No. 67 / Marzo 2014 |
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El caótico universo del discurso popular en la poesía de Fernando Nieto Cadena
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Por Luis Carlos Mussó |
Los elementos lúdicos que se dibujan en el caos ayudan a esbozar un paisaje citadino. Se producen unas dialécticas espacial y temporal que acompañan a una manera política de afrontar lo popular. Al referirme a lo popular quiero identificar una intención de aprehender los relatos de la cotidianidad, pero no una vecindad con la poesía que emerge de saberes primitivos y que atraviesa, las más de las veces, un tamiz étnico como sucede con las décimas esmeraldeñas o el amorfino montubio. Las lindes entre cultura popular y alta cultura, que no tienen una fija delineación ni pureza en sus características, son cada vez más difusas y complejas. Así, la cultura se construye en procesos sociales que interesan a Nieto Cadena, testigo y protagonista del ingenio creativo y la expresión de aquella mirada caribeña, y que en ningún momento ha querido convertirse en un poeta popular. Sus afanes más bien politizan esa marginalidad, otorgando un estatuto distinto a los seres y a las cosas que pueblan sus poemas. Así, no ocultan, sino resaltan la impronta propia del mundo urbano. El caos alude entre otras cosas a la inminencia del desastre, y si vamos al origen etimológico de éste, nos encontramos con δυσ-στήρ (dis-aster, o mala estrella), o sea un desequilibrio de origen natural que afecta negativamente la vida de los humanos. Además, lo urbano no ha escondido jamás sus riesgos. |
Foto de Fernando Nieto Cadena, cortesía de Guadalupe Azuara. |