No. 57 / Marzo 2013


La dicha es invisible

Mística y Poesía
Por María Auxiliadora Álvarez
 

columnas-mistica-01.jpgDe los poetas españoles de la generación del 27 que se inscribieron en la tónica de la “espiritualidad poética”(términología acuñada por Andrés Sánchez Robayna) hay que mencionar a Rafael Alberti con los textos de Cal y Canto, Sobre los ángeles, Sermones y Moradas), a Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre y Angela Figuera (aunque ella publicó más tarde). De las promociones de mediados de siglo se destacan las búsquedas (y hallazgos) de María Victoria Atencia y José Ángel Valente. Entre  generaciones posteriores se pueden señalar las obras de M. Elvira Lacaci, Manuel Mantero y Chantal Maillard (aunque nacida en Bélgica se naturalizó en España de muy joven y escribe en español).

Y en la poesía latinoamericana del siglo XX, tan politizada e ideologizada en vistas generales, quizá resulte algo sorprendente encontrartan larga lista de nombres, vidas, libros y poemas redireccionados hacia “la inmaterialidad de la materia”, subvirtiendo poéticas tan organizadas como la de Jorge Luis Borges, por ejemplo, quien a modo de sentencia resumió: “porque en el registro de la luz, nadie sabe cuál es su nombre verdadero”; sumando luego la repetida inclusión del vocablo “Dios”en “El espejo”, “Everness” y “Cristo en la cruz” entre muchos otros poemas,incluyendo una extensa recreación del Sermón de la Montaña. Pero es César Vallejo quien quizá emite el clamor más torturado por la presencia “dudable” aunque“dolorosa” de Dios. Resulta muy fácil rastrear estos múltiples vestigios de Vallejo en sus cartas, declaraciones y poemas como“Fresco”, “Impía”, “Comunión” y “El pan nuestro” entre otros muchosde Los heraldos negros,Trilce,Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz.

columnas-mistica-02.jpgAntes de retirarse a la Isla nicaragüense de Solentiname (siguiendo los viejos consejos de Fray Luis de la Cruz), Ernesto Cardenal había residido en el monasterio de Gethsemani en Kentucky (1957-1959) convertido en monje cartujo y bajo la guía del místico norteamericano Thomas Merton. Cardenal escribió luego en México dos libros profundamente religiosos: Vida en el amor y Gethsemani. Como sacerdote católico, Ernesto Cardenal ha sido uno de los pioneros de la Teología de la Liberación, movimiento cristiano-político surgido en Centroamérica a mediados del siglo XX en búsqueda de un reino de Dios de todos y para todos.Cristiana o revolucionaria, la misma búsqueda se hizo perentoria para muchos. Concha Urquiza militó en el partido comunista al igual que Pablo Neruda, pero de allí regresó al catolicismo al igual que César Vallejo, a raíz de una intensa crisis espiritual. Contemporáneo a Urquiza y Ernesto Cardenal, Alvaro Mutis invocó en su “Canción del este” a un “ángel invisible” que “te espera”y cuyo encuentro sería “la clave de tu breve dicha sobre la tierra”,y si bien es cierto que el poema parece dirigirse a un alter ego o a una conciencia enajenada de sí misma, resulta muy reveladora su relación de la “dicha” con lo “invisible”.

Entre los poetas de las próximas generaciones en América Latina continuaron emergiendo textos (y obras)de profunda meditación espiritual, como los de José Watanabe, Magdalena Chocano, Hanni Ossott, Armando Rojas Guardia, Antonio Trujillo, Lina de Feria, Alberto Guirri,Irene Gruss, David Huerta, Javier Sicilia, Francisco Magaña, Claudia Posadas, Cristina Carneiro, Jorge Teillier, Darío Jaramillo Agudelo, José Manuel Arango yMonserrat Ordoñez, entre muchos otros. Esta puntual escritura retoma y mantiene viva una tradición tan antigua como recurrente aunque cambien sus dinámicas y (de)nominaciones, como bien lo ha señalado Sánchez Robayna.



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