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portada-la-caja-x.jpg La caja X
Carlos Pérez Vázquez
Prólogo de Fabio Morábito
Conaculta (Práctica mortal)
México, 2012

Por Abel Vázquez Barrera
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No. 65 / Diciembre 2013-Enero 2014




Carlos Pérez Vázquez (1971), abogado y poeta, ha condensado una década de experiencias, impresiones y conocimientos bajo un nuevo concepto que no sólo se define a sí mismo, sino que también sirve para titular su más reciente poemario: La caja X. Obra en la que la poesía se origina bajo el acto de aprehender la realidad a través de la mirada; con la que se perciben sentimientos y efímeros instantes que más tarde encontrarán resguardo en la memoria. El poema “Intento vertical” resume lo anterior claramente:

Un poema comienza en la mirada
desatenta, fijada por la suerte
en lo que a veces vemos,
[…]
Empieza en la mirada que entreabre las puertas
de lo neutro, lo nocturno, lo eterno.

El poemario está dividido en dos apartados. En el primero, “Algunos pasos”, el poeta hace un recuento de distintos lugares pueden ser espacios comunes como calles, parques, aviones y casas o regiones bien delimitadas por la geografía como Turquía o Gran Bretaña; en los cuales, la inocente mirada de la voz lírica describe entidades y emociones que van perdiendo importancia a través de la cotidianeidad. “Örtakoy” y “British library” son algunos de los mejores ejemplos en este sentido.

En la segunda parte, “También el polvo”, la mirada de la voz lírica se aleja de los espacios habituales y de las entidades meramente intangibles como el silencio y los nombres para versar en la cosmología de dos tradiciones que a pesar de sus diferencias, encuentran puntos en común dentro del poemario. Por un lado, se encuentran los doce animales del horóscopo chino cuya descripción mundana los acerca a su condición natural.

Se rompe el cascarón de la mañana fresca
dejando entrever la cresta rojo fuego,
el plumaje orgulloso del sol madrugador
que alegre canta en el ascenso.

Mientras que, por el otro lado, aparecen algunos de los signos zodiacales como Géminis, Acuario y Virgo junto al festejo de Halloween o la figura de Eurídice.

Dado que el eje central del poemario parte de la mirada y del contenido de La caja X, sería ridículo intentar establecer un tema para todos los poemas que aparecen; no obstante, es posible establecer dos motivos que se repiten a lo largo de la obra: el silencio y la dicotomía soledad-espera.

De este modo, es posible afirmar que La caja X, como conjunto, se nutre de la multiplicidad de focos, de interpretaciones y de situaciones que no sólo se funden con creencias ancestrales provenientes de oriente y que coexisten con las ideas de occidente, sino que además hacen de la mirada y de la memoria entidades vivas. Formado por 65 poemas, esta obra es, en conclusión, una forma de recordar los instantes, las tradiciones y las primeras impresiones que han perdurado a través del tiempo; centinela de memorias y experiencias “que a veces se libera / cuando la caja X se descuida.”

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