Dossier Octavio Paz / Marzo - abril 2014


Un género anfibio: el poema en prosa en Octavio Paz


Por Armando Oviedo

 

La obra completa de Octavio Paz (1914-1998) está signada sin lugar a dudas por la poesía. Si nos detenemos en su prosa y en sus versos distinguiremos a simple vista la diferencia, mas si nos acercamos con detenimiento veremos que el contenido es poético por excelencia.

Encontraremos en su obra desde comentarios coyunturales e históricos, hasta los ensayos sobre arte y política o sobre literatura y escritores. En esos textos, después hechos libro, surge una luz que transgrede la prosa misma y vislumbramos un más allá, como en todo poema, que rebasa el simple comentario. Los versos tienen esta cualidad o a eso aspiran, más allá del ritmo y la rima, quieren tener poesía. Se mantiene el atisbo de eso que Paz llamó “la otra orilla”. Desde ese lindero, la obra de Paz se antoja artística, poética, porque propone una visión, una crítica, una interrogación. 

Es por eso que considero a Octavio Paz un poeta, un escritor crítico que proponía en cada texto donde se aventuraba; lo mismo en la prosa que en el verso, haciéndolo un hombre coherente y un poeta de tiempo completo, en sus versos y en sus ideas.

El libro que marca esa ruta del poema en prosa es ¿Águila o sol? (1950). En este libro, lleno de imaginación y contundencia, descubrí la poesía desde la prosa, un estilo poético moderno que me llevó a perseguir hasta sus orígenes en Aloysius Bertrand, y a mí mismo a practicar este género anfibio que me reconciliaba con el cuento corto y el poema intenso.

Fue así como una ventana literaria se abría trayendo un viento fresco a la forma diletante de mi aprendizaje en la lectura sin género, sin Rimbaud ni Baudelaire que me lo enseñaran.

La persecución poética de Octavio Paz no se circunscribió al poema en prosa, como sí lo fue por ejemplo en poetas como José Antonio Ramos Sucre. La poesía crítica de Paz tenía otras vertientes y otras búsquedas, tal es el caso de el poema largo –“Piedra de sol” es un monumento de palabras, una arquitectura verbal perfecta— o los libros-objeto, o la experimentación verbal e ideogramática o el poema a tres voces. 

Después de ¿Águila o sol? y con una breve escala en el poema dramático La hija de Rapaccini (1956), que es una adaptación de un cuento de Nathaniel Hawthorne, Paz volverá con ese monumento al poema en prosa, poema de largo aliento y prosa intensa, con fotos y señales llamado El mono gramático “narración mágica… desbordamiento sensual” –dirá Jorge Rodríguez Padrón—de la palabra que “mana toda la noche profecías”.