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No. 59 / Mayo 2013



Tomás Browne Cruz

(Viña del Mar, Chile, 1982)

 

Poemas de Revelaciones de un cuidador de inicios

4
Cambiar de nombre fue ganar una nueva identidad,
así William se hizo esperanza como se hace voluntad su nombre.
Pero ¿qué pueblo acogería el velo de este hombre?
¿Cuáles serían sus derechos, si alumbrara su velo con fuegos prohibidos?

Él se llamaba hombre y era un velo de los dioses.
Ella se llamaba mujer y era el símbolo de las musas.
La humanidad se llamaba prehistoria y era más hermosa
que la tierra girando alrededor de un plano sin curvatura.
La humanidad se llamaba historia y era más redonda que la cara de Dios,
y las estrellas dependían de la tierra, como la tortura del hijo
de la abnegación del Padre, 
o la injuria del padre contra el altruismo del hijo,
o el amor o el odio de los dos       
contra  la voz profana.
Ella también se llamaba religión y erala piel del Cielo,
amarrándose a la raíz de la tierra.

¿Por qué renegar del velo?

Cambiar de identidad fue admitirse en el nombre:
allá Grecia con su homosexualidad de discípulos a maestros y de maestros a dioses
y de dioses apareándose.
Allá Roma con sus gladiadores más fuertes que el sexo del león en sueños.
Allá los imperios con sus clasismos, sus homosexualidades, sus trogloditas.

Y acá sus infiernos, sus pecados.

Que el país del rey no sea el terruño del príncipe,
que la corona sea desechable,
que el rey y la reina pierdan su nombre,

Y a su hijo también, para ganar más identidad.

5
El secreto de Jamás era que Nunca no tuvo madre en el tiempo,
y padre en el espacio, y hermanos en el espacio y tiempo.
Ese era el secreto de Nunca que Jamás no tuvo padre espacio ni madre tiempo.
El secreto de Jamás y Nunca era que Nunca y Jamás eran Nada más que una voz,
porque la voz es sola y triste como una metáfora sin espacio ni tiempo.

Nada se ha decidido por crear Jamás que vendrá y  Nunca ido,
sería mejor si Nada fuera hecha de cumplimientos, pero nada:

el conocimiento no considera a Nunca y a Jamás,
porque carecen de espacio y tiempo,
porque son una voz sola y triste como una metáfora tan pobre como las metáforas,
Como Nada.

Así el conocimiento cae en caída libre:
se revuelca con sus metáforas imitando a Siempre,
y nace la metamorfosis de querer ser lo que no se es:
el delirio para los buenos,
la angustia para los malos.

Alguien dice algo y otro dice que ese algo no es así, es Nada.
Solo Nunca o Jamás teniendo sexo juntos con Siempre son verdaderos.

Así en falsos pensamientos hay eternidad.

Es la metamorfosis contra Nunca y contra Jamás,
contra Nada y contra Siempre,
derribándolos en el espacio y tiempo.