Juan López Carrillo (Tarragona, 1960) Golpetazo A los 52 años me caigo de la cama y me doy un golpetazo contra la mesita de noche. Y de pronto dejo de ser español a fondo perdido mientras bailo una rumbita en el portal de Belén, fum, fum, fum, dime a quién votas, imbécil, que la hipoteca me vencerá a los 72 años. Y aunque muerotendido me elevo de nuevo –la blancura abisal del techo me trastorna–, gratitud eterna a Olga, a Paco y a Ignacio Sanz y a México donde subido a un árbolrenací. Me gusta conducir un Mini 1000 trucado, el aceite de oliva virgen a las 7de la mañana, escalar el Aconcagua una o dos veces al año, abrazar a John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance y el sabor agridulcede una Diputación provincial cocida al vapor, rellena con todas sus funcionarias. Pero el pómulo derecho no está roto y la máquina de limpiar vinilos dejó de funcionar: España y toda su podredumbre se me vienen encima. Cerquita Sucedió un martes y trece. Y no es broma. A la mañana siguiente de aquel martes y trece me dijeron que me había salvado por los pelos, que mi vida no corría peligro inmediato, que por suerte no hubo fallo metabólico, que no me había dado un infarto o un ictus, que los riñones no parecían afectados, que no me había quedado ciego o medio ciego, que no se me acumuló líquido en el cerebro, que no tenía ningún síntoma de pancreatitis, que no había entrado en estado de coma, que hacerme un análisis fue la mejor decisión, que si tardo más de 24 horas en ir a urgencias ahora no estaría escribiendo este poema exultante. Autodeterminación Ella me declaró la independencia tras dos años de mutua y gozosa dependencia. Esquilme con ansia su cuerpo, perdí la única patria verdadera.
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