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No. 68/ Abril 2014 |
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Xánath Caraza |
Árbol creciendo, árbol dentro amaneciendo, naranjas cayendo, olorosas en el tiempo, olorosas en la página, sembrando, abarcandoel ritmo, palabras que se mecen, las líneas tiemblan, te leo, te recreo, Paz de los tiempos, Paz de las ilusiones, de los laberintos, de los primeros de enero, era tiempo de que el árbol creciera hacia adentro, Paz de todos los tiempos, donde las palabras saltan como caballos desbocados, donde se adelantan a la noche, a los pasos húmedos del otoño. La palabra, la palabra, Paz de los amaneceres, Paz de la noche de los tiempos, eterno. Crepitación y jadeo de la tierra, no hay centro, no hay eje, sólo paz, sólo Paz, sólo tiempo, en el laberinto eterno, oculto, inmóvil, intocable. La poesía como la historia, se hace; la poesía como la verdad, se ve; la poesía es necesaria como el aire que respiro, como el aire que respiro, como el aire que respiro. Abarcar otro, al uno, y uno al otro, Paz de los tiempos, Paz eterno. La negra marea de sílabas cubre el papel y entierra sus raíces de tinta en el subsuelo del lenguaje, Paz renaces, Paz respiras, saltas a la noche desde el tintero. |
