No. 68 / Abril 2014


Magos y poetas*


Por Mayra Santos-Febres

 

Cuando pienso en Paz no puedo dejar de pensar en dos textos: Piedra del solEl arco y la lira.  Miento si no  admito que han sido muchas las veces que regreso al poema y al extenso ensayo  en que Paz reflexiona acerca de la naturaleza de la poesía . El ensayo, que se publicó por primera vez en el 1956,  es, por lo menos para mí, las ideas que luego Paz pone en práctica en el 1957 en Piedra del Sol. O quizás no. Quizás le pasó a Paz lo que siempre ocurre con los escritores, que se dejan guiar por una o dos obsesiones de manera compulsiva.

Sin embargo, lo que siempre me ha sorprendido de ambos textos es la manera en que Paz habla de los poderes mágicos de la poesía y el lenguaje. En ensayo de El arco y la lira está plagado de frases que sostienen este argumento: “Todo lenguaje sagrado es secreto” ((44), . “El poema… será revelación de aquello que la exclamación señala sin nombrar. Digo revelación y no explicación” (p, 47). No es difícil añadir otra nota: magos y poetas, a diferencia de  filósofos técnicos y sabios, extraen sus poderes de sí mismos. Para obrar no les basta poseer una suma de conocimientos, extraen sus poderes de sí mismos… Las fuentes del poder mágico son dobles: las fórmulas y demás métodos de encantamiento, y la fuerza psíquica del encantador, su afinación espiritual que le permite acordar su ritmo con el del cosmos (p.53)- El ritmo.
Puedo seguir citando. Puedo citar a Paz cuando habla de l poema como un círulo o una esfera: algo que se cierra sobre sí mismo y su sistema de referentes autosificientes y a la vez, cósmicos, comunales. Puedo hablar de las maneras en que discute el verso alejandrino o el endecasílabo como las “respiraciones” naturales de la lengua castellana.

 Y es aquí donde Paz se me vuelve un mago.  Donde logra lo que yo me he propuesto lograr con toda mi literatura y siento que no llego. Octavio Paz logra recuperar una memoria ancestral no Occidental, no del todo, utilizando los tropos formales y los sistemas aruqetípicos de la tradición castellana.  El endecasílabo, los arquetipos fundacionales-míticos del rio (del tiempo) y el árbol (de la Ciencia)  ydesencadenan el viaje o deambular del hombre por el mundo contemporáneo en la Historia.

Lo que muchos críticos han llamado “surrealismo” o “lenguaje mítico”, opera en Paz de una manera similar a lo que intentó hacer su coetáneo Alejo Carpentier en la prosa de El reino de este mundo  con su propuesta del “realismo mágico” y Dereck Walcott, años más tarde al hermanar el Caribe a las Islas del Egeo en Omeros. Paz parte de los 584 versos del calendario azteca, cifra igual a los días que tarda el planeta Venus en realizar la conjunción con el Sol. Es decir, que Octavio Paz monta todo un recorrido  por la tradicieon española sobre el pensamiento cícilo azteca y crea uno de los poemas fundacionales de la lírica iberoamericana clásica. Piedra del sol irrumpe el tiempo y nos obliga a leer toda(s) la(s) tradición (es)  de lo lírico en “español” de Nuevo.

Para una escritora caribeña , la validación de sistemas de pensamiento múltiples, y la recuperación “exclamativa” y  “secreta” de los saberes mágicos del lenguaje no-( y, a la misma vez) hispánico es algo que agradeceré eternamente a Paz por cien años más, los venideros.

No estamos solos.

 


* Texto preparado para Diario de poesía (2014) en el Año del centenrario de Julia de Burgos y de Octavio Paz.