensiones
sin siquiera pensar en hacer el amor:
María, Ana María, Mariana, María Antonia.

Nadie te va a mostrar cómo florece la higuera.
Ninguna niña te llevará de la mano
para que despiertes junto a las pimpinelas.
Nadie puede ayudarte:
ni el canto de los escarabajos ni la brújula de los girasoles,
El viento te lleva a una isla desierta
donde nunca llegará un arca ni construirás una canoa.

Sopla el viento de los locos
y hace que tu cerebro se llene de agujeros
por donde entra el vino
que te hace soñar en trenes de los cuales eres el único pasajero
que parte hacia lugares
donde cuchillos y tijeras trabajan todo el día en tu corazón.




Periódico de poesía,
UNAM/UAM,
núm. 13, México, 1990, p. 35



* (1935) “Sentado en el fondo del patio” es de El árbol de la memoria; “En la secreta casa de la noche” de Poemas del País de Nunca jamás; “El viento de los locos” de Para un pueblo fantasma; además, es autor de Crónica del forastero.