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No. 58 / Abril 2012

 

Rossy Evelin Lima
(Tuxpan Veracruz, 1986; vive en Donna, Texas)



Verbum

Cada palabra articulada
Lleva el peso de las lenguas del mundo,
marejadas de imágenes,
caracolas que aún no encuentran
su forma perfecta.
Cada palabra, fonema absoluto,
nos da de beber en sus manos
la idea de un pasado     
que creemos para siempre.
La palabra, la unidad mínima
de expresión ardiente,
la base de la experiencia diaria,
el eco y el barro
que se amolda a nuestra apariencia.
Cada palabra articulada
va formando nuestra segunda piel,
nos llena el paladar con susurros.
Cada palabra articulada
es la arena de nuestro mar,
no existe ola que pueda llevarse el arenal
de nuestra orilla, no hay sal que derrita o evapore
el grano edificado por la palabra dicha.
Sin importar la voz
ni el temblor de la garganta,
la palabra siempre cae a nuestros pies
convirtiéndose en piedra o en camino.




Rulfiano

No quiero hablar de llanos,
no existe entre nosotros
trémula voz de lugares etéreos.
Esto que piso es un Valle,
y cuando cara al sol despierte
el agrio recorrer de tu mirada
ya se habrá calmado.
Deberías de ver las mentiras que dejaste:
unos ladrillos rojos por donde van aplaudiendo
los pies de una niña que  pudo escapar a tu cuento.
Has dejado, para nuestra angustia,
y cada uno en su lugar,
los marcos de nuestras puertas falsas,
patios caídos, miradas diagonales,
la estatua de un santo que mira al cielo
cuando vamos murmurando
con la cabeza oliendo la tierra.    
Todas tus mentiras caminan de espaldas,
van creciendo tanto, de tal manera,
que ya no te ven escondido en espera de su canto.
La gente va diciendo
que todo es parte de tu mundo inventado,
ya nadie cree que padre e hijo
monten cansados para ir a otro pueblo,
o que generaciones de hombres curtidos
vivan en casitas blancas
rodeados de mugre,
y que ahí sufran y lloren.
Yo quiero vivir tu mentira más bella,
la que no danzó con la sonrisa trenzada,
la que no se abrió de brazos
cuando las nubes cargadas
anunciaron que tu sepia seria inherente;
yo en este Valle quiero vivir la mentira
de despertar en tu sueño
para compartirte otras raíces
de otros árboles,
que tienen la misma luz
que habías tejido
cuando en todo estabas mintiendo.