Toni Quero (Sabadell, España, 1978) Sobre los muelles del Hudson los pilotos trazan loops inverosímiles y dibujan esferas tornasoladas. El nocturno lagrimal de los árboles humedece la vaporosa luna de las cafeterías. El sol leva el día. Los adolescentes lamen la belleza que exhala de sus propios cuerpos. En Central Park el resplandor de las teselas atrae bandadas de turistas y coronas de difuntos. El dial tambalea los descapotables. De Pompeya a Brooklyn ícaros de barro esbozan trovas en las azoteas. Don’t stop the music. (El resplandor) _________________________ No es el volumétrico deseo ni la precipitada forma en el encaje la que me propala hacia el torso. Es una cadencia, la blanca humildad que desciende cóncava desde los hombros y su apresado latir ante mis párpados. (Pecho) _______________________________________________ Aquel que conmigo va viste, algo más pulcro, mis propios trajes, se detiene en las mismas aceras y tiene la misma fingida sonrisa a primera hora de la mañana. Aquel que conmigo va es, cosa fácil, unos centímetros más alto, saluda cortésmente a las transeúntes y desaprueba, con homérico desdén, cuanto escribo sobre mi hombro. Pero aquel que conmigo va nunca está contigo a solas, creo, ni conoce aquellos lugares recónditos que exhibes feraz cuando me regresas. Aquel, como un fantasma, aguarda discreto en algún rincón oscuro seguro de sí y de su victoria, mientras gozo por unas horas del dulce placer de la derrota. (El otro)
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