Rossy Evelin Lima (Tuxpan Veracruz, 1986; vive en Donna, Texas) Verbum Cada palabra articulada Lleva el peso de las lenguas del mundo, marejadas de imágenes, caracolas que aún no encuentran su forma perfecta. Cada palabra, fonema absoluto, nos da de beber en sus manos la idea de un pasado que creemos para siempre. La palabra, la unidad mínima de expresión ardiente, la base de la experiencia diaria, el eco y el barro que se amolda a nuestra apariencia. Cada palabra articulada va formando nuestra segunda piel, nos llena el paladar con susurros. Cada palabra articulada es la arena de nuestro mar, no existe ola que pueda llevarse el arenal de nuestra orilla, no hay sal que derrita o evapore el grano edificado por la palabra dicha. Sin importar la voz ni el temblor de la garganta, la palabra siempre cae a nuestros pies convirtiéndose en piedra o en camino.
Rulfiano No quiero hablar de llanos, no existe entre nosotros trémula voz de lugares etéreos. Esto que piso es un Valle, y cuando cara al sol despierte el agrio recorrer de tu mirada ya se habrá calmado. Deberías de ver las mentiras que dejaste: unos ladrillos rojos por donde van aplaudiendo los pies de una niña que pudo escapar a tu cuento. Has dejado, para nuestra angustia, y cada uno en su lugar, los marcos de nuestras puertas falsas, patios caídos, miradas diagonales, la estatua de un santo que mira al cielo cuando vamos murmurando con la cabeza oliendo la tierra. Todas tus mentiras caminan de espaldas, van creciendo tanto, de tal manera, que ya no te ven escondido en espera de su canto. La gente va diciendo que todo es parte de tu mundo inventado, ya nadie cree que padre e hijo monten cansados para ir a otro pueblo, o que generaciones de hombres curtidos vivan en casitas blancas rodeados de mugre, y que ahí sufran y lloren. Yo quiero vivir tu mentira más bella, la que no danzó con la sonrisa trenzada, la que no se abrió de brazos cuando las nubes cargadas anunciaron que tu sepia seria inherente; yo en este Valle quiero vivir la mentira de despertar en tu sueño para compartirte otras raíces de otros árboles, que tienen la misma luz que habías tejido cuando en todo estabas mintiendo.
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