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No. 68 / Abril 2014




Fighting Club de Poesía
en el Colegio Madrid

Por Eva Castañeda Barrera


fighting-club-68.jpg¿Desde dónde y cómo escribe poesía un adolescente? Lo hace desde su aquí y ahora, con las palabras que le sirven para significar su mundo y al mundo. Los temas van por distintas rutas y derroteros: el amor, la vida, el medio ambiente, la felicidad, la tristeza. Escribe poesía para revelar y revelarse.

El Fighting Club es una contienda poética que se libra en un ring. Los poetas cambian los guantes por poemas y se enfrentan con las palabras. Esto cobra mayor significación si lo anterior, se lleva a cabo en la escuela, un espacio que de manera tradicional ha revisado lo poético como se abordan otros temas del programa educativo. Abordaje que, en la mayoría de los casos, suele tornarse poco significativo para los alumnos.

Frente a este panorama, El Colegio Madrid, propone El Fighting Club como un espacio en el que los alumnos resignifican el sentido de lo poético mediante una apropiación muy personal. La poesía no es ya algo lejano, abstracto o aburrido.

Presentamos a continuación los dos poemas ganadores del Fighting Club. El primer lugar corresponde a Emiliano Peña de segundo grado de secundaria. El segundo lugar es de Diego Freeman de primer grado de secundaria.



Emiliano Peña
(Ciudad de México, 2000)

Primer Lugar
Segundo de secundaria


El poeta

Prendo una vela que consume tus palabras,
miradas que se gritan en silencio,
caricias que se queman en mi verso,
recuerdo de la esencia de tus manos.

Quema el poeta tu palabra,
busca en cada verso aquella coma,
se esconde entre tus labios,
baja párrafo por párrafo.

Bajan tus manos ciegas,
acompañan mis caricias sordas,
para eso sirve nuestro odio,
nos odiamos por querernos poco a copo.

Envidia de tus ojos como mentiras,
mentiras verdaderas, llenas de fe,
mientras celosa que caminan,
mientras que lloran.

Desliza tu mirada sobre el horizonte,
lleno de moda, un vacío repleto,
tú eres mi horizonte,
mis palabras susurrantes.

Apago la vela que consume tus palabras,
nuestros dedos se encuentran a oscuras,
llenos de lágrimas de mundo,
de sonrisas que son estrellas.

Estrellas que nos guían la mirada,
miramos con el corazón nuestra palabra,
ahora el poeta duerme,
descansa en el papel su propia voz.

Tinta de secretos nocturnos,
somos un misterio revelado,
somos la voz del poeta mudo,
y la luz del mundo.

Tu boca dibuja mis latidos,
somos tinta negra esta noche,
las espinas de las rosas nos unen
somos y seremos un solo frío.

Prendes tú la vela de mis versos,
se quema la voz,
con rubíes quemas mis letras,
con letras prendo yo tu corazón.

Palabra por palabra tú te alejas,
te vas del tiempo,
te vas de la luz,
me pierdes en tu sol.

Segundo por minuto el sol se aleja,
mañanas de luna,
noches sin fondo
se quema nuestra noche.

Cada paso yo me alejo,
me voy de tu presente,
dejaré solo un instante,
encendido por nuestro pretérito.

Y cada instante pierdo tu aroma,
Te pierdo a ti, a mí,
Nos pierdo a ambos,
Solloza nuestra noche.

Cenizas de estrella quedan,
Humo de recuerdos,
Quedan palabras muertas,
Carbón es nuestro marfil, que era.

Pídele al poeta que despierte,
Que escriba sus lágrimas,
Llegarán como viento las ideas,
Llegarán como pájaros las letras.

Nos escribirán de nuevo,
Y a nuestra noche, y a nuestro fuego,
Te alejarás, me alejaré,
Y moriremos de nuevo.



Diego Freeman
(Ciudad de México, 2001)

Segudo Lugar
Primero de secundaria


Sigo por el camino del recuerdo,
Alimentando al fruto y derramando luz
Sombra azul del pasado
Qué hermosa brisa la de tus suspiros

Y por cada estrella conjugada en mis ojos
Con las manecillas liberadas
Buscando respuestas a un destino
Que las tiene pero insistimos en no verlas

Ríos de remordimientos vacíos
Recordar no es vivir, es tratar de no sentir lo vivido
El tibio cuello erguido sobre la perspectiva
En lucidez de lunas e inmensidad de truenos.

Mi mano rastreadora y el tímido gemido
Amor de nostalgias, rosa en la escarcha, letargo de las piedras.
Con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después

Solamente
Con un mundo perfecto,
Y creyendo que la realidad
Se mantiene en un margen raro e indivisible.

De qué me despojo ya
Si lo he consumido todo
Cada lágrima, cada deseo reprimido
Que fue cosechado lo que había sembrado

Sí, soy culpable de haber amado
Entre la luz y la obscuridad
Plasmadas en todas las fogatas
Chispas de estallidos de felicidad

Transfigurado el creador inagotable
Entre el conocimiento, la tolerancia y la admiración
Solo la conexión inexplicable
Envuelta en esa energía llamada amor.