No. 65 / Diciembre 2013-Enero 2014 |
Universidad de la Contradicción (VI) Contradicción: enigma y ojos; lógica fiel: fantasma y acto; carne en que vibra el verbo exacto que da dulzura a los abrojos; la humanidad y el ser, de hinojos, postran su acción y la bendices; y cuando instantes y matices de paz y luz hay en la historia, con tu grandeza y tu escoria, contradicción, te contradices. Plan de nueva vida (fragmento) La locura me cultiva las regiones del cerebro, y con mal humo me enhebro mi absurda leyenda viva… el alma, sub-pensativa, va, ciega, en camino zurdo… Fatuidad… tacto palurdo de los misterios del hombre… Egocentrismo sin nombre cuya esencia es el absurdo… ¿Pero por qué sujetarse a plan de vicios en mesuras y no aprontar sepultura a este diario intoxicarse, hoy mismo, para salvarse de la locura cercana, más pronto que la campana crepuscular toca a nieblas, y se acusan las tinieblas como grey de la mañana? Porque es nociva cosa querer destruir el ritmo de un proceso, es ansia tormentosa que cada vez más preso tiene al yo vacuo, de sí mismo obseso… En la noche medita, medita en verso mi procaz conciencia, y la voz infinita circunscribe su esencia en la gris finitud de mi existencia… No siento aún a Dios en mi sentido, porque mi soledad he degradado, porque en turbio amor he convertido el normal en mi ser estructurado, porque a mi propio sexo he pervertido hasta burdo fetiche idolatrado, y por la loca fatuidad macabra que le he dado a mi trémula palabra. ¿Por qué escribo con tanto afán terrible? Porque quiero ser célebre en el mundo… que me aclamen autor imperfectible más profundo que el hombre más profundo… De aquí, que a la locura irremisible vaya el yo, que cual necio furibundo involuciona, raudo, hacia sí mismo, hacia la bestia al fondo del abismo. He de sentir a Dios, pese a la ciencia pesada, miope y mecanizadora; desde el fondo más negro de mi esencia. Sólo será en buen ritmo la existencia, a buen amor despertará en la aurora, cuando me llegue a la divina hora de hacer trono de Diosa mi conciencia. Piense Dios desde mí, sobre mí mismo, y venceré el pecado, y el abismo de la muerte absoluta saltaré y estalle el corazón ante el sarcasmo sangriento de la burla, en un espasmo de amor de tierra en la divina fe… Te busco, ¡oh, Dios!... Te busco… Si prosigo buscándote, en mí Te encontraré… |
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