No. 57/ Marzo 2013 

Por Alicia Segura

Hacer un libro de poesía para niños no es cosa sencilla. Hacer un libro con fragmentos de un poeta que no escribió para niños, tampoco resulta fácil. Como sea, ambos son intentos por acercar la poesía a un público muy exigente. Me interesa escribir sobre la colección Alas y raíces a los niños, editada por el CONACULTA. Si bien esta colección no es reciente, creo que bien vale la pena detenerse a hablar sobre ella, pues sus atributos son muchos. En principio y el más inmediato: la belleza de las ediciones. Por ejemplo, el libro Al téquerreteque. Sabines para niños, fue ilustrado por niños chiapanecos, ¿qué implica esto? de inicio, le resta solemnidad y le imprime color y hasta irreverencia al libro. El prólogo escrito por Eduardo Langagne abre de manera acertada:

Jaime Sabines era un poeta. Eso quieres decir: un hombre como cualquier otro; como un abuelo o un padre, como un hermano o un hijo.

Muy seguramente a partir de esa definición, los niños entenderán o al menos estarán cerca de comprender qué es un poeta, pues lo que apunta Langane, nada tiene que ver con entes superiores que escriben desde el Olimpo. Es acertada la definición para la obra poética de Sabines, cuya característica principal es la sencillez. El sujeto poético en la obra del poeta chiapaneco es un hombre común al que le suceden eventos cotidianos, por eso dice de manera llana: “Mi amor es como el sol, sale diariamente”.

El libro se divide en secciones cuyo título refiere a distintas actitudes o estados de ánimo del poeta. Por ejemplo: Sabines también ríe y llora, Sabines aconseja, Sabines juega, sabines ama. Quizá lo descriptivo de los títulos puede resultar un tanto simple, sin embargo, no podemos perder de vista que el libro va destinado a los niños, así que lo gráfico de los títulos se vuelve un acierto. Cada sección condesa poemas alusivos a lo enunciado por el encabezado. Así por ejemplo en uno de los apartados finales, Sabines no quiere decir nada, habla y se despide:

En secreto

Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.

Que Al téquerreteque sirva para acercar a un niño a la lectura es valioso, que además sirva para acércalo a la poesía es invaluable, pues sabemos que la lectura de poesía es un terreno harto problemático. Cada uno de los fragmentos que conforman este libro está elegido cuidadosamente y eso se hace notorio desde las primeras páginas. Esta colección evidencia la posibilidad tangible de que la poesía de autores importantes puede ser llevada a lectores jóvenes, la concreción de esto, reside en el cuidado que se ponga en la edición. Es decir, que el compilador sepa elegir los fragmentos, que la edición sea pensada expresamente para niños y sí además los chicos participan en la hechura de las ilustraciones, entonces, cabe hablar de un objetivo cumplido. En este sentido, la colección Alas y raíces a los niños es una ruta importante para que la poesía llegue a los niños.