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No. 64/ Noviembre 2013


Cristian Molina
(Leones, Argentina, 1981)


La gorrita

Había una gorra tirada
sobre la escalera
y gente que corría allá
del otro lado
y una voz desesperada arqueaba golpes en su caja torácica

Los vecinos le daban sin parar al pibe en el suelo
y qué raro que tenga gorra
y sí, ¿no?
porque para colmo tiene gorra
como siempre estos negros
y los gritos
porque ÉL quería decir explicar
aunque no

La mujer victimada
lloraba con el monedero en la mano
acompañada del aliento de las otras
que vitoreaban
para que los maten a todos
y las patadas
cada vez más fuertes
en el callejón con desesperados
y a pesar de la gorrita tirada
siempre por su pesar
y flaco como un espárrago
diría la má
tanto
que uno solo bastaba para amarrarlo
apretado como ahora
ahí
marcando las breas
pero no
eran todos los vecinos juntos
a moretones
hasta las venas azules
hinchadas del pibe
por la justicia prototípica
de anacrónicos presentes festejos
porque llegaba
¡sí, llegaba!
y tan rápido como nunca con sus lucecitas
el patrullero

Todos aplaudían entre tanto grito del que se justificaba
porque no tenía para comer
con su voz profunda llenando el callejón
y contaba o pedía
de/por esos hijos que nadie conocía
y más habría que matarlo
salieron
sí, decían

saliendo
asintiendo
mientras lo zangoloteaban
hasta que un empujón
lo levantó cincuenta centímetros
-las piernas encojidas
fetales-
y lo mandaron de golpe al patrullero
los excitados
que declaraban y declamaban
dando datos y referencias
hasta que quedaron las penumbras
y silencio
aunque nadie notaba ya
no
nadie
que la gorrita seguía
ahí tirada
en la puerta de casa
y para siempre.