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_portada-baja.jpg Sueño del ojo y del espejo
Saúl Yurkievich
FCE.
México, 2013.

Por Abel Vázquez Barrera
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No. 67 / Marzo 2014




Vivimos un mundo acelerado. Personas, noticias y hechos irrumpen en nuestro existir cotidiano para desvanecerse y dejar un sutil recuerdo que difícilmente quedará grabado en la memoria, sin embargo, debemos reconocer que hay individuos cuyos actos superan el límite del olvido para perpetuarse a través de los años. Tal es el caso de Saúl Yurkievich, quien, a casi una década  de su fallecimiento, sigue presente en las esferas del quehacer literario, ya sea por su vasta y relevante producción ensayística o por los numerosos poemarios que no sólo representan el rechazo a las convenciones poéticas de antaño, sino que demuestran una innovadora visión de la lengua y la realidad que nos circunda.

En el 2013, el Fondo de Cultura Económica publica Sueño del ojo y del espejo, una recopilación de 36 poemas pertenecientes a Yurkievich cuyos principales ejes temáticos son: la soledad como una entidad inherente al ser humano y la brutalidad del tiempo que lo corroe y consume. Estos dos temas se complementan a lo largo de la obra para situar la existencia humana como un desconcierto en el que el destino deja de representarse como un elemento de seguridad y la incertidumbre de la vida se resume en el olvido eterno. El siguiente fragmento de La mordida sintetiza uno de los temas anteriores:

        Roe o rae
        a cada rato
                el arañazo
        estupor
                ansiedad
        azoro
                a cada rato
        la mordedura del tiempo
                                 sientes
        su veleidosa fuga
                         sus inminencias
        vives.

Los poemas se encuentran permeados por escenarios nocturnos en los cuales la vista y el tacto son cruciales para establecer un vínculo de ida y vuelta con el “Otro”, figura que funge como una entidad cuya locación está más allá de los espacios convencionales para situarse en una dimensión donde las fronteras físicas pierden toda validez.   Asimismo, la mezcla del tiempo presente, pasado y futuro provoca confusión entre las entidades poéticas y las sitúa en un estado de melancolía y desesperación cuyo único anhelo es la restauración de lo perdido.

                             No hay centro
    el centro es el andante que se desplaza.
    Cuando regresa a un lugar
                                   todo es pasado
    cuando va más lejos
                                   todo es futuro
    no encuentra sitio que sólo sea presente.       

Otro punto a destacar es el minucioso uso del lenguaje que Yurkievich hace en sus poemas, ya que la sucesiva concatenación de palabras confiere un ritmo contundente y carácter solemne a lo largo de los versos. Algunos poemas se caracterizan por la falta de signos de puntuación, lo que no sólo ahonda en el sentido fónico de los textos, sino que, además, confiere un vertiginoso movimiento a las acciones y descripciones que se van gestando. El siguiente fragmento de Ni sede ni asidero constata lo anterior:

        tocas
        tocas te tocan miras te miran
        echas mano pones el ojo
        el cuerpo pones auscultas
        acaricias y te abrazan
        te involucran te sumen te subsumen
        el tino líquido raquídeo te rechupan

De este modo, los 36 poemas que conforman Sueño del ojo y del espejo se unifican bajo dos temas centrales, los cuales no sólo demandan la creación de una sombría atmósfera en la que se pone en juego la materialidad, los alcances del espacio y la eventual realidad humana, sino que además ofrece un panorama general sobre los pensamientos, las reflexiones, los anhelos y las meditaciones que Yurkievich depositó en sus textos.

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