infantil-65.jpg

No. 68 / Abril 2014


Poesía para niños

Lupita Poot
(Escárcega, Campeche, 1981)


Una muñeca

La vi en la tienda.
Me miró desde su piel
de simulada porcelana.
Y no pude evitar el asombro
que en dos golpes
me llevó a destrozar mi cochinito.
Pero inútil sacrificio
cuando al regresar no estaba.
Se la llevaron por una mísera rebaja.



Lunes


Me interrumpe el sueño
tu tic-tac alocado.
Adormilada,
tropiezo con el conejo de tu prisa
y tu envidia de domingo.
Pobre de ti
que nunca se te pegarán las sabanas.



El rosa


No me gusta el color rosa.
Rosa el listón que sujeta mi cabello
y las zapatillas que cuelgan de la luna.
Rosa el vestido de esponjadas risas
que mi madre borda sobre mi falda.
Rosas las mejillas de una niña rubia
que no soy yo,
pero que me mira
sobre el talco de la abuela.
¿Por qué todo tiene que ser rosa?
Si hoy
brotó de mí la sangre roja…



Los muertos


De niña,
pensaba en los muertos.
Si alguna vez volaron papalotes
o estrellaron sus risas
contra el viento.



Jesusita


Eres tú con tu ombligo de cerezas
Y el horizonte de tu pelo
donde destellan hadas.
Tú,
con tu pequeño paso
acortas la ruta de las ninfas.
Y se pierde tu blanca huella
en las zapatillas de mi madre.
Jesusita:
¿De dónde provienen
las lunas que se asoman
en tus mejillas?
¿De Marte?
Como los duendes adormilados
en tus orejas,
que temen como tú
a las tormentas.



Tus palabras


Ya no tropiezan tus palabras.
Han aprendido a caminar
sobre tu cuerda floja.
Ahora saltan presumidas
unas detrás de otras.
Se encogen,
se estiran,
se agachan…
y cuando nadie las mira
brincan de un lado a otro de la cama.