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ddiario-sin-fecha.jpg Diaro sin fechas de Charle B. Waite
Francisco Hernández Almadía
México, 2013

 
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No. 62 / Septiembre 2013


Doce

Siéntate ahí,  sobre esa piedra, la más blanca,
a la entrada de la casa en ruinas.
Abre las piernas. Así. Ahora sube la izquierda
al escalón,el menos claro, y permite al rebozo
acomodarse en la rodilla.
¿Te quitaste el cinturón de castidad como te lo pedí?
Sonríe sin mirar a la cámara y sostén
a la encordadaconcha de armadillo
con tu mano de música.
Después voy a fotografiarte allá,
detrás de lasparedes, con mis dedos
repletos de botones.
No pestañees. No respires. Pasa la lengua despacio
por tus labios.
En la jaula,
aunque no lo distingas,
hay un pájaro.
Y canta, aunque no lo escuches,
un son de claroscuros en desbandada.

Cuarenta y tres

Estoy en prisión y la Hansen
no está conmigo.
Ella podría reducir mi angustia o expulsar
a las cucarachas.
de los mapas del piso.
Enfrente de mí ronca un borracho.
Su regurgitación es parte de mi pena.
¿De qué se me acusa?
¿De levantarle la falda a la tristeza?
¿De besar a la juventud sin espantarla
con el gusto asqueroso de mi carne?
Señores, soy inocente, indecente, irreverente.
Sucede, para mi desgracia, que estoy vivo.
Y al tiempo, amo y señor del Álbum de la Vida,
le diré mi oración.
(¿Por qué nadie me había advertido
de la cursilería que invade a los reclusos?)

Sin numerar tres

Pasar por su cuello y sus pezones
mi pluma de fotógrafo aceitada.
Después, sin preocuparme por estremecimientos,
bajar la pluma hasta el ombligo
sin ninguna prisa, para subirla con rapidez
a las axilas.
Por la espalda, caer hasta las dunas
de las nalgas.
Y ya no detenerme por sus muslos,
las plantas de los pies o sus rodillas.
Y llegar a su ombligo nuevamente
y besarle la boca sin apagar gemidos
y deslizar a la incansable pluma
por su rico capullo desplumado.

 

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