No. 65 / Diciembre 2013 - Enero 2012


“La poesía me salvará”

Mística y Poesía
Por María Auxiliadora Álvarez
 

Dos voces fundamentales de la poesía latinoamericana contemporánea han relacionado la idea de la “salvación” con la ética y la estética del verbo. Adélia Prado (Brasil 1935-) plasmó su intuición:“la poesía me salvará” como una moción futura; y Piedad Bonnett (Colombia 1951-) la certificó como una experiencia pasada: “la literatura ha sido mi salvación” (Entrevista de Jairo Dueñas Villamil, Marzo 2013).

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El término “salvación” implica directamente su contrario e indirectamente algún tipo de religión, aunque en español antiguo podía significar también “seguridad”. Pero estas dos autoras han relacionado los principios (y los finales) de la ética y la estética con Dios (“en el principio era el Verbo”) en textos como Del reino de este mundo de Piedad Bonnett, y Guía e Hija de una antigua ley de Adélia Prado.

Al comparar la fragilidad humana con la indiferencia divina, el texto Del reino de este mundo rememora tanto los primeros textos de Vallejo cuando la “des-relación” entre el dolor personal y la bondad de Dios era inexorable (Los heraldos negros), como los últimos (España, aparta de mí este cáliz) cuando el yo era plural y el dolor reconocía su sentido colectivo. La misma compassion (padecer en conjunto) reverbera en este poema de Piedad (y valga la redundancia):
Del reino de este mundo

 

Hablo
de la muchacha que tiene el rostro desfigurado por el fuego
y los senos erguidos y dulces como dos ventanas con luz,
del niño ciego al que su madre le describe un color inventando palabras,
del beso leporino jamás dado,
de las manos que no llegaron a saber que la llovizna es tibia
como el cuello de un pájaro,
del idiota que mira el ataúd donde será enterrado su padre.
Hablo de Dios, perfecto como un círculo,
y todopoderoso y justo y sabio.

(De Nadie en casa, 1994).

Aunque las poderosas imágenes del poema parecieran destacar situaciones de excepción (dentro de los inumerables rostros intactos ointeligentes ante la muerte), Del reino de este mundo cumple en la medida mayor deilustrar la multifacética recurrencia del dolor en el ser humano. El ápice de la intensidad se expresa en la fina ironía del título y (acusatoria) en los últimos dos versos.
El texto que sigue de Adélia Prado, Hija de una antigua ley, tampoco es complaciente con respecto a la idea de la bondad de Dios (“verbo, carne, vidrio roto/ piedra contra la cual sangra mi cabeza”) pero no pone en entredicho su existencia:

“Dios no me da paz.
Dios es un aguijón en mi cuerpo.
Me muerde el talón como serpiente,
se hace verbo, carne, vidrio roto
piedra contra la cual sangra mi cabeza.
Yo no descanso en este amor.
No puedo dormir con la luz de su ojo fija en mí.
Quiero regresar al vientre de mi madre,
su mano abierta sobre su ombligo hinchado,
escondiéndome de Dios”

 

(Poesía reunida, 1991)(Traducción nuestra)

Para esta poeta brasileña que amalgama el verbo con el cuerpo y el cuerpo con la religión, (no por casualidad Dios carnalizó el Verbo en su Hijo), como lo resumió en una entrevista: experiência religiosa e experiência poética são uma coisa só (Cadernos de Literatura do Instituto Moreira Salles, São Paulo, 2000), y lo desarrolló en el poema
Guía:

La poesía me salvará.
Lo digo con reserva porque sólo Jesús
Cristo es el Salvador, como escribió
un hombre - sin coacción alguna-
detrás de un crucifijo que trajo de recuerdo
de Congonhas do Campo.
Sin embargo, repito, la poesía me salvará.
Por ella entiendo la pasión
que Él vivió por nosotros al morir en la cruz.
Ella me salvará, como el color púrpura
de las flores cayendo sobre la cerca
perdona a la muchacha por la fealdad de sucuerpo.
En ella, la Virgen María y los santos apoyan
mi forma apócrifa de entender la palabra
por su reversoy captar el mensaje
por el emisario, según sus manos y sus ojos.
Ella me salvará. No lo digo a los cuatro vientos
por temor a los eruditos, la excomunión
y el escándalo de los débiles. Pero no temo a Dios.
¿pues qué otra cosa es la poesía, sino Su Rostro golpeado
por la brutalidad de las cosas?

 

(Equipaje, 1976) (Traducción nuestra).

Al conjugar la estética cristológica con la ética del verbo, este segundo texto de Prado, Guía, humaniza lo sagrado y sacraliza lo humano, contraponiéndose estructuralmente a Del reino de este mundo (Bonnett) de donde parece emergerla imagen del Dios castigador e iracundo del Antiguo Testamento (al igual que emergió del primer Vallejo),e irreconciliar éticas y estéticas humanas y divinas.
Sin embargo, el primer texto de Prado, Hija de una ley antigua, coincide con el Del reino de este mundo en el terror de la insuficiencia humana frente a la fuerza aparentemente excesiva de Dios. Algunos versos son más racionales y otros más emocionales, pero todos entrecruzan por igual reversos deuna intensa compasión, fragmentos del cuerpo o cuerpos enteros en (des)gracia, y alegorías de una amable naturaleza tal vez panteísta (des)nivelando lo humano y lo divino.



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