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Cada célula que va muriendo se desprende del cuerpo, se hace polvo y se acumula en un escritorio, queda en las sábanas con restos de sudor, cabello, lágrimas y sangre. las células cumplen su ciclo y regresan en las venas para ser desechadas, reemplazadas por nuevas células que vienen de elementos remotos entre sí; el agua de profundos pozos, animales que viven en cautiverio sin saber de libertad alguna, frutos que no caerán al suelo.
Esto es La paradoja de Teseo de Soledad Enroscada Hiedra a quien conocí hace más de siete años. Tiene poco de aquella poeta novel que llegaba al taller al mismo tiempo que yo. Sus manos, huesos y ojos, ya no son los mismos, ella no es la misma, 100 billones de células han sido reemplazadas. Sin embargo aquí están los textos que atestiguan que sigue siendo ella, que ha dejado tanto y se ha hecho tan nueva. Soledad es mapa de un pasado, en un cuerpo que ha cambiado todas sus células.
Soledad Luciérnagas de Mayo es una roca que ha sido convertida en arena por un amante-mar, por sus besos, abrazos, dos niños toman la arena erosión, hacen una figura, Soledad de Arena es disuelta por el mar y se dispersa en el fondo del océano, poblado por sus fantasmas, desencuentros, nostalgias y tantas cosas intangibles que las células muertas no podrán llevarse, y sobreviven a este ser humano que en siete años más será alguien distinto a quien tenemos hoy, entregándonos este tumulto de células-verso.
En cotidiano, nada ha cambiado, en hierba mala, el dolor se adhiere a los huesos, en exequias nos habla de un cascarón que no es ya alguien, y nos crea nuevas paradojas, las paradojas del dolor, ¿en siete años sigue el dolor o el dolor se va con las células muertas?, eso sólo lo sabe SoledadToronjaSanguinolenta, pero creo que La paradoja de Teseo es algo que nos quedará, hasta que la tinta se desdibuje y el papel se vuelva polvo y seamos todos un recuerdo.
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