No. 58 / Abril 2013


“Cierra las puertas, tú iniciado”

Mística y Poesía
Por María Auxiliadora Álvarez
 

 

mistica-papiro.jpgBajo los presupuestos de la antigua Alquimia, el período del nigredo u obra en negro, representa la destrucción, la nada, el vacío y el primer estrato de la gradación de los tres mundos (la Tierra, el Mundo Intermedio, y el Cielo) y se simboliza con los tres colores alquímicos, el negro, el blanco y el rojo (Cap. XII). En las teogonías helénicas el principio era el Caos, pero el Caos era neutro (del griego Το Χαος) y la oscuridad era un adjetivo no consustancial. Las teogonías órficas (siglos IV-V-VI a. C) colocaron a la Noche en el principio de los seres, pero no en sentido negativo sino como una contención de los misterios.

Orfeo había heredado de Apolo y Calíope el don de la música y la poesía, y sus textos se dividen en las teogonías, las catábasis y los himnos. Las teogonías relatan el origen de los dioses, las catábasis explican el descenso voluntario al Hades tras la muerte, y los himnos invocan a los protagonistas de las teogonías. Entre estas divisiones, es de notar que la Noche no aparece en las catábasis (el descenso al Hades), sino en las teogonías, y en las teogonías los monstruos no nacen de las uniones sino de las divisiones.

La primera de las teogonías órficas de las que tenemos noticia es la “Teogonía eudemia”. El único conociemiento sobre la existencia de este texto procede del filósofo neoplatónico Damascio (ss. V-VI a.C.), al cual se refiere como “un relato sagrado transmitido por el peripatético Eudemo”. Sin embargo Eudemo (s. IV a.C.) no fue el autor del texto, sino un filósofo aristotélico que lo comentó. Y aunque la información que ofrece Damascio es mínima, el principio de todo aparece en la figura de la Noche.

El segundo documento órfico que se conoce es El Papiro de Derveni, el cual se inicia con una famosa admonestación al secreto relatada luego por Platón: “Cierra las puertas, tú iniciado.”

El Papiro de Derveni, traducido en 2006, fue encontrado en un jarro de bronce en 1962 y representa un tratado filosófico sobre un poema atribuido a Orfeo. Sus 226 fragmentos se refieren al Génesis, el conocimiento de Dios, el misticismo, y las ceremonias religiosas del monoteísmo. El pergamino fue encontrado carbonizado en la tumba de un noble en la Antigua ciudad de Lete, un sitio arqueológico en Derveni, Macedonia, al norte de Crecia. Se trata del libro más antiguo de la civilización occidental, y reposa en el Museo Arqueológico de Tessalónica.

El desarrollo del poema presenta a la Noche dando a luz a Cielo (Urano), considerado como el primer rey. De esta Noche primigenia provinieron Cielo y Tierra, y de éstos, Océano y Tetis (aunque no por generación sexual, sino por una suerte de reproducción casi automática). Luego Cronos (el tiempo) tomó el reinado de Urano y fue sucedido por Zeus, quien se dirigió hasta el santuario de la Noche donde descubrió “todos los secretos de los oráculos y de inmediato los llevó a efecto”. En este sentido la Noche se encuentra aún relacionada con el misterio y su connotación es todavía neutra.



Publicaciones anteriores de esta columna