No. 60 / Junio-julio 2013

Ciencia y poesía: la bipoesía de Eduardo Kac

Poéticas visuales
Por María Andrea Giovine

Comúnmente, cuando se menciona la existencia del arte transgénico en general y de la poesía transgénica en particular muchas personas se remueven, incómodas, en sus asientos. No falta quien de entrada dice que "eso" no es arte, sino cualquier otra cosa, llámese ciencia o experimentación descabellada. Sin embargo, ¿qué impide que el arte y la ciencia trabajen juntos?, ¿qué impide que intercambien métodos, postulados?

Muchos artistas han trabajado con conceptos tomados de la ciencia, por ejemplo, el principio de incertidumbre. La poesía fractal se deriva de principios de la física. Actualmente, el arte y la ciencia se han unido en diversas propuestas artísticas que, además de ser estéticas, problematizan sobre los límites del arte y la ciencia y sobre lo que sucede cuando se unen ambos territorios.

En 2000, tres especialistas del Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) de Francia crearon una conejita fosforescente, llamada Alba, al introducir una mutación sintética del gen de la medusa, la cual produce una proteína verde fluorescente. Eduardo Kac, en su calidad de artista plástico, pidió prestada a Alba para tomarle unas fotos como parte de un proyecto artístico. Hasta ahí todo iba muy bien. El problema comenzó cuando los científicos llamaron a Kac para pedirle que devolviera a Alba y él se negó, argumentando que la coneja no pertenecía al mundo de la ciencia, sino al mundo del arte, pues era única, estética y hecha por el hombre. Esto detonó un debate, en el cual participaron medios de comunicación de todo el mundo, sobre los límites entre el arte y la ciencia, así como sobre la ética de la manipulación genética, entre otros álgidos temas. Lo importante no es cómo vienen los seres al mundo, sino qué les sucede después, afirma Kac. El arte transgénico, según él, no se limita a la creación de un "animal quimérico" a partir de la ingeniería genética: involucra un debate público.


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Eduardo Kac y Alba. Se desconocen más datos de la fotografía.
Desde entonces, Kac ha llevado a cabo varios proyectos de arte transgénico, uno de los más recientes, de 2006, es "Specimen of Secrecy about Marvelous Discoveries". Esta obra de bioarte consta de una serie de cuadros realizados con organismos vivientes (bacterias en biotopos) cultivados en un marco, organizados de manera artística. Las bacterias cambian de forma y de disposición, en respuesta a sus funciones metabólicas internas y al ambiente que las rodea.

La obra consiste en lo siguiente: Cada obra es, de hecho, un ecosistema compuesto por organismos en medios acuáticos, terrestres y sintéticos, totalmente autosostenible y simbiótico, que, orquestados por su creador, evolucionan constantemente creando un efecto estético. Y cada configuración si bien es orquestable, se vuelve impredecible. Recordemos el hecho de que las reacciones biológicas dependen de la temperatura, de la luz, de la cantidad de oxígeno en el aire y de sustancias suspendidas en él. Por consiguiente, es casi impredecible saber cómo puede llegar a verse cada una de las disposiciones bacterianas. Los viajes de exposición, la iluminación de la sala, la cantidad de espectadores (puede causar el aumento de temperatura en el ambiente, así como la luz), la humedad del ambiente, o las sustancias en el aire cambian totalmente, autorregulándose los organismos internos. Los colores se transforman, las formas cambian. Arte abstracto, móvil, único. Si se ve, solamente lo harás una sola vez... efímero y hermoso.1

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Eduardo Kac, "Theorem", parte de la serie titulada Specimen of Secrecy about Marvelous Discoveries", 2006
Con obras como ésta nos encontramos en un terreno totalmente nuevo. El arte no solamente se mueve, sino que está vivo y, por ende, cambia, se transforma. La incorporación de organismos vivos a las obras de arte es revolucionaria. Sin embargo, podemos afirmar que sigue siendo arte porque las bacterias se emplean y colocan siguiendo un criterio artístico y buscando un efecto estético. El espectador no sólo tiene una experiencia estética similar a la que tendría contemplando un cuadro de arte abstracto creado con materiales tradicionales, sino que además se asombra y genera una serie de interrogantes y su sola presencia, sus humores, su aliento tienen impacto en las bacterias y, por lo tanto, en el devenir de la obra.

