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portada-serial.jpgSerial
Antonio Salinas Bautista
Tierra Adentro,
México, 2012.

Por Adriana Tafoya
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No. 60 / Junio-julio 2013



El libro Serial del poeta Antonio Salinas, curiosamente editado por Tierra Adentro, es un compendio (o enumeración) de situaciones adversas donde la muerte acecha desde el ojo, o la boquilla, de miles de pistolas, metrallas y cuernos de chivo; por lo tanto se podría ubicar a Serial como un libro de poesía social, por la intensión que tiene el poeta de concientizar a la sociedad,o en el peor de los casos, tan sólo a su lector, sobre la situación que se vive en Acapulco, Guerrero (que a final de cuentas, podría ser cualquier parte de México o del mundo) a partir de un tono testimonial y del diario poético, sustentado en una prosa rica en coloquialismos, con la cual Antonio Salinas nos va mostrando su contexto, por no decir que nos lleva en un tour por el bulevar (y cito al poeta con el poema Cinco) donde “la muerte acostumbra estos callejones sin salida como un sicario que no lo sabe que lo es”.

Con esta atmósfera poética de tono austero, por no decir parco, el poeta nos va envolviendo en un ritual de fuego donde pareciera que el calor sofocante de su tierra tuviera todo que ver con el incendio, los disparos y la quemazón de la violencia que se presenta día a día sin tener descanso en su itinerario.

Como referentes literarios para desarrollar el libro, Salinas optó por invocar a los poetas Alí Chumacero, Max Rojas, Efraín Huerta, al periodista Charles Bowden, entre otros nombres secretos que aparecen en sus versos. Tal vez la clave más concreta de Serial sea el poema Sexto: “En el periódico, un aviso en el pecho del occiso pronostica tormentas eléctricas todo el año: por chivo, para que aprendan a respetar”. Este poema clave, es el que da pie a la reflexión sobre el traducir al cadáver, al muerto, como una especie de heraldo, o un oráculo que le da oración, quién sabe a qué oscuro dios, en su guerra contra otros dioses, disputándose el poder de la muerte, pues como dato, curiosamente, en los tiempos más remotos, en las batallas, el nombre del dios se mantenía en secreto, se cifraba en la corteza de los árboles, y si era descubierto o confesado, al tener ya un nombre evidente, perdía su poder y podía ser tomado por el enemigo. De este modo,Antonio Salinas no da nombres de los enemigos, no da el nombre de la cabeza del enemigo; tal vez, por una tradición tácita o por la superstición de que entonces el poema se convierta en un panfleto, en una consigna, y en una militancia a quema ropa del poder personal del grito.

Lo que sí puede adivinar el lector es qué dioses existen aquí, en este mundo y en este libro, invariablemente todos ellos son tanáticos y hay un entrelíneas, que sólo tiene que ver con la “hombría” como un concepto, como una razón de poder y del nombrar de las cosas, donde se marcan los límites, los que debieron ser límites, con un gis sobre las calles. Y esto se traduce todo el tiempo para nosotros, para el lector, en los actos más sencillos de la vida, como una especie de iniciación, con las instrucciones y unos primeros pasos. 1. Cuando comemos un poco más de los que nos corresponde. 2. Una mentirilla más creyendo que es blanca. 3. Luego para conseguir nuestros fines, hacer una pequeña trampa, etc. Van evolucionando los límites que deben romperse. Esto es digno de pensarse y de preocupación cuando también el poeta “en pos de un fin mayor”, defiende este mundo, esta realidad, tan necrófila, en vez de querer hacer algún cambio, alguna fisura en la estructura, alguna grieta que dé aire, que dé agua, y por lo mismo vida en este mundo que sólo se ha convertido en fuego y matanza.

Bien sabemos que la poesía es un arma, pero cómo saber qué poeta de los presentes, de los actuales, en realidad es un sicario, un gatillero de la lengua. Pues como es sabido, no todos los poetas traen renovación y vida a la poesía; algunos sólo están como guardias o granaderos, del gobierno establecido, y gozan de una paga consistente de treinta monedas doradas. Antonio Salinas dice tristemente en uno de sus poemas: “no me alcanza la voz para defenderme: el poema se desarma como cualquier retén falso”. Esto lo vive el poeta, y lo sufre, precisamente, porque cualquiera con una “razón” en cualquier momento, puede disparar en contra suya al saberlo falible y mortal. Por eso el poeta lamenta en otro de sus poemas, añorando aquel pasado “donde no había levantones y los hombres sin cabeza tan sólo eran leyendas para que nos acostáramos temprano”.

¿Qué es Serial? No es solamente una serie de agresiones numeradas, lamentos y tristezas. También es Larisa, la dama del libro, la mencionada; a pesar de que en el libro, la muchacha que representa la evolución y el cambio, simplemente dé paseos enseñando el ombligo. Serial también es la constitución de los hombres solos, ansiosos de poseer, que se llaman a sí mismos dioses, pero en el deseo está el destino, y el incendio se vuelve en su contra; por eso ahora el mundo, al igual que Acapulco, dice el poeta, es una cerveza quemada, “donde quedó la luna desparramada por las calles”, donde irónicamente, “el día es un árbol que no se anda por las ramas”. Donde el poeta afirma que Acapulco es un auto en llamas, y sus habitantes, los condenados del fuego eterno de este infierno. Por eso el lector ante este nuevo libro de Antonio Salinas,Serial, se dará cuenta que no puede descansar en paz, pues la muerte, al igual que las ejecuciones, aún no han terminado.