Un sábado con Cecilia Todd


Música y poesía

Por Jorge Fondebrider

 

musica-61-01.jpg Sábado a la noche. Mi mujer está de viaje. Nuestra hija salió. El menor juega con la play. Yo estoy en casa y prendo la tele. Zapping. Como muchas veces, ochenta canales y casi nada para ver. De pronto, el sonido de un cuatro y unas manos de mujer. Presto atención. Es Cecilia Todd. Resulta ser un programa que se llama Cantoras. Lo conduce Fena Della Magiora, músico, actor y productor de la TV argentina, también responsable de Músicos de Latinoamérica, un ciclo anterior en el que, con inteligencia, se dedicaba a conversar con grandes creadores del continente en sus casas: Caetano Veloso, Gilberto Gil, Armando Manzanero, Rubén Blades, Silvio Rodríguez. Y tal parece que ahora repite la fórmula con las mujeres porque, en días sucesivos, y siempre por el canal argentino Encuentro, lo voy a ver con Soledad Bravo, la Negra González Mina, Totó la Momposina, Beth Carvallo, Gal Costa, Paquita la del Barrio, Omara Portuondo y Susana Baca. Pero ahora, ese primer sábado, está en la casa de Cecilia Todd, en Caracas.

 

No. 61 / Agosto 2013



Un sábado con Cecilia Todd

 

Música y poesía
por Jorge Fondebrider


musica-61-01.jpg Sábado a la noche. Mi mujer está de viaje. Nuestra hija salió. El menor juega con la play. Yo estoy en casa y prendo la tele. Zapping. Como muchas veces, ochenta canales y casi nada para ver. De pronto, el sonido de un cuatro y unas manos de mujer. Presto atención. Es Cecilia Todd. Resulta ser un programa que se llama Cantoras. Lo conduce Fena Della Magiora, músico, actor y productor de la TV argentina, también responsable de Músicos de Latinoamérica, un ciclo anterior en el que, con inteligencia, se dedicaba a conversar con grandes creadores del continente en sus casas: Caetano Veloso, Gilberto Gil, Armando Manzanero, Rubén Blades, Silvio Rodríguez. Y tal parece que ahora repite la fórmula con las mujeres porque, en días sucesivos, y siempre por el canal argentino Encuentro, lo voy a ver con Soledad Bravo, la Negra González Mina, Totó la Momposina, Beth Carvallo, Gal Costa, Paquita la del Barrio, Omara Portuondo y Susana Baca. Pero ahora, ese primer sábado, está en la casa de Cecilia Todd, en Caracas.

“Mi objetivo fue dar a conocer la música folklórica y popular de mi país”, dice una muy articulada Todd. Es, de hecho, lo que viene haciendo desde hace más de cuarenta años, con una coherencia increíble. Su repertorio incluye todo: merengue, vals, parranda y serenata para representar al Distrito Federal; golpe oriental, polo y jota para Oriente; joropo, pasaje y tonada para el Llano; bambuco para la Zona Andina; danzas, décimas y golpes para Occidente. Hay temas tradicionales –que son los más– y música de compositores populares, como Henry Martínez, Enrique Hidalgo, Ilan Chester, Giancarlo Simancas, Constantino Ramones, Otilio Galíndez, Pedro Palmar, Leonardo Oporto, Simón Díaz, Luis Fragachán, etc. “Lo único que importa es que escriban dentro de la tradición”, dice. El criterio de selección, confiesa, es bien simple: “Lo primero es que la canción me guste. Lo segundo es que me identifique con ella”.

El programa transcurre entre canciones, recuerdos de lugares, puntos de vista sobre lo que debe ser la política cultural de un país y el decidido apoyo que tamaña embajadora le da a la causa del chavismo. Lo que en otro sonaría a oportunismo, en ella es absolutamente coherente porque lo ha dicho siempre. “Lo que se ha logrado en la cultura es importantísimo. Ahora hay espacios para todos. La gente nunca había ido tanto al teatro, a los conciertos, a las exposiciones”.  Y también: “Somos todos venezolanos y la división duele”.

Terminado el programa, busco algún disco de Cecilia Todd en mi discoteca. Pongo el primero, uno que grabó en Buenos Aires, a principios de la década de 1970, cuando vino a estudiar técnicas vocales y se quedo por tres años viviendo en mi ciudad. Ahí está “Pajarillo verde”, una canción tradicional de su país que la identifica en el mundo entero. La letra dice: “Pajarillo verde, cómo no quieres que llore,/ pajarillo verde, cómo no voy a llorar,/ ay, ay, ay, si una sola vida tengo,/ pajarillo verde, y me la quieren quitar//  Pajarillo verde, cómo no quieres que llore,/ pajarillo verde, cómo no voy a llorar,/  ay, ay, ay, si los grillos que me quitan,/ pajarillo verde, me los vuelven a pegar.// Pajarillo verde, y ayer fuiste a cortar leña,/ pajarillo verde, pasaste por mi conuco,/ ay, ay, ay, y todo el mundo lo supo,/ pajarillo verde, por tu mala compañera.// Pajarillo verde, qué te puede dar un indio,/ pajarillo verde, por mucho que tú lo quieras./ Ay, ay, ay, una ensarta de cangrejos,/ pajarillo verde, y eso será cuando llueva”.

Como los romances españoles, como las baladas anglo-escocesas, las canzonetas napolitanas o tantas otras variedades de la poesía popular, profundamente ligadas a las músicas tradicionales de sus ámbitos respectivos, esta canción me llega directamente desde Venezuela, donde nunca estuve, para hacer, gracias a la maravillosa Cecilia Todd, que esta noche de sábado se justifique.

 

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