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portada-cancion.jpg Canción en blanco
Álvaro García
Visor
Madrid, 2012

 
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No. 62 / Septiembre 2013


 

Canción en blanco
(tres fragmentos)

 

Detrás del tiempo hay tiempo, pero en vilo.
Prolonguemos el reino de este instante.
La prisa es un caudal abierto y vano.
En tardes afiladas,
en mañanas mirándome el reloj por las aceras,
la prisa me desdobla,
me vuelve un batallón de identidades
en donde sólo es yo el que queda atrás.
La muerte va más lejos que la idea
y sabe quiénes somos más allá de quien somos,
la muchedumbre lenta de los cláxones,
la prisa, el miedo,
no celebración,
sino su molde egipcio coloreado,
el coche funeral que nunca duda.
Me arrepiento de haber tenido prisa
y de haberle hecho caso tan deprisa.
Qué fantasma veloz suplanta un nombre.
He aligerado el día y no era yo.
Ahora extraño la vida al estar juntos
y ser como dos reyes sin reinado,
una conformidad de anacronía
desplazada de todo
pero no de esta ardiente irrealidad
traída de la sangre
en una fortaleza clausurada,
en el recodo último de un río de la altura
adonde no van pájaros ni nubes.
No fluye aquí otro pulso
que el exacto,
inútil y rotundo de la naturaleza,
igual que un sol que se enaltece a solas,                                          
rumor de los secretos
sin más sentido que su ser secretos

...

Sé que habrá que marcharse después de ir aprendiendo
el tiempo como arcilla en la que acariciamos
un presente infinito,
el humus en que crecen los olivos o el hombre,
tierra donde la herencia
es un empuje,
ser vivo que se ampara en el continuo.
La ola de la muerte
pasará sobre ellos como página.
Ellos temen la muerte;
nosotros la llevamos
como una intimidad estimulante.
Al sentir todo en todo,
nos dejamos latir con su latido.
Mira las piñas de los pinos húmedas,
las rosas blancas arrugadas de agua.
Nuestra conversación apenas quiere
comprenderse a sí misma,
tal vez por eso vive,
igual que este abandono final de la avenida,
hojas de pino que gotean cielo.
¿No nos nutre esta falta de propósito?

Fuiste como una Eva
del destierro perpetuo de ti misma,
paralizada por pasión
igual que otros actúan por pasión.
Y ahora eres capaz del infinito.
Rompemos la frontera
que hay entre lo consciente y lo inconsciente
si es que no la tuvimos rota desde la infancia
capaz de convertir la vida en arte
pero no realidad en realidad.
Lo que antes hemos sido,
antes de consistir uno en el otro
y comprender de pronto el universo
en este cuarto de este hotel y lluvia,
poder al fin fundirse,
escapar hacia dentro junto a alguien,
olvidar junto a alguien el destino
de un mundo que en sí empieza, en sí termina.
Puede que un día estemos
juntos en el olvido uno del otro.
La muerte tendrá dentro memoria de un sol vivo.

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