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portada-juan-de-alba.jpg Juan de Alba. Un poeta del siglo XX
Françoise Castaings
(selección y notas)
Dirección General
de Publicaciones
Conaculta
México, 2012

 
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No. 65 / Diciembre 2013-Enero 2014



Universidad de la Contradicción (VI)


Contradicción: enigma y ojos;
lógica fiel: fantasma y acto;
carne en que vibra el verbo exacto
que da dulzura a los abrojos;
la humanidad y el ser, de hinojos,
postran su acción y la bendices;
y cuando instantes y matices
de paz y luz hay en la historia,
con tu grandeza y tu escoria,
contradicción, te contradices.




Plan de nueva vida (fragmento)

La locura me cultiva
las regiones del cerebro,
y con mal humo me enhebro
mi absurda leyenda viva…
el alma, sub-pensativa,
va, ciega, en camino zurdo…
Fatuidad… tacto palurdo
de los misterios del hombre…
Egocentrismo sin nombre
cuya esencia es el absurdo…

¿Pero por qué sujetarse
a plan de vicios en mesuras
y no aprontar sepultura
a este diario intoxicarse,
hoy mismo, para salvarse
de la locura cercana,
más pronto que la campana
crepuscular toca a nieblas,
y se acusan las tinieblas
como grey de la mañana?
Porque es nociva cosa
querer destruir el ritmo de un proceso,
es ansia tormentosa
que cada vez más preso
tiene al yo vacuo, de sí mismo obseso…
En la noche medita,
medita en verso mi procaz conciencia,
y la voz infinita
circunscribe su esencia
en la gris finitud de mi existencia…

No siento aún a Dios en mi sentido,
porque mi soledad he degradado,
porque en turbio amor he convertido
el normal en mi ser estructurado,
porque a mi propio sexo he pervertido
hasta burdo fetiche idolatrado,
y por la loca fatuidad macabra
que le he dado a mi trémula palabra.
¿Por qué escribo con tanto afán terrible?
Porque quiero ser célebre en el mundo…
que me aclamen autor imperfectible
más profundo que el hombre más profundo…
De aquí, que a la locura irremisible
vaya el yo, que cual necio furibundo
involuciona, raudo, hacia sí mismo,
hacia la bestia al fondo del abismo.

He de sentir a Dios, pese a la ciencia
pesada, miope y mecanizadora;
desde el fondo más negro de mi esencia.
Sólo será en buen ritmo la existencia,
a buen amor despertará en la aurora,
cuando me llegue a la divina hora
de hacer trono de Diosa mi conciencia.
Piense Dios desde mí, sobre mí mismo,
y venceré el pecado, y el abismo
de la muerte absoluta saltaré
y estalle el corazón ante el sarcasmo
sangriento de la burla, en un espasmo
de amor de tierra en la divina fe…
Te busco, ¡oh, Dios!... Te busco…
Si prosigo buscándote, en mí Te encontraré…


 

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