No. 59 / Mayo 2013

 

Poesía y poética

Hugo Gola
 

hugo-gola-poesiapoetica.jpgLa devoción que algunas personas sienten ante la poesía, el inexplicable deslumbramiento frente a unas humildes palabras, dispuestas en cierto orden sobre la página en blanco, es una constante que el hombre ha reiterado en todos los tiempos y en todas las lenguas. Algunos participan en esta ceremonia como actores principales, son los poetas; otros, los lectores, no menos indispensables, renovados también infinitamente, permiten que aquellas palabras, densas e íntimas, renazcan cada vez que son leídas, desplazando el olvido. En este juego de entrelazamientos y sustituciones se mantiene viva y fluyente la energía original del poema. Alguien que escribe y otro cualquiera que lee es suficiente para que el ritual se repita y renazca la posibilidad de una trama ininterrumpida.

Sin embargo, si consideramos la variada multiplicidad de los actos humanos uno podría inferir que los vinculados con la poesía son pocos, marginales y, para muchos, inexistentes. Ciertamente son legión los que ni sospechan siquiera que esta experiencia exista. Pero el hecho de que a lo largo de milenios el hombre haya persistido en la creación de este producto “inútil”, es más elocuente que cualquier estadística. No puede haber error en esta reincidencia siempre renovada y, además, universal. Esta continuidad más bien significa que el espíritu no claudica en su intento por descifrar los enigmas de la naturaleza humana.

Los poemas, esos objetos verbales cargados de emoción, encierran en sus formas precarias respuestas personales y únicas que actúan sobre nosotros, muchas veces, por medio de una enceguecedora belleza. Pero además ofrecen otro servicio frecuentemente ignorado: resguardan, preservan y renuevan el lenguaje de todos. Sin esta cuidadosa vigilancia pronto las lenguas se precipitarían en una inevitable decadencia. El poema hace florecer el lenguaje y le procura nuevos nacimientos. Ante el uso rutinario y burocrático de la palabra, el poema propone la invención, ante la sintaxis anquilosada, el poema ofrece nuevas articulaciones, ante adjetivos que sólo matan, el poema utiliza los que dan vida.

En Poesía y poética, revista de aparición cuatrimestral, nos proponemos difundir buenos poemas, antiguos y modernos, de esta lengua o de otras, así como exponer el pensamiento de los poetas sobre su propio oficio. Muchas veces se ha dicho que los poetas son amanuenses de un dios y que no participan conscientemente en sus creaciones. Hay demasiados testimonios que demuestran lo contrario. Aquí recogeremos algunos de ellos. Se podrá verificar entonces que la poesía es la obra de hombres inteligentes y sensibles que crean sus textos mediante el ejercicio de una insobornable lucidez.

 

Publicado en Poesía y poética 1 (primavera de 1990)