Como parte de estos intentos artísticos por fusionar la ciencia y el arte, surge la poesía transgénica, la cual, según A. Kurtz, consiste en lo siguiente: La poesía transgénica sintetiza el ADN a partir de códigos para escribir palabras y enunciados usando combinaciones de nucleótidos. Incorpora estas palabras de ADN en un genoma de organismos vivos, que luego se transfieren a su progenie, combinándose con palabras de otros organismos. Por medio de la mutación, la pérdida natural y el intercambio de material de ADN, emergerán nuevas palabras y enunciados.2

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Eduardo Kac, parte de la serie titulada "Specimen of Secrecy about Marvelous Discoveries", 2006
La realización de cada una de las propuestas de la biopoesía implica una meticulosa precisión en el manejo de materiales e instrumentos. Sucede como en todos los experimentos, es decir, si el más mínimo detalle falla, el biopoema se ve afectado y hay que comenzar de nuevo el proceso. No obstante, a pesar de la precisión necesaria durante el proceso de creación del biopoema, el azar es un componente muy importante de la biopoesía.  En la escritura amíbica, por ejemplo, se pretende que el espacio inscriptorio cobre su propio devenir (crezca, se mueva, interactúe con el ambiente) y que el texto cambie o incluso desaparezca a partir del crecimiento azaroso del alga. En esta característica de la biopoesía es posible ver la intención de plantear como preocupación medular que la palabra, una vez proferida, una vez escrita, toma su propio camino y dice cosas nuevas que no fueron previstas desde el inicio, al igual que como sucede en la poesía convencional.



La biopoesía radicaliza lo que plantean otras manifestaciones de la poesía en soportes alternativos. Un ejemplo de ello es el trabajo xenográfico, en el cual se pretende llevar al límite los postulados de la poesía en la piel. Un texto vivo se siembra en un organismo y luego se lleva a otro. Esta labor se realiza con tejido vivo e implica la manipulación real de dos organismos que intercambian elementos en el proceso. Evidentemente, al estar vivo, el tatuaje puede cambiar y, en consecuencia, también el mensaje que estaba escrito. El cambio, producto del azar, es una característica inherente a las exploraciones de estas propuestas.

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Eduardo Kac, "Poema transgénico", 2005
Por desgracia, no se cuenta con documentación fotográfica de todas las propuestas de biopoesía antes mencionadas. A continuación, se muestran dos ejemplos de biopoemas que cuentan con documentación fotográfica.
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Eduardo Kac, dos momentos distintos del biopoema "Wind", 2009
En la imagen anterior, podemos ver el producto del proceso denominado metáfora metabólica. La palabra "wind" fue escrita empleando microorganismos y dejando que después reaccionaran a condiciones ambientales específicas que permiten que las palabras se disipen de manera natural. Este proceso de disipación es controlado, de modo que se convierte en un elemento intrínseco del significado del poema.

No es gratuito que las palabras escritas sean precisamente ésas: "mind" y "wind". El carácter efímero del biopoema nos remite de manera directa a la idea de que "a las palabras se las lleva el viento", por mucho que la mente haga esfuerzos por trascender, perdurar, memorizar. Aquí, literalmente, a las palabras se las lleva el viento cuando los microorganismos reaccionan al ambiente, se mueven, se transforman, se reconfiguran y por último se diluyen. Esta obra está muy cerca del land art y para entenderla es sumamente importante pensar en el azar y el cambio como elementos medulares del biopoema.

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Eduardo Kac, "T", 2009
Es posible crear letras con nanotubos de carbono y estabilizarlas según las leyes de la dinámica molecular cuántica. La fotografía muestra la primera letra de la palabra "Tomorrow", la cual fue escrita en una nanoescala siguiendo este método. Resulta sumamente asombrosa la posibilidad de tener un alfabeto completo de nanotubos de carbono reconfigurados. Se emplean estas estructuras tubulares de diámetro nanométrico porque son relativamente fáciles de manipular y estabilizar. De nuevo, la elección del iconotexto que resulta del proceso, la palabra "tomorrow" no es para nada fortuita. Esta palabra alude a la filiación con el futuro que tienen estas propuestas y al hecho de que los biopoetas y los artistas del llamado arte biotecnológico se encuentran explorando nuevas maneras de comunicar a través de herramientas y métodos científicos que nos muestran un atisbo de las producciones artísticas del futuro.

De todas las formas de la poesía en soportes alternativos, la biopoesía es quizá la más marginal y la más efímera. Por la sofisticación técnica que implica su realización, así como por los materiales empleados y los conocimientos científicos que implica, no existe una producción muy amplia de biopoemas. Lo que resulta sumamente interesante aquí es la idea que subyace detrás de las propuestas, más o menos realizables, más o menos cuestionables. La idea de que la palabra viva realmente, crezca, mute, se mueva y nos muestre algo nuevo. Tal vez sólo algunas decenas de personas hayan visto biopoemas. Quizá, además de Eduardo Kac, haya pocos interesados en explorar este terreno tan poco difundido. Sin embargo, es una realidad que se encuentra ahí y que, sin lugar a dudas, plantea numerosas interrogantes.