No. 64/ Noviembre 2013 |
|
Carina Sedevich (Córdoba Argentina, 1972) Me llamaste para decirme que ya no te escriba que estás formando una familia que querés tener un hijo y que yo con mis provocaciones no hago otra cosa que complicarlo todo. Yo perdí dos hijos tuyos: uno en febrero, para nacer en agosto, otro en agosto, para nacer en febrero. Es un día triste, pero con una mano en el corazón, los he tenido muchísimo peores. “señores padres” decía el papelito olvidado por la madre en el vestuario de damas mi hijo es grande ya no recibo esas notitas “señores padres” antes era yo siempre fui yo y nadie más lo ha sido cuando me hicieron los abortos yo fui también “señores padres” con la misma intensidad con que llevé mi hijo de la mano a las escuelas La naranja de hoy estaba seca. La turgencia no garantiza nada. Ni el color rabioso, ni el botón saliente que acaricié en la góndola del súper. La naranja de ayer no era perfecta pero sus células prietas estallaban. Eran bastante buenas las naranjas que me tocaron durante la semana. Hoy el recuerdo de otro jugo no me alcanza. Y el amor que tuve no me moja la boca. A veces es triste lo que hago con mis manos. Hoy remendé el camisón de seda que me trajiste de la China. Lo uso solamente para mí: se va gastando y no habrá más camisones de la China. Sólo este. Lo voy a usar como solía usar tu amor: todos los días. Que dure lo que dure y que conserve las huellas de mi cuerpo, que sigue estando vivo, y de todas las cosas aledañas. |