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 Viento entero (edición facismilar)
Octavio Paz
Conaculta,
México, 2014.

Por Jorge Aguilar Mora
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No. 68 / Abril 2014



La edición facsimilar de Viento entero (1965) de Octavio Paz, con cuatro adendas, es una aparición que provoca el inmediato agradecimiento. El poema es una de las manifestaciones más acabadas de un poeta que pareció encontrar su verdadera voz en el asunción de los secretos de la vanguardia, renovados a mediados del siglo XX. El verso libre en su mejor autonomía, las imágenes fulgurantes en armonía con sus conceptos más precisos, y el ritmo con una identidad y una autoridad irresistibles. Doble ritmo: la complicidad de las palabras en su encarnación significante y – como el mismo Paz lo llama- el “contrapunto” entre el espacio y el tiempo.

Un agregado es precioso en su sentido más banal y económico del término: la “nota general” que escribió Paz sobre el poema. Se trata de una traducción en lista de las imágenes de Viento entero: “una sucesión de paisajes, situaciones y momentos – a la manera de un “renga”- (sucesión de hai-kus) japonés. El ritmo general: el espacio se mueve, cambia; el tiempo es idéntico a sí mismo siempre: este es, diría, el ´contrapunto´o ritmo básico del poema”.

En relación con este ritmo básico, “Una nota sobre ´Nota general´” del traductor de Paz, Eliot Weinberger hace un comentario que puede conducir a una interrogación global del poema. Weinberger señala que él nunca ha traducido Viento entero “por la sencilla razón de que me encantó la versión de Paul Blackburn y no me pareció que yo pudiera mejorarla.” Weinberger ha ido a la correspondencia entre Paz y Blackburn para satisfacer su curiosidad sobre la traducción del verso – y “tema” recurrente: El presente perpetuo. Ahí encontró que la traducción The present is motionless había sido una sugerencia del propio poeta. Originalmente, Blackburn había trducido: The present is endless, pero la idea de Paz era que “perpetuo” indicaba “permanencia, fijeza”. El “contrapunto” era, pues, entre “el espacio en movimiento y la inmovilidad del tiempo”.

La interrogación global del poema sería: ¿cómo se manfiesta el contrapunteo de esos dos conceptos que, ya en sí mismos, parecen tener una contradicción interna?

La “nota general” de Paz es un metatexto: reafirma la intención del poema, pero no explica: “La novena /estrofa/ es una visión de mi infancia, el sueño de amor infantil, que resume los dos temas del poema: la mujer como unión de agua y fuego y la continua relación entre los espacios que se mueven y el tiempo fijo”.

Un principio de respuesta sería que los dos ritmos del poema permiten la coexistencia de esa paradoja del tiempo fijo y del espacio en movimiento. Pero un ritmo es puramente conceptual y el otro es puramente significante. Con el primero mantenemos la oposición de dos conceptos contradictorios; con el otro, entramos en la materia misma del poema a través de las aliteraciones, de la diversidad en la acentuación, de los diferentes niveles de “realidad” en cada estrofa y lo que propiamente se podría llamar las metáforas de la fusión. Quizás era inevitable: el contrapunto conceptual no tiene otra forma de expresarse que a través de imágenes fundidas o productos de fusión.

En un hermoso ensayo de Conrado Tostado, “Jardines para ´Viento entero´”, se ofrece un panorama biográfico, poético y conceptual de Paz en los años de su estancia en la India, cuando conoció a su segunda esposa y cuando escribió el poema. En una de las reflexiones sobre las ideas que pudieron influir en Paz se establece una línea genealógica muy curiosa, y pertinente: “De pronto, surge una desconcertante pregunta: ¿la búsqueda de una fuente poética pura, que el surrealismo emprendió en el inconsciente, tiene alguna sutil, oculta conexión con el pensamiento de la India, en especial con la idea de Moksha, liberación, y con ciertos caminos, como el tantrismo, para alcanzarla? Los surrealistas retomaron a Dadá y a Freud. Freud, a su vez, retomó ciertos putnos de vista de Schopenhauer en su descubrimiento del inconsciente. Y Schopenhauer abrevó del pensamiento indio. Al viajar física e intelectualmente a la India, Paz remontó el curso de estas influencias sucesivas”.

Tal vez Octavio Paz descubrió, como dice Tostado, la fuente poética pura en la India; pero su concepto del “presente perpetuo” y del “espacio en movimiento” los traía ya sin duda de otras fuentes: el contraste entre ambos conceptos procede del más riguroso idealismo racionalista, el del filósofo de Könisberg, Kant. Y tal vez sea la diferencia en las fuentes lo que vuelve el ritmo del poema un poco accidentado. El contrapunto de los conceptos – espacio, tiempo -, no armoniza con el otro ritmo, el de los significantes y la fusión de las metáforas. Esa será la búsqueda de Paz en los siguientes libros de poemas: ¿cómo armonizar su particular modo de conceptualizar con su nuevo idioma metafórico? Sus intentos y sus experimentos lo desconcertaron. Todavía en Pasado en claro no encontraba el debido contrapunteo entre sus ideas y su aguda y deslumbrante percepción sensorial. Fue en su último libro donde finalmente encontró la reconciliación: Arbol adentro… no estaba muy lejos, estaba en él mismo